viernes, 27 de mayo de 2016
¡¡¡¡LA VIVENCIA COMUNITARIA, TIPS PARA NUESTRA REALIDAD !!!!
“La vivencia
comunitaria, un compartir inclusivo desde nuestra propia realidad”
Es un afán de la
Iglesia universal el ofrecer comunidades cristianas altamente
solidarias en donde todos sean acogidos fraternalmente y se sientan valorados,
visibles y eclesialmente incluidos. Es un deber de cada territorio el tener una
Iglesia donde todos puedan sentirse miembros de la comunidad y corresponsables
de su desarrollo, lo que resultará en mayor compromiso y entrega en y por la
Iglesia misma.
La forma en como
Don Orione organizó su Congregación, sus deberes y posición frente al
mundo, son un ejemplo claro de la Caridad que guió sus pasos y su enorme visión
de los acontecimientos que rodeaban el desarrollo de la fe en el mundo. El lema
Instaurare Omnia in Christo, motor de la Obra, refleja su deseo de prosperar
teniendo siempre presente el ejemplo del Señor. La inclusión de las personas
(laicos) sin distinción de raza o condición social nos pone frente a una
realidad sin par, los laicos
“corresponsables” de la Obra de la Divina Providencia. Don Orione se dirige a sus
comunidades religiosas en muchas ocasiones. Es el Padre fiel que cuida de sus
Hijos, que escucha y entrega el buen consejo, atento y cuidadoso; pero es
también el Padre impetuoso que corrige y señala el camino de su naciente obra:
“El paraíso no es de los perezosos; es de quienes rezan, de quienes viven en
humildad y caridad”. Nos alienta, además, a vivir y desarrollar permanentemente
la unidad como modo de aumentar el amor entre los hermanos, que es vínculo del
amor de Dios. La vivencia comunitaria aumenta nuestra fuerza espiritual y forma
en Jesucristo un solo corazón y una sola alma.
“Desde el 8 de septiembre predico en portugués; ayer domingo, prediqué
varias veces; celebré dos Misas, una aquí y otra a 16 Km. de aquí, en un pueblo
donde no hay sacerdote. El que era párroco ahora es ya de edad y fue a Río por
un tratamiento y no volverá. Estaba toda
la gente esperándome y cuando me vieron aparecer, empezaron a agitar los
pañuelos de la alegría. ¡Pobre gente! Estaban esperando toda la mañana. La
iglesia es una desolación; me dieron ganas de llorar y sobre el altar juré una
vez más al Señor ser un buen sacerdote, viendo la fe grande de ese pueblo
abandonado. La iglesia estaba llena; cantaron, y yo, al oír esos cantos lloré
de amor a Dios y a las almas al ver ese pueblo sin sacerdotes que bautizara a
sus niños, que consolara a sus enfermos, que bendijera la tumba de sus muertos.
Expliqué el Evangelio, bauticé, hice las proclamas matrimoniales, estuve con
sus niños, visité a sus enfermos. (...) Queridos hijos míos, aquí, la mies de
espigas doradas abunda cada día más y el campo del trabajo, el campo de la
caridad, de las almas, se amplía, pero los brazos son pocos. Apuraos a
formaros, apuraos a crecer, venid pronto. Necesito nuevos refuerzos, además de
los cuatro que ya pedí a Don Sterpi; necesito al menos dos buenos sacerdotes
más para San Pablo y otros dos clérigos ya aptos y seguros. Pido a la Virgen
que los mande, pero que sean buenos, piadosos, trabajadores, sacrificados.El
Padre Fundador me llena de su fe y me pregunto al igual que Don Orione: ¿Querré
ser débil y estar separado de Cristo, por no estar unido santa e íntimamente
por la caridad a mis hermanos? ¿Seré capaz de ayudar a construir en nombre del
Señor una comunidad buena y fuerte donde reine la dulce concordia de los
corazones y la paz, tal como lo pide el Padre Fundador.
El Santo Padre
Francisco nos invita a cultivar cada día la Caridad en nuestro entorno y así
favorecer la inclusión de todos quienes buscan la Palabra del Señor y hacen de
ella el centro de sus vidas. “Como elegidos de Dios, pueblo suyo y amados por
él, revístanse de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de
mansedumbre y de paciencia. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando alguno
tenga motivos de queja contra otro. Del mismo modo que el Señor les perdonó,
perdónense también ustedes. Y por encima de todo, revístanse del amor que es el
vínculo de la perfección.
Fuente :fichas formación MLO, ( a cargo de Chile) N° 2 (estrofas)
EL PAPA RECIBE AL NUEVO CONSEJO GENERAL
El Papa Francisco recibió esta mañana a los participantes en el Capítulo General de la Pequeña Obra de la Divina Providencia y los a llamó salir y llevar el perfume de la caridad de Cristo a todos lados.
Sigan siendo «curas que corren» para servir a Cristo en los pobres y marginados, siempre atentos para que la fe no se vuelva ideología, ni la caridad filantropía. Exhortación, aliento y gratitud del Papa Francisco, con su cordial bienvenida a los participantes en el Capítulo General de La Pequeña Obra de la Divina Providencia, Congregación fundada por San Luis Orione, encabezados por el nuevo Superior General, Don Tarcisio Vieira.
«Siervos de Cristo y de los pobres», fidelidad y profecía en diálogo con las periferias de la pobreza y de la nueva evangelización, con el tema sobre el que han reflexionado en días pasados, el Obispo de Roma hizo hincapié en las dos dimensiones de la vida personal y apostólica, que deben estar siempre unidas:
«Están llamados y consagrados por Dios para permanecer con Jesús y servirlo en los pobres y en los excluidos de la sociedad. En ellos, ustedes tocan y sirven la carne de Cristo y crecen en la unión con Él, vigilando siempre para que la fe no se vuelva una ideología y la caridad no se reduzca a filantropía. Y que la Iglesia no acabe siendo una ONG.
«El ser siervos de Cristo cualifica todo lo que son y hacen, garantiza su eficacia apostólica, hace fecundo su servicio. Don Orione les recomendaba «buscar y curar las llagas del pueblo, curar sus enfermedades, salir a su encuentro en lo moral y en lo material: de este modo su acción no será sólo eficaz, sino profundamente cristiana y salvadora» (Escritos 61,114). ¡Los aliento a seguir estas indicaciones, más verdaderas que nunca! En efecto, de este modo no sólo imitarán a Jesús Buen Samaritano, sino que ofrecerán a la gente la alegría de encontrar a Jesús y la salvación que Él brinda a todos».
En efecto, «quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría», señaló el Papa, con su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (1). Y reiterando que el anuncio del Evangelio, en especial en nuestros días requiere tanto amor al Señor, unido a una especial iniciativa, evocó al Fundador y a los «curas que corren», renovó su exhortación a «salir» llevando la misericordia de Dios, sin perder de vista su pertenencia a la Iglesia y a su comunidad:
«Con Don Orione, yo también los exhorto a no permanecer encerrados en sus ambientes, a ‘salir’. Hay tanta necesidad de sacerdotes y religiosos que no se detengan sólo en las instituciones de caridad – aun tan necesarias – sino que sepan ir más allá, para llevar a todos los ambientes, también lejanos, el perfume de la caridad de Cristo. Nunca pierdan de vista su pertenencia a la Iglesia y a su comunidad religiosa, su corazón tiene que estar donde está su ‘cenáculo’, pero luego hay que salir para llevar la misericordia de Dios a todos, sin distinción».
Sin olvidar la importancia de la adhesión personal a Cristo, de la formación espiritual, de los jóvenes y de las vocaciones, el Papa Francisco, encomendó a toda la Congregación a la maternal protección de la Virgen María, «Madre de la Divina Providencia». Renovó su ruego de rezar por él y su servicio a la Iglesia y les dio su Bendición Apostólica, abrazando también a todos los que comparten el carisma de la familia orionita.
INFO: es.radiovaticana.va
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