Como María
Cuando se concluye una
reflexión sobre cosas de la fe, sobre la vida cristiana, es casi instintivo
repensar todo mirando a María, y darse cuenta -si no se ha caído en algún
racionalismo gratuito o en un sentimentalismo superficial- que "en María
ha sucedido así".
En la experiencia de humildad
de hijo, que "hace la voluntad del Padre" y que por amor sirve a los
hermanos también se reconoce la impronta mariana más profunda de la vida de Don
Orione.
Don Orione vivió de María
-contemplativa y activa por excelencia- la actitud espiritual fundamental:
"Soy la servidora del Señor: se cumpla en mí según tu palabra" (Lc.
1,38).
María es la creatura más
humilde y la más abandonadamente activa en las manos de la Divina Providencia.
La tácita respuesta al ángel cuando se limitó a decirle "fiat secundum
verbum tuum" manifestaba la experiencia religiosa del pueblo de Israel
vuelta a lo esencial: la obediencia a Dios y el amor al prójimo. Al "fiat
mihi" de María corresponde el "fiat voluntas tua" de Jesús, y
aquél de cada cristiano que, con la oración y la vida se dirige al "Padre
Nuestro".
"¡Fiat! Es una pequeña
palabra, dulce refugio levantado por el buen Dios en medio de este desierto tan
árido y difícil de atravesar que se llama vida. ¡Fiat! Esta palabra no puede
decirse más que a Tí, oh mi Dios, porque sólo a Tí podemos plenamente
confiarnos, dedicarnos, abandonarnos enteramente". (108)
Como María, Don Orione no ve
otra cosa, no quiere otra cosa: ¡servir, amar, hacer la voluntad de Dios!
"Ya otras veces les he
dicho -hablaba a sus clérigos- que para amar verdaderamente al Señor, a la
Virgen, a las cosas santas, a la Iglesia, es necesario hacerse casi una
fijación... ¿Saben qué significa estar fijo en una cosa? Quiere decir no ver
otra cosa, no amar otra cosa, no querer otra cosa que aquélla...
Nosotros debemos estar
centrados únicamente en aquello que mira al amor y la gloria de Dios y de la
Virgen Santísima y a la salvación de las almas... ¿Cuál era la actitud de la
Virgen hacia Jesús? Ustedes lo saben: ¡no vivía más que para él! No hablaba
sino de Él y para Él, sufría y rogaba con gusto por Él; diría, pensaba aquello
que pensaba Jesús -si le hubiese sido posible- su amor deseaba tanto estar
cercano en sentimientos, pensamientos y afectos a los de Jesús... vivir al
unísono, en todo, con Jesús". (109)
Ésta es la unificación
interior de acción y contemplación en Don Orione
Fuente:
http://www.messaggidonorione.it/
No hay comentarios:
Publicar un comentario