se acercaba al oratorio para hacer una genuflexión, acompañada de una jaculatoria, una comunión espiritual o un acto de adoración
en la soledad de muchas noches, y durante
tantas horas del día, podía rezar y trabajar frente a Nuestro Señor.
se recogía en oración unos instantes y
renovaba su ardiente deseo de hacerle compañía en todos los Tabernáculos del
mundo
se acercaba al oratorio para hacer una
genuflexión, acompañada de una jaculatoria, una comunión espiritual o un acto
de adoración
Recomendaba a los sacerdotes que hicieran
mucha compañía al Santísimo Sacramento. Quería que aumentase en todos esa
piedad eucarística
Si estáis pendientes del Señor, y la gente
conoce vuestro amor, os preguntará los motivos; y podéis hablar entonces de ese
enamoramiento que os tiene que llenar toda la vida
te doy gracias, Dios mío, porque desde
joven me has hecho entrever la maravilla del Amor de este misterio de la
Eucaristía.
descuido o ligereza en esos actos
litúrgicos
su alma eucarística reflejaba también la
hondura de su piedad litúrgica.
Quería que en las acciones litúrgicas se
fomentase una piedad honda y doctrinal,
Quien posee una alma eucarística no es del
mundo, es de Dios
Permanece en estado de gracia siempre, y
esto le impulsa a buscar contínuamente cumplir con los deseos del Señor
presente en la Eucaristía
con
potente impulso es lanzado a proclamar la gloria del Señor por el mundo.
Cercanía que hace brotar espontáneamente la
alabanza desinteresada del adorador para dar gracias por el don recibido y que
también suscita abundantes sentimientos de amor hacia Aquel que infinitamente
nos ama
Quien tiene alma eucarística, en su
adoración y oracion ante la presencia del Señor en la Eucaristía experimenta la
exigencia del silencio y la contemplación. Llega un momento en que las palabras
sobran y solo se da una presencia de dos que se aman –
Quien tiene un alma eucarística, después de
asombrarse por el misterio amoroso de Cristo Sacramentado, se siente pobre y
humilde. Primero se siente atraído por la inmensidad y grandeza del Misterio
Eucarístico y después experimenta su pequeñez e impotencia porque
verdaderamente la grandeza de Dios es impresionante.
- Quien posee un alma eucarística sabe que
el Señor de la Eucaristía es el Resucitado que sigue viviente entre nosotros,
para darnos su propia Vida para alimentar nuestra vida y darnos aliento para
llevarlo a los demás en un dinamismo evangelizador, para anunciarlo a tiempo y
a destiempo entre los demás hombres y mujeres que aún no han descubierto su
presencia amorosa en la Eucaristía, como fundamento de la nueva Civilización
del Amor.
se encuentra totalmente la Divina Persona
del Señor Jesús, con toda su divinidad, con todo su poder y toda su gloria,
Alma.
eucarística. y. mariana. La verdadera devoción, según S. Francisco de Sales,
«es fuego en invierno y rocío en verano; sabe vivir en la abundancia y sufrir
en la pobreza; hace útiles las honras y los menosprecios, acepta el placer y el
La Eucaristía nos da la gracia en el sentido de que la aumenta, porque es el alimento del alma. Así como, para conservarse vivos y para crecer, es necesario comer, del mismo modo, para conservar la vida de la gracia y para crecer en ella, ...
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