miércoles, 22 de noviembre de 2017

¡ ALMAS, ALMAS !



En los apuntes de la primavera de 1939, Don Orione se muestra él mismo, su fe, y su visión de la vida, su carisma y su proyecto. Aquellos apuntes estuvieron separados. Ahora podemos leerlos juntos y de modo consecutivo.

“¡ALMAS, ALMAS!”:
Historia de un texto significativo de Don Orione.
Flavio Peloso

Probablemente sea el texto más citado de Don Orione. La larga letanía de Almas, que “Cristo a todas quiere salvar” y por las que Don Orione pide “ponme, Señor en la boca del infierno, para que yo, por tu misericordia, lo cierre”, impresionó a muchos. Son páginas de alta mística y de un lirismo vibrante. Aquí están las líneas esenciales de un programa apostólico que tiene la sencillez y la practicidad evangélicas. Son las palabras con que Don Orione, al cerrarse ya su vida terrena, se muestra a sí mismo, su carisma, su antropología religiosa.
El texto de Don Orione conocido con el título de “¡Almas, almas!” está comúnmente combinado con otro texto, también muy conocido, definido como “Appunti de 1939”. Los dos textos fueron archivados uno detrás de otro entre los Scritti di Don Orione, en el volumen 57: en las páginas 103 – 104 el primero y en las páginas 104 b-d el segundo. En el Archivo Don Orione se ha conservado el autógrafo del texto mismo ¡Almas, almas! en cuatro páginas de 28 x 17 cm, mientras que sólo tenemos la fotocopia de los Appunti de 1939, que ocupan seis páginas. Estos dos textos están considerados como dos partes unidas entre ellas por el género literario "notas autobiográficas" y por la referencia fechada de la primavera de 1939.

¿Cuál es la historia de estas bellas páginas, justamente famosas, de Don Orione?

El primero en ocuparse de estas páginas fue Don Giuseppe De Luca ([1]) che pudo tenerlas entre las manos, dadas por “un amigo que prefiere permanecer desconocido”. ([2]) Se trata, escribe De Luca, de “una hoja ‘in ottavo’, escrito por las cuatro caras, a página llena, tumultuosamente, con uso de sumarios, descuidos evidentes, algunas tachaduras y añadidos en las interlíneas. Cuál era la pretensión de Don Orione, yo no lo sé, ni lo sabe el amigo o al menos no me lo ha dicho. Un borrador de un discurso no parece; y esa fecha entre paréntesis hace pensar en una anotación íntima. Que sea un escrito para otros, no parece claro tampoco: tantas confidencias de sí mismo no las habría hecho. Creemos que estas cuatro páginas sean el residuo sobre papel de una hora de oración; el intento de salvar, con tinta y sombra, un recuerdo de afectos, un pasaje de luz, una señal de momentos llenos que explotan en el silencio y dejados caer quietamente, como cae una tarde entre los árboles en el campo”. De Luca presentó de este modo el texto orionista en su artículo. Una página reveladora publicada en la importante revista "Nuova Antologia" del 1° de marzo de 1943. ([3])
Don De Luca, por tanto, pudo ver y leer sólo el texto “¡Almas, almas!”, el que en la recogida de los escritos de Don Orione corresponde al volumen 57, 103 – 104.
¿Por qué se pensó que los Appunti de 1939 eran una segunda parte?
Probablemente porque en la página 3 de ¡Almas, almas!, aparece la fecha “25.2.1939” después de la frase “Escribiré mi vida con lágrimas y con sangre”. El texto que sigue a esa fecha seguramente fue escrito en un tiempo sucesivo, y por tanto en la primavera de 1939; resulta muy parecido al autógrafo de los Appunti de 1939, que Don De Luca no conocía y del que habla sin embargo Don Giuseppe Zambarbieri.
Don Giuseppe Zambarbieri, ([4]) que fue secretario personal de Don Orione y después superior general desde 1963 a 1975, escribe: “Estas páginas de Don Orione donde el Siervo de Dios había dejado algunos pensamientos tal vez después de horas de oración, habían quedado por largo tiempo, desde la primavera del 39, en su mesa de trabajo en la Casa Madre de Tortona. Recogidas por quien tenía el encargo de reordenar las cartas del venerable fundador [es decir, él mismo] fueron después dadas al arcipreste de Borzonasca, Don Ángel Zambarbieri, que las custodió celosamente, inspirado por esas enseñanzas en su servicio parroquial y episcopal. Vienen ahora a ser reproducidos por primera vez, los originales autógrafos, (con el texto frontal para facilitar la lectura) y presentados en el centenario de su nacimiento, como un «mensaje» de Don Orione a los sacerdotes de hoy y de siempre”. ([5])
Resulta evidente que Don Giuseppe Zambarbieri dio al hermano Don Angelo sólo la segunda parte de los folios sin la primera de ¡Almas, almas!, o porque no creyó oportuno dársela, siendo esta parte muy preciosa, o más probablemente, porque no la tenía y estaba en manos de algún otro. Por esta razón pudo ser dejado para que lo viera el “escrito sobre las cuatro caras” a Don De Luca, en 1943, por “un amigo que quiere permanecer en el anonimato”.
Esas páginas siguieron separadas. Se las encontró juntas en el Archivo Don Orione, cuando Don Giuseppe Zambarbieri, habiendo muerto Ángel, su hermano obispo, el 15 de agosto de 1970, quiso recuperar aquel precioso folio o al menos lo hizo fotografiar para ponerlo a disposición de todos. Una ocasión para conocerlo dignamente se presentó en 1972, año centenario del nacimiento de Don Orione. Aquel año, Don Zambarbieri difundió un fascículo editado de 16 páginas, con el título “Servir en los hombres al Hijo del Hombre” publicando los autógrafos de las páginas llamadas Appunti del 1939, con la colocación en el archivo 57, 104 b-d. ([6]) En el fascículo aparece el texto del autógrafo en una página y en la página de al lado la transcripción dactilográfica. ([7])
Surge la pregunta lógica de por qué no publicó también las páginas del ¡Almas, Almas! (57, 103-104). ¿No las tenía?, ¿No las encontró?
Don Giuseppe Zambarbieri estaba encantado con los Appunti de 1939 de Don Orione que definió como “de rara belleza”. En aquel mismo año 1972, además de publicar aquellos autógrafos, pidió a Fray Filiberto Guala ([8]) un comentario a los famosos Appunti de 1939 para un cuaderno de los Messaggi de Don Orione, el n.10, escribiéndole: “El texto fue recogido por mí en la primavera de 1939. Don Orione había sacado fuera tal vez los frutos de una meditación, y las hojas habían quedado sobre su escritorio por tiempo. Visto que no le servían y que no los usaba, se los había dado como recuerdo a mi hermano Don Ángel, sabiendo que le hubiese gustado tenerlos y que los custodiaría celosamente”. ([9])
Más tarde, en 1974, Don Giuseppe Zambarbieri pidió también a fray Pío Dante Mogni ([10]) el comentario a una sola de las páginas de los Appunti del 1939, la primera, que dice “Abramos a mucha gente… hasta todo viva y llena de Cristo. Don Mogni hizo de ella una exégesis de gran agudeza y comprensión espiritual. ([11])
De la pequeña investigación sobre la historia de este texto que aquí publicamos, parece oportuno concluir que estamos frente a dos unidades de texto claramente distintas, también físicamente, y unidas por el contenido y la colocación en el Archivo. La primera ¡Almas, almas!, volumen 57, 103-104, “de cuatro páginas”, en 1943 fue vista y descrita por Don Giuseppe De Luca y fue conservada y catalogada en el Archivo. La segunda unidad de texto – Appunti del 1939, volumen 57, 104 b-c – fue recogida de la mesa de Don Orione y dada el original a por Don Giuseppe Zambarbieri a Don Ángel, su hermano obispo; fue publicada y comentada por Don Mogni en 1972; de ella se conserva hasta ahora sólo la fotocopia.
Parece cierto que De Luca no tuvo a la vista la segunda parte y Don Zambarbieri no tenía la primera parte, porque ambos sin duda hubiesen publicado el texto completo.
Frente a un texto tan bello e importante, surge espontánea la consideración de que mientras la devoción indiscreta privatizó los dos textos durante un cierto tiempo, fue después la responsabilidad hacia Don Orione la que nos los hizo accesible a todos.
Y ahora leamos el texto completo.

I.  Scritti di Don Orione, volumen 57, 103-104
¡Almas! ¡Almas!  ([12])
No saber ver ni amar en el mundo más que las almas de nuestros hermanos.
Almas de pequeños,
almas de pobres,
almas de pecadores,
almas de justos,
almas de extraviados,
almas de penitentes,
almas de rebeldes a la voluntad de Dios,
almas de rebeldes a la S. Iglesia de Cristo,
almas de hijos degenerados,
almas de sacerdotes malvados y pérfidos,
almas sometidas al dolor,
almas blancas como palomas,
almas simples, puras, angélicas de vírgenes,
almas caídas en las tinieblas de la sensualidad
y en la baja bestialidad de la carne,
almas orgullosas en el mal,
almas ávidas de poder y de oro,
almas llenas de sí, que sólo se ven ellas, almas descarriadas que buscan un camino,
almas dolientes que buscan un refugio o una palabra piadosa,
almas gritando en la desesperación de la condena
o almas embriagadas por las cicatrices de la verdad vivida:
todas son amadas por Cristo,
por todas Cristo murió,
a todas Cristo quiere salvar
entre sus brazos y sobre su Corazón traspasado. ([13])
Nuestra vida y toda la Congregación deben ser un cántico y juntos un holocausto de fraternidad universal en Cristo.
Ver y sentir a Cristo en el hombre.
Debemos tener en nosotros la música profundísima y altísima de la caridad.
Para nosotros el punto central del universo es la Iglesia de Cristo, y la pieza central del drama cristiano, el alma.
Yo sólo siento una infinita y divina sinfonía de espíritus, palpitantes en torno a la Cruz. Y la Cruz destila para nosotros, gota a gota a través de los siglos, la sangre divina esparcida para cada alma humana.
Desde la Cruz Cristo grita: ¡Sitio! Terrible grito de un ardor que no es de la carne, sino un grito de sed de almas, y es por esta sed de nuestras almas por las que Cristo muere.
Yo sólo veo un cielo, un cielo verdaderamente divino, porque es el cielo de la Salvación y de la paz verdadera: Yo sólo veo un reino de Dios, el reino de la caridad y del perdón, donde toda la multitud de la gente es heredad de Cristo y del Reino de Cristo.
La perfecta alegría no puede estar más que en la perfecta entrega de sí a Dios y a los hombres, a todos los nombres, a los más míseros como a los más deformes física y moralmente, a los más alejados, a los más culpables, a los más adversos.
Ponme oh Señor, sobre la boca del infierno para que yo, por tu misericordia, lo cierre. Que mi secreto martirio para la salvación de las almas, de todas las almas, sea mi paraíso y mi suprema beatitud.
Amor de las almas, ¡Almas, almas! Escribiré mi vida con lágrimas y sangre.
(25/2 939) ([14])
Que la injusticia de los hombres no debilite nuestra plena confianza en la bondad de Dios.
Estoy alimentado y guiado por el soplo de una esperanza inmortal y renovadora.
La caridad nuestra es un dulcísimo y loco amor de Dios y de los hombres que no es terreno.
La caridad de Cristo es tan dulce y tan inefable que el corazón ni siquiera lo puede pensar ni decir, ni el ojo ver, ni la oreja oír.
Palabras siempre encendidas.
Sufrir, callar, rezar, amar, crucificarse y adorar.
Luz y paz en el corazón.
Subiré por mi Calvario como manso cordero.
Apostolado y martirio: martirio y apostolado.
Nuestras almas y nuestras palabras deben ser blancas, castas, casi infantiles, y deben llevar a todos un soplo de fe, de bondad, de un bienestar que eleve al cielo.
Tengamos firme la mirada y el corazón en la divina bondad.
¡Edificar a Cristo, siempre edificar! «Petra autem est Christus».

II. Scritti di Don Orione, volumen 57, 104 b-d
Abramos a mucha gente un mundo nuevo y divino, pleguémonos con caritativa dulzura a la comprensión de los pequeños, de los pobres, de los humildes.
Nuestra Italia que ha tenido a los más grandes poetas de Dios y un arte católico altísimo desde Dante a Michelangelo y de Michelangelo a Manzoni.
Son laicos en la poesía italiana los más grandes glorificadores de la Iglesia, desde el Autor del Canto de Hermano Sol al Autor de los Himnos sagrados.
Queramos estar ardientes de fe y de caridad.
Queramos ser santos vivos para los demás y muertos para nosotros.
Cada palabra debe ser un soplo de cielo abierto: todos deben sentir la llama que arde en nuestro corazón y la luz del incendio interior y encontrar a Dios y a Cristo.
Nuestra devoción no debe dejar a nadie frío y aburrido porque debe estar ser de verdad viva y llena de Cristo.
Seguir los pasos de Jesús hasta el Calvario, y después subir con él a la Cruz o a los pies de la Cruz morir de amor con Él y por Él.
Tener sed de martirio.
Servir en los hombres al Hijo del Hombre.
Para conquistar a Dios y aferrar a los otros, es necesario primero, vivir una vida intensa de Dios en nosotros mismos, tener dentro de nosotros una fe dominante, un ideal grande que sea llama que arda en nosotros y resplandezca; renunciar a nosotros mismos para los otros; quemar nuestra vida en un ideal y en un amor sagrado más fuerte.
Nadie que obedezca a dos patrones – a los sentidos y al espíritu – podrá jamás encontrar el secreto de conquistar las almas.
Debemos pronunciar palabras y crear obras que sobrevivan a nosotros.
Mortificarnos en silencio y en secreto.
Sigue tu propia vocación y mantén la fe en tus votos.
Honrémonos de poder hacer los servicios domésticos más humildes.
Debemos ser santos, pero ser santos de tal modo que nuestra santidad no pertenezca sólo al culto de los fieles, ni esté sólo en la Iglesia, sino que trascienda y vierta en la sociedad tanto esplendor de luz, tanta vida de amor de Dios y a los hombres que seamos más que los santos de la Iglesia los santos del pueblo y de la salud social.
Debemos ser una profundísima vena de espiritualidad mística que invada todos los estratos sociales, espíritus contemplativos y activos, «siervos de Cristo y de los pobres».
No se den a la vanidad de las cartas, no se dejen inflar por las cosas del mundo. Comunicarse con los hermanos sólo para edificarlos, comunicarse con los demás sólo para difundir la bondad del Señor.
- servir a Cristo en los pobres
- amar en todo a Cristo
- renovar a Cristo en nosotros y todo restaurarlo en Cristo
- salvar siempre, salvar a todos, salvar a costa de cualquier sacrificio, con pasión redentora y con holocausto redentor.
Almas grandes y corazones grandes y magnánimos.
Fuertes y libres conciencias cristianas que sientan su misión de verdad, de fe, de altas esperanzas, de amor santo de Dios y de los hombres, y que a la luz de una fe grande, verdaderamente grande, propiamente “de aquella” en la Divina Providencia, caminen sin mancha y sin ningún miedo, per ignem et aquam e incluso entre el fango de tanta hipocresía y de tanta perversidad y disolución.
Llevemos con nosotros y bien dentro de nosotros el divino tesoro de esa Caridad que es Dios, y teniendo que caminar entre la gente, sirvamos de corazón a ese celeste silencio que ningún rumor del mundo puede romper y que es la celda inviolada del humilde conocimiento de nosotros mismos, donde el alma habla con los ángeles y con Cristo Señor.
El tiempo pasado ya no lo tenemos: el tiempo que ha de venir no estamos seguros de tenerlo: por tanto sólo este tiempo presente es lo que tenemos y nada más.
En nuestro entorno no faltarán los escándalos y los falsos pudores de los escribas y fariseos, ni las insinuaciones malévolas, ni las calumnias y persecuciones. Pero, oh hijos míos, no tengamos siquiera  el tiempo de “volver la cabeza para mirar al arado”, es tanta la misión de caridad que nos empuja y que nos reclama, es tanto el amor del prójimo que nos arde, es tan ardiente el fuego de Cristo que nos consume.
Nosotros somos los embriagados de la caridad y los locos de la Cruz de Cristo Crucificado.
Amaestrar sobre todo con una vida humilde, santa, llena de Él, a los pequeños y a los pobres y seguir el camino de Dios.
Vivir en una esfera luminosa, embriagados de luz y del amor divino de Cristo y de los pobres y del rocío celestial, como la alondra que se eleva, cantando al sol.
Que nuestra mesa sea como un antiguo ágape cristiano.
¡Almas, almas! Tener un gran corazón y la divina locura de las almas.



[1] Nacido en Sasso di Catalda (Potenza) el 15 de septiembre de 1898 y muerto en Roma el 19 de marzo de 1962, Don Giuseppe De Luca fue  “un cura romano”, como le gustaba definirse, pero también un fino intelectual relacionado con muchos intelectuales de su tiempo. Fue archivero de la Congregación para las Iglesias Orientales y activo en el movimiento de Acción Católica. Fue un prolífico autor y escritor en prosa; en 1941 fundó la casa editorial "Edizioni di Storia e Letteratura". Protagonista de los sucesos civiles y eclesiásticos de su tiempo, relacionado con personal amistad con el Papa Juan XXIII que dejó el Vaticano para visitarlo en su lecho de muerte.
[2] Este amigo es Don Pietro Stefani que, desde 1943 a 1946, estuvo en el Instituto de la Vía de Sette Sale, a 30 metros de la casa donde vivía Don Giuseppe De Luca, con quien mantenía una amistad con encuentros muy frecuentes, también porque sustituía a Don De Luca en las celebraciones de las Misas en el Hospicio de las “Hermanas de los Pobres”. Él mismo, recordando la amistad con Don De Luca, escribe: “Le regalé un folio de carta con las palabras autógrafas de Don Orione: ¡Almas, almas!  No hizo ningún comentario. Me abrazó conmovido”; ADO L IV, 35.3. Evidentemente, el autógrafo original quedó o retornó al Archivo Don Orione.
[3] El texto de Giuseppe De Luca fue publicado con el título Una página reveladora  en “Nuova Antologia” del 1° de marzo de 1943, p. 13-15; el mismo comentario está publicado en el título Una página reveladora de Don Orione en el Boletín “La Piccola Opera della Divina Provvidenza” de mayo de 1943; fue posteriormente recogido en la antología Scritti a petición, Morcelliana, Brescia, p. 253-257; entró también en el volumen Don Giuseppe De Luca. Elogio de Don Orione con otros escritos y comentarios sobre él. Introducción de Giovanni Marchi con Presentación y Apéndices de Loris Capovilla, Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1999, p.93-97.
[4] Giuseppe Zambarbieri nació en Pecorara (Piacenza) el 26 de noviembre de 1914 y murió en Roma el 15 de enero de 1988. Conoció y siguió a Don Orione siendo aún estudiante; estuvo muy cercano a él con tareas de secretario desde 1938 hasta su muerte. Se ordenó primero sacerdote en 1941, y después religioso, en 1943. Fue director en Novi Ligure y después del Pequeño Cottolengo de Milán. En 1958 fue elegido vicario general de la Congregación y, sucesivamente, Superior General desde 1963 a 1975. Tuvo dos hermanos sacerdotes: Ángel después Obispo de Guastalla (+ 1970), y Alberto orionista (+ 1985). Véase la biografía de Ignazio Terzi, Don Giuseppe Zambarbieri. Una integración carismática de Don Orione, Barbati Orione, Seregno, 1993.
[5] Presentación del fascículo “Servir en el hombre al Hijo del Hombre”, fechado el 13 de abril de 1972, por la editora de la Escuela Tipográfica San José de Tortona, de 16 páginas.
[6] La compilación de los volúmenes de los Escritos de Don Orione, hasta el Volumen 64, se remonta a finales de los años 50. Evidentemente estos otros folios de los “Appunti de 1939”, dados a conocer por Don Zambarbieri en 1972, fueron añadidos posteriormente y, para dar continuidad a aquellos denominados “¡Almas, almas!”, se les puso seguidamente las páginas 104 b, c, d.
[7] Es de notar que en el fascículo impreso el texto aparece nítido y pulido, mientras la fotocopia presente en el Archivo es más bien áspera y se trasparentan las sombras del texto escrito por la otra cara del folio.
[8] Filiberto Guala nació en Montanaro (Turín), el 18 de diciembre de 1907 y murió en la Trapa de las Frattocchie (Roma), el 24 de diciembre de 2000. Fue un personaje muy conocido en Italia. Llevó una vida de activista católico, de manager de alto nivel en la administración pública italiana: fue presidente de INA-Casa, primer administrador delegado de la moderna RAI; organizó y organizó muchas iniciativas para la reconstrucción de Italia después de la II Guerra Mundial. En 1960, dejó todo y se hizo monje trapense. Conoció y frecuentó a Don Orione en los años 1938-1940 recibiendo de él una huella retenida como profunda e indeleble. Puede verse su perfil biográfico en AA. VV., Filiberto Guala l’imprenditore di Dio. Testimonios y documentos, Piemme, Casale Monferrato, 2001.
[9] Texto publicado en la p.11 de Sete di anime. Un texto de Don Orione comentado por Fray Filiberto Guala, “Messaggi di Don Orione” n.10, 1972, p. 11.
[10] Pío Dante Mogni nació en Sarezzano (Alessandria) el 18 de abril de 1907; creció en la escuela de Don Orione, fue religioso ejemplar y docto. Entró posteriormente en la Orden de los Trapenses; murió el 4 de febrero de 1975 en el monasterio de las Tre Fontane de Roma.
[11] Servir en los hombres al Hijo del Hombre. La comprensión de los pequeños, de los pobres, de los humildes, “Messaggi di Don Orione” n.21, 1974.
[12] Está escrito sobre el margen izquierdo del folio, casi como para dar un título a lo escrito.
[13] Los titulares son de redacción y no del texto autógrafo.
[14] Esta fecha está escrita así por Don Orione mismo.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

ESTATUA DE LA MADRE DE LA DIVINA PROVIDENCIA

La estatua de Paterno en el centro de la historia y la devoción de Don Orione y de la Congregación.DON ORIONE HABLA DE LA ESTATUA DE LA MADRE DE LA  DIVINA PROVIDENCIA

               
Don Flavio PelosoEl 15 de octubre de 1893, Luigi Orione, un clérigo de 21 años, abrió el primer colegio de San Bernardino con cincuenta niños pobres. Fue el primer fruto de la "única planta con muchas ramas" que se convirtió en la Pequeña Obra de la Divina Providencia.Recordando sus humildes comienzos, Don Orione recordó: "Para quitar la sensación de tristeza que pudieran derivarse de la separación de la familia de estos niños los reuní alrededor de una imagen de la Virgen María. Desde el primer día,  él levantó una canción en honor de ellos, elogio de San Alfonso, que a menudo se canta: aramos un mar traicionero. Este elogio hecho y puesto en música por el santo, fue cantada por primera vez por los Hijos de la Divina Providencia, el primer día que marcó el nacimiento de nuestra Congregación; el primer núcleo de jóvenes, recogidos bajo los auspicios de la Divina Providencia, se ofrecieron de manera particular, desde el primer día, a María. "[1]El regalo de la estatua de la Madonna"Cuando abri la primera Casa - dice Don Orione -, queríamos tener una estatua. Un sacerdote [2] habló de nuestro deseo a un señor anciano de  Novi Ligure, el abogado Serra, donde su familia sigue siendo una de los más nobles de esa ciudad. El abogado dijo: Tengo una vieja estatua  toda carcomida, en el ático ... el sacerdote fue a ver y se la llevó.Es una dulce Madonna de madera, muy antigua. En Novi esta estatua habia sido en el pasado invocada y venerada como la Madre de los Dolores; pero después había sido colocada en un ático. [3] Virgen de los Dolores es por lo general  se representan con  la cara triste, como pidiendo una comodidad al Señor en su angustia, en su dolor. Se acostumbra a pintar o esculpir, con las manos cruzadas en el pecho, como para exprimir el corazón lleno de angustia, y sus manos  se unen  en agonía sin fin, con Jesús muerto en los brazos y se arrodilla a los pies de  la Cruz. [4] La Dolores se representan comúnmente vestidos de rojo, porque el rojo simboliza el dolor y el amor, con las manos juntas, mirando hacia el cielo y la espada que atraviesa el corazón. [5]Esta estatua se cruza de brazos y mira hacia el cielo, por lo que, más o menos, iba a ser María al pie de la Cruz, cuando Jesús moría para redimir a la humanidad; Tuvo que ser la primera dama en ese momento, sagrado y solemne, que Jesús nos dio el derecho de llamar a la Madre María, la Madre de Dios. [6]Cuando oímos que había llegado desde Novi, dejamos San Bernardino y hemos llegado a la ciudad para ver que: [7] habían venido aquí, a la Casa de las Oblatas del obispo y sólo más tarde pasó a nosotros, diez años más tarde. A continuación  se colocó con gran honor en el lugar más distinguido en la casa y que fue la primera señal de que a continuación nos gustaría vivir. A partir de aquí fue acompañada a San Bernardino, la tomaron entre sus brazos algunos de los primeros alumnos, y condujeron en procesión al nuevo internado, en la pequeña capilla, que estaba en el primer piso. [8]De Dolorosa a  Madre de la Divina ProvidenciaSeguidamente, poco tiempo después, durante una procesión de ese primer año, los jovenes vieron reflejada  la Virgen tenía una espada. Si nos fijamos incluso ahora, nos vemos el hueco donde había estado la espada, porque como se sabe, la imagen de Nuestra Dolorosa  casi siempre tienen una espada en el corazón, de hecho a veces tienen siete espadas.Cuando los niños vieron que la Virgen tenía una espada plantada en el corazón, se volvieron hacia mí y dijeron: "¿porque tenemos que tener una estatua de la Madonna con un lápiz plantado en el corazón? No, no quiero que tenga una espada en el pecho ".Fue doloroso ver a la Virgen, nuestra buena Madre, traspasada; e inmediatamente se sacó la espada : "No más una Madonna entre nosotros llena de dolor y  tristeza."De este modo se rompió la espada, y de hecho, fattisi traer partidos, quemado allí, en el jardín a1 medio, a media altura de la pared, donde había una puerta y ahora está la estatua de la Madonna; y dijeron: "Así que quemaron nuestros pecados ...".Ese acto, aunque ingenua, dijo que gran parte; pero advirtió a los jóvenes buenos: "No es suficiente que usted se quema la espada; usted no tiene al pecado; hay que tener cuidado del pecado voluntario: no querer decir una mentira a mentir, no hacer una acción indigna, sin ofender intencionalmente a un compañero ". De hecho, entonces, los hombres jóvenes deportados todo muy bien; Eran un ejemplo para todos de Tortona, y todavía recuerdan aquellos días.Entonces, ripresala sobre sus hombros, llevado a la estatua en su estudio. Y en vez de la espada le pusieron un corazón de plata, que ahora ves. Y lo hicieron visitan con frecuencia. [9]
sa ceremonia más alejado de la toma de posesión por la Virgen de los Dolores, que se convirtió en la Opera Madonna, Nuestra Señora de la Divina Providencia, por la estatua devotos del primer instituto para los niños pobres y aspirante a 'altar era un símbolo de la toma posesión por la misma Virgen, nuestra Madre y fundadora del cielo único, todo el trabajo, también para el futuro. Esos primeros jóvenes representados todos los que vendrían después, cuántos pasarían a formar parte del nuevo Instituto. En ese gesto de amor y la fe de los primeros hombres a la Santa Virgen, retire la espada, fue la fe, el amor, la consagración de los futuros miembros de la Opera. La entronización de la estatua fue la coronación de la Madre Divina en el corazón, en los ideales, en el propósito de la vida santa de toda la futura Congregación. La Virgen María, la Madre de Dios, tomó en su mano, en su poder, para entonces y para siempre, todo habría sido entonces, las personas, las instituciones y actividades, la Pequeña Obra de la Divina Providencia. "[10] En lugar de una espada, colgada alrededor del cuello de la estatua, "el corazón de Nuestra Señora de la Divina Providencia, Ai primeras vísperas del 25 de marzo será colocado en el centro del corazón de plata valiosa Divina Madonna. Dentro almacenará todos los nombres de las Damas de la Divina Providencia ... Los nombres de nuestros benefactores y de caridad. "[11] Sigue siendo siempre el caso, con los signos del envejecimiento. Precisamente a causa de estos valiosos recuerdos y distantes del comienzo Congregación, y por el valor que siempre han sido por Don Orione y la historia 'de la ópera, Don Orione ha expresado repetidamente su deseo: "Esta es la antigua estatua primera Madre de la Divina Providencia. Es siempre permaneció así. Todo cambia, en esta casa, todo va: una cosa no cambia y no va a cambiar aquí, porque este es un deseo que espero sea respetado y considerado sagrado para el futuro. Esta es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia: desde entonces no he permitido traer algunos cambios en ella. Una vez, se ve, un cura ofreció a que se dore, quería dar las gracias a la Madonna de la Divina Providencia de gracia. Yo lo conocía. Y porque era demasiado rica, el cura, me dijo: "Quiero darle, Don Orione, un signo de mi gratitud a la Madre de Dios, a su Madonna: Me vendrá a Milán un propósito dorador o traer la estatua en Milán y vamos a dorar : voy a cubrir el conjunto de láminas de oro puro". He tenido el placer de esto, pero yo no se lo permitió. Él, entonces, se compró un conjunto de candelabros. [12] Cuando regresan aquí y los primeros chicos, no encuentran los antiguos superiores, porque esos no son yo, cuando vienen aquí, vienen en busca de Madonna. Ellos completamente renovadas, ni siquiera reconocen su casa, el nido que dio la bienvenida a los jóvenes allí, pero todavía encontrar su Madonna, y adoraré al cabo de tantos años, e incluso desde la distancia, algunos estudiantes me han escrito para que se acuerdan de su querida Madre del Cielo. [13] Alla Madonna pendientes madre. La estatua de la Madonna de la Divina Providencia estaba rodeado de tanta fe y devoción. Se consideró con confianza, como un hogar. En los primeros difíciles comienzos de la Congregación, Don Orione fue siempre un gran estrechez de dinero. En una ocasión, la situación es particularmente dramática. Ella le dice a Don Orione: "El abogado envió mí decir que me quería, pero no podía dejar a los préstamos de pagarés. Que tenía que pagar 25.000 libras y algo más. Tenía una buena inspiración. Mi madre me había dado dos pendientes de oro: las orejas Bucai de Madonna y dijo: "Vamos a ver si por lo menos ahora se sienten." Eran dos pendientes largos, ya que suelen llevar las mujeres del pueblo. Oré y yo estaba rezando y mirando a los pendientes, me parecía que Madonna no podía ayudar a los sordos. "[14] "Nuestra Señora de la Divina Providencia es el Mater Dei" en la congregación existía la costumbre de invocar a María con el título de "Madre de la Divina Providencia", ya que era conocido en la antigua de la "estatua de Paterno". Sin embargo, cuando en julio de 1924, Don Orione con un discurso memorable, escogió e ilustró el título bajo el que sería honrado María por los Hijos de la Divina Providencia, dijo: "Después de tantos años he orado por esto he llegado a la conclusión de poner en reverencia en nuestros hogares la Virgen bajo el título de Mater Dei. En la devoción a la Virgen Mater Dei, hacemos una profesión de fe [15] en la divinidad de Cristo ". Y en referencia al título de "Nuestra Señora de la Divina Providencia", tan cara a él y a la joven congregación, dijo: "Al igual que el agustino tiene Nuestra Señora del Buen Consejo ... Los franciscanos, que fueron los defensores de la Inmaculada, tener la Inmaculada ... nuestra Divina Providencia, es la Mater De
Dioses, los todopoderosos por gracia ". [16] Don Orione se desvió para difundir la imagen caros y ya generalizada de la "Madre de la Divina Providencia" (la estatua de la Casa Madre de Tortona) a pesar, porque "no puede ser propuesta como la Madonna de la congregación, porque no tiene a Jesús en sus brazos, y nos hay que acostumbrarse a ver, en el seno de María, Jesús ". [17] Don Orione, escribiendo sobre esta imagen Don Sterpi, dice: "Quiero ser adorado por los Hijos de la Divina Providencia y está expuesta en todas sus iglesias y casas y tienen el culto a la Virgen María como Madre de Dios La llamada y el presente. popularmente también como Madre de la Divina Providencia, pero sobre todo saben, el amor y el culto como "Theotokos - Madre de Dios, como fue proclamado por el Consejo Ecuménico de Éfeso en 431. hasta llamar Mater Christi llegó Nestorio bien allí e incluso los modernos llegan allí . Pero debemos, incluso en la devoción a la Virgen, plantar y sembrar en los corazones de la fe católica ... Nos pone esta devoción, haciendo hincapié en el Mater Dei, fijamos los puntos cardinales de la fe: la divinidad de Cristo ". Después llegó a señalar: "En virtud de las imágenes que va a disparar pones esta declaración:". Madre de Dios "[18] Mater Dei, la Madre de Dios, en tres idiomas, o incluso cuatro, el cuarto es el español o portugués, o francés, o alemán o polaco. Reverenciado por el pueblo con el dulce nombre de "Nuestra Señora de la Divina Providencia". Si lo hiciera sólo tres idiomas: ¿Dónde está la palabra italiana: la Madre de Dios, venerada por el pueblo con el dulce nombre de la Divina Madonna [19 "]]Esa ceremonia más Alejado de la toma de posesión por la Virgen de los Dolores, Que se convirtio en la Opera Madonna, Nuestra Señora de la Divina Providencia, por la estatua Devotos imprimación Instituto Para Los Niños Pobres y aspirante a 'altar era un símbolo posesión de la Toma por la Misma Virgen, Nuestra Madre y Fundadora Único el cielo, Todo el Trabajo, también para el Futuro. Esos Primeros Jóvenes representados todos Los Que DESPUÉS vendrían, cuantos pasarían a formar parte del nuevo Instituto. En gesto de amor ESE y La Fe de los Primeros Hombres a la Virgen de Santa, retirar la espada, FUE La Fe, el amor, la consagración Futuros de los Miembros de la Opera. La entronización de la estatua FUE coronación de la Madre Divina Corazón En El, en los ideales, en el Sobre La Vida de Toda futura Congregación santa. La Virgen María, Madre de Dios, Tomo en su mano en su Poder, párrafo then y para siempre, TODO habria Sido then, las personalidades, y Las actividades Institutions, la Pequeña Obra de la Divina Providencia. "[10] En Lugar De Una espada, colgada del cuello Alrededor de la estatua," El corazón de Nuestra Señora de la Divina Providencia, Ai Primeras Vísperas 25 de marzo colocado Será en el Centro del Corazón de Plata Valiosa Divina Madonna. Dentro almacenará todos los nombres de las Damas de la Divina Providencia ... Los nombres de Nuestros benefactores y de Caridad. "[11] Sigue Siendo siempre el caso, con los signos del Envejecimiento. Precisamente porque ESTOS de valiosos recuerdos y Distantes de Congregación comienzo, Y Por El Valor Que Siempre Han Sido por Don Orione y la historia 'de la ópera, Don Orione tiene expresado repetidamente de deseo "Esta es la primera Madre Antigua estatua de la Divina Providencia. Es Siempre Así permaneció. TODO cambios, en esta home, TODO va: una cosa no hay cambios y no va un switch to here, porqué este es deseo de la ONU Que espero mar respetado y considerado sagrado para el Futuro. De Esta es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia: from then sin que Permitido Traer algunos adj Cambios en ella. Una Vez, en su caso, a una atención ofrecio Que se dore, queria dar las Gracias a la Madonna de la Providencia Divina de Gracia. Yo conocia lo. Y porqué era rica Demasiado, y cuidado, Me Dijo: "Quiero ella, Don Orione, un signo de mi gratitud en el Madre de Dios, en aproximadamente Madonna: Me Vendra a Milán un propósito Dorador o Traer la estatua en Milán y vamos una dorar: Voy a cubrir el conjunto de Láminas de oro puro ". Él Teñido El Placer de ESTO, Pero si yo no permitio. EL, then, si en vez compró un conjunto de Candelabros. [12] Cuando Los Primeros Regresan Aquí y chicos, no encuentran Los Antiguos Superiores, Porque yo no ESOs hijo, Cuando Vienen Aquí, En busca de Vienen Madonna. Renovadas completamente Ellos, ni reconocen Siquiera de casa, el nido Que dios Bienvenida a los Jóvenes Alli, Pero todavía ENCONTRAR sobre Madonna, el culto y al cabo de tantos años, e incluyó desde la distancia, algunos adj Estudiantes de han escrito me párr Que se acuerdan de su querida Madre del Cielo. [13] En la madre Madonna pendientes. La estatua de la Virgen de la Divina Providencia rodeado ESTABA de Fe y Devoción mucho. Si se tiene en cuenta con la confianza, Como un hogar. En Los Primeros de la Difíciles Comienzos Congregación, Don Orione FUE siempre una gran estrechez de Dinero. En Una OCASION, La Situacion es particularmente Dramatica. Ella dice a Dsobre el Orion: "El Abogado ENVIO MI Decir Que Me Queria, Pero No Dejar podia Los Prestamos de Pagares Que Tenia Que Pagar 25.000 libras y algo mas Tenia Una buena inspiración Mi madre me dijo que habia DOS Pendientes de oro de nueces:... las orejas Bucai de Madonna y DIJO: "Vamos a Ver Si por lo Menos Ahora si Sienten." Eran dos pendientes largos, ya Que Suelen Llevar las Mujeres del Pueblo Oré y yo ESTABA rezando y con el objetivo de los pendientes, me parecia Que Madonna no podia. Ayudar a los sordos. "[14]" Nuestra Señora de la Divina Providencia es el Mater Dei "en la Congregación existia la costumbre de invocar a María con el título de" Madre de la Providencia "divina, ya que se era Conocido en la Antigua de la "estatua de Paterno". Sin embargo, Cuando en julio de 1924, Don Orione con un Discurso memorable, escogio y ilustró el título Bajo El que seria honrado María por los Hijos de la Providencia, DIJO divina: "Después de tantos años él orado Por Esto le Llegado a la conclusión de Poner en reverencia en Nuestros Hogares el Virgen bajo el título de Mater Dei. en la Devoción a la Virgen Mater Dei, una profesión hacemos de fe [15] en la divinidad de Cristo ". Y en Referencia a título de "Nuestra Señora de la Divina Providencia", muy querido por El ya la joven Congregación, DIJO: "Al Igual Que El Agustino sostiene Nuestra Señora del Buen Consejo ... Los franciscanos, Que were Los Defensores de la inmaculada, tomar la Inmaculada ... Nuestra Divina Providencia, Es la Mater de traductor de Google Empresas párr: Google Translator ToolkitTraductor de este sitios web en Orion: "el Abogado ENVÍO Decir que me queria mi, Pero no podia Dejar de los Prestamos Pagares . Que Tenia Que Pagar 25.000 lbs y algo más. Tenia Una buena inspiración. Mi madre me dijo que habia dos pendientes de oro tuerca: Madonna de las orejas Bucai Y DIJO: "Vamos a Ver Si Por lo Menos Ahora si Sienten". Eran dos pendientes largos, ya Que Suelen Llevar las mujeres del pueblo. Oré y yo ESTABA rezando apuntando a Y los pendientes, me parecia Madonna Que No podia Ayudar a los sordos. "[14]" Nuestra Señora de la Divina Providencia es el Mater Dei "En la Congregación existia la costumbre de invocar a María con el título de" Madre de la Providencia "divina, ya que se era Conocido en La Antigua de la" Estatua de Paterno "Sin embargo, Cuando en julio de 1924, Don Orione con un Discurso memorable, escogio y ilustró el título Bajo El que seria honrado María por los Hijos de la Divina Providencia, DIJO:". despues de tantos años él orado por Esto h Llegado a la conclusión de Poner en reverencia en Nuestros Hogares bajo la Virgen con el título de Mater Dei. . 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miércoles, 8 de noviembre de 2017

I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
19 de noviembre de 2017
No amemos de palabra sino con obras

1. «Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1 Jn 3,18). Estas palabras del apóstol Juan expresan un imperativo que ningún cristiano puede ignorar. La seriedad con la que el «discípulo amado» ha transmitido hasta nuestros días el mandamiento de Jesús se hace más intensa debido al contraste que percibe entre las palabras vacías presentes a menudo en nuestros labios y los hechos concretos con los que tenemos que enfrentarnos. El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10.19); y nos amó dando todo, incluso su propia vida (cf. 1 Jn 3,16).
Un amor así no puede quedar sin respuesta. Aunque se dio de manera unilateral, es decir, sin pedir nada a cambio, sin embargo inflama de tal manera el corazón que cualquier persona se siente impulsada a corresponder, a pesar de sus limitaciones y pecados. Y esto es posible en la medida en que acogemos en nuestro corazón la gracia de Dios, su caridad misericordiosa, de tal manera que mueva nuestra voluntad e incluso nuestros afectos a amar a Dios mismo y al prójimo. Así, la misericordia que, por así decirlo, brota del corazón de la Trinidad puede llegar a mover nuestras vidas y generar compasión y obras de misericordia en favor de nuestros hermanos y hermanas que se encuentran necesitados.
2. «Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha» (Sal 34,7). La Iglesia desde siempre ha comprendido la importancia de esa invocación. Está muy atestiguada ya desde las primeras páginas de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro pide que se elijan a siete hombres «llenos de espíritu y de sabiduría» (6,3) para que se encarguen de la asistencia a los pobres. Este es sin duda uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo: el servicio a los más pobres. Esto fue posible porque comprendió que la vida de los discípulos de Jesús se tenía que manifestar en una fraternidad y solidaridad que correspondiese a la enseñanza principal del Maestro, que proclamó a los pobres como bienaventurados y herederos del Reino de los cielos (cf. Mt 5,3).
«Vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno» (Hch 2,45). Estas palabras muestran claramente la profunda preocupación de los primeros cristianos. El evangelista Lucas, el autor sagrado que más espacio ha dedicado a la misericordia, describe sin retórica la comunión de bienes en la primera comunidad. Con ello desea dirigirse a los creyentes de cualquier generación, y por lo tanto también a nosotros, para sostenernos en el testimonio y animarnos a actuar en favor de los más necesitados. El apóstol Santiago manifiesta esta misma enseñanza en su carta con igual convicción, utilizando palabras fuertes e incisivas: «Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. Y sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los tribunales? [...] ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago”, y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta» (2,5-6.14-17).
3. Ha habido ocasiones, sin embargo, en que los cristianos no han escuchado completamente este llamamiento, dejándose contaminar por la mentalidad mundana. Pero el Espíritu Santo no ha dejado de exhortarlos a fijar la mirada en lo esencial. Ha suscitado, en efecto, hombres y mujeres que de muchas maneras han dado su vida en servicio de los pobres. Cuántas páginas de la historia, en estos dos mil años, han sido escritas por cristianos que con toda sencillez y humildad, y con el generoso ingenio de la caridad, han servido a sus hermanos más pobres.
Entre ellos destaca el ejemplo de Francisco de Asís, al que han seguido muchos santos a lo largo de los siglos. Él no se conformó con abrazar y dar limosna a los leprosos, sino que decidió ir a Gubbio para estar con ellos. Él mismo vio en ese encuentro el punto de inflexión de su conversión: «Cuando vivía en el pecado me parecía algo muy amargo ver a los leprosos, y el mismo Señor me condujo entre ellos, y los traté con misericordia. Y alejándome de ellos, lo que me parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo» (Test 1-3; FF 110). Este testimonio muestra el poder transformador de la caridad y el estilo de vida de los cristianos.
No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana, y menos aún de gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia. Estas experiencias, aunque son válidas y útiles para sensibilizarnos acerca de las necesidades de muchos hermanos y de las injusticias que a menudo las provocan, deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida. En efecto, la oración, el camino del discipulado y la conversión encuentran en la caridad, que se transforma en compartir, la prueba de su autenticidad evangélica. Y esta forma de vida produce alegría y serenidad espiritual, porque se toca con la mano la carne de Cristo. Si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la comunión sacramental recibida en la Eucaristía. El Cuerpo de Cristo, partido en la sagrada liturgia, se deja encontrar por la caridad compartida en los rostros y en las personas de los hermanos y hermanas más débiles. Son siempre actuales las palabras del santo Obispo Crisóstomo: «Si queréis honrar el cuerpo de Cristo, no lo despreciéis cuando está desnudo; no honréis al Cristo eucarístico con ornamentos de seda, mientras que fuera del templo descuidáis a ese otro Cristo que sufre por frío y desnudez» (Hom. in Matthaeum, 50,3: PG 58).
Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma.
4. No olvidemos que para los discípulos de Cristo, la pobreza es ante todo vocación para seguir a Jesús pobre. Es un caminar detrás de él y con él, un camino que lleva a la felicidad del reino de los cielos (cf. Mt 5,3; Lc 6,20). La pobreza significa un corazón humilde que sabe aceptar la propia condición de criatura limitada y pecadora para superar la tentación de omnipotencia, que nos engaña haciendo que nos creamos inmortales. La pobreza es una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad. Es la pobreza, más bien, la que crea las condiciones para que nos hagamos cargo libremente de nuestras responsabilidades personales y sociales, a pesar de nuestras limitaciones, confiando en la cercanía de Dios y sostenidos por su gracia. La pobreza, así entendida, es la medida que permite valorar el uso adecuado de los bienes materiales, y también vivir los vínculos y los afectos de modo generoso y desprendido (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 25-45).
Sigamos, pues, el ejemplo de san Francisco, testigo de la auténtica pobreza. Él, precisamente porque mantuvo los ojos fijos en Cristo, fue capaz de reconocerlo y servirlo en los pobres. Si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación. Al mismo tiempo, a los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestras comunidades les recuerdo que no pierdan el sentido de la pobreza evangélica que llevan impresa en su vida.
5. Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada.
Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera. Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. A la pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles encontrar un trabajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos; a la pobreza que envenena las fuentes de la participación y reduce los espacios de la profesionalidad, humillando de este modo el mérito de quien trabaja y produce; a todo esto se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad.
Todos estos pobres —como solía decir el beato Pablo VI— pertenecen a la Iglesia por «derecho evangélico» (Discurso en la apertura de la segunda sesión del Concilio Ecuménico Vaticano II, 29 septiembre 1963) y obligan a la opción fundamental por ellos. Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza. Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad. Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin «peros» ni «condiciones»: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios.
6. Al final del Jubileo de la Misericordia quise ofrecer a la Iglesia la Jornada Mundial de los Pobres, para que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados. Quisiera que, a las demás Jornadas mundiales establecidas por mis predecesores, que son ya una tradición en la vida de nuestras comunidades, se añada esta, que aporta un elemento delicadamente evangélico y que completa a todas en su conjunto, es decir, la predilección de Jesús por los pobres.
Invito a toda la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad a mantener, en esta jornada, la mirada fija en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad. Son nuestros hermanos y hermanas, creados y amados por el Padre celestial. Esta Jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad. Dios creó el cielo y la tierra para todos; son los hombres, por desgracia, quienes han levantado fronteras, muros y vallas, traicionando el don original destinado a la humanidad sin exclusión alguna.
7. Es mi deseo que las comunidades cristianas, en la semana anterior a la Jornada Mundial de los Pobres, que este año será el 19 de noviembre, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta. Podrán invitar a los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese domingo, de tal modo que se manifieste con más autenticidad la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey del universo, el domingo siguiente. De hecho, la realeza de Cristo emerge con todo su significado más genuino en el Gólgota, cuando el Inocente clavado en la cruz, pobre, desnudo y privado de todo, encarna y revela la plenitud del amor de Dios. Su completo abandono al Padre expresa su pobreza total, a la vez que hace evidente el poder de este Amor, que lo resucita a nueva vida el día de Pascua.
En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos. De acuerdo con la enseñanza de la Escritura (cf. Gn 18, 3-5; Hb 13,2), sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor; podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente. Con su confianza y disposición a dejarse ayudar, nos muestran de modo sobrio, y con frecuencia alegre, lo importante que es vivir con lo esencial y abandonarse a la providencia del Padre.
8. El fundamento de las diversas iniciativas concretas que se llevarán a cabo durante esta Jornada será siempre la oración. No hay que olvidar que el Padre nuestro es la oración de los pobres. La petición del pan expresa la confianza en Dios sobre las necesidades básicas de nuestra vida. Todo lo que Jesús nos enseñó con esta oración manifiesta y recoge el grito de quien sufre a causa de la precariedad de la existencia y de la falta de lo necesario. A los discípulos que pedían a Jesús que les enseñara a orar, él les respondió con las palabras de los pobres que recurren al único Padre en el que todos se reconocen como hermanos. El Padre nuestro es una oración que se dice en plural: el pan que se pide es «nuestro», y esto implica comunión, preocupación y responsabilidad común. En esta oración todos reconocemos la necesidad de superar cualquier forma de egoísmo para entrar en la alegría de la mutua aceptación.
9. Pido a los hermanos obispos, a los sacerdotes, a los diáconos —que tienen por vocación la misión de ayudar a los pobres—, a las personas consagradas, a las asociaciones, a los movimientos y al amplio mundo del voluntariado que se comprometan para que con esta Jornada Mundial de los Pobres se establezca una tradición que sea una contribución concreta a la evangelización en el mundo contemporáneo.
Que esta nueva Jornada Mundial se convierta para nuestra conciencia creyente en un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda. Los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio.
Vaticano, 13 de junio de 2017
Memoria de San Antonio de Padua
Francisco