miércoles, 23 de diciembre de 2020

LA CARIDAD HACIA DIOS Y EL PRÓJIMO FRUTO PRINCIPAL DE LA SANTA NAVIDAD

 



Estrena Navideña de 1934.

A los Religiosos y a las Religiosas de la Pequeña Obra de la Divina Providencia.

¡Qué la gracia del Señor y Su paz, cantada por los Ángeles sobre la gruta de Belén, estén siempre con nosotros!

Amadísimos Sacerdotes hermanos míos y ustedes que son mis hijos en Cristo, y también ustedes, oh Religiosas, buenas hijas de Dios, a todos yo voy en el Señor para las dulces solemnidades de la Santa Navidad. Voy a decirles la buena palabra que los encienda siempre más de amor. ¡Estamos en Navidad! Hermanos e hijos míos, y ustedes, buenas Hermanas, purifiquemos las almas nuestras y preparémonos para la Santa Navidad con fervor especial y espíritu de oración, como hacía Cottolengo. Preparemos los senderos del Señor que viene: humillemos los montes de nuestro orgullo, llenemos los valles de nuestro egoísmo, enderecemos los caminos tortuosos de nuestra vida religiosa, tal vez poco recta, poco regular, poco edificante. Con el hecho de habernos llamado a la perfección, Dios nos ha dado una gran gracia, pero desea de nosotros grandes cosas, exige una gran correspondencia. El religioso debe velar sobre su corazón, debe romper todos los afectos terrenos y no dejarse engañar por ese sentimiento de familia que ciega: debe buscar sólo el honor y la gloria de Dios y consagrarse enteramente al Señor, sin limitación ni excepción alguna. Sólo así no seremos del todo indignos de ver la salvación y recibir al gran Dios y Salvador del mundo: Jesucristo. “Instaurare omnia in Christo!” es el lema y programa nuestro, con la ayuda divina y a las órdenes de la Iglesia, nosotros debemos ocuparnos de renovarlos a todos en la caridad de Dios. Pero, ante todo, debemos en Cristo renovarnos a nosotros mismos en lo íntimo del espíritu. Ahora, ninguna ocasión mejor que esta, oh amados míos. Jesús, en su Navidad, nos invita a vivir como religiosos humildes, y a cumplir en nosotros la voluntad del Padre celeste, en una obediencia hecha de amor. Un Dios que nace en la pobreza para vivir en el dolor, nos enseña a amar a la pobreza y a los inconvenientes pues “vita boni religiosi crux est...”, dice la imitación de Cristo: la vida del buen religioso es cruz... Jesús nació como un pobre es una gruta desnuda, abierta a los vientos, y, no nacido aún ya era abandonado por el consorcio civil; El fue mandado fuera, a campo abierto: ¡fueron más piadosos con El el buey y el asno! ¡Más su amor triunfa! La navidad nos hace sentir algo de la infinita caridad de Jesús, que trata de hacerse amar con una bondad suprema y una delicadeza infinita, desde su nacimiento. ¡Cuántas lecciones de humildad, de fe, de simplicidad, de pobreza, de obediencia, de abandono a la Divina Providencia nos da Jesús desde el pesebre!

Sobre todo Jesús desde el pesebre nos grita: “¡Caridad! ¡Caridad! ¡Caridad!” Vida de caridad: todo el Evangelio está aquí, toda la vida y el Corazón de Jesús están aquí: Todo Dios está aquí: Deus charitas est! De la caridad Dios ha hecho el cimiento de nuestra santa Religión: ella es la más noble y excelente de todas las virtudes: es el principio y la fuente de todos nuestros méritos. La caridad, infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, es la virtud por la cual amamos a Dios por Sí mismo y al prójimo por el amor de Dios.

Esta es la nota distintiva de los discípulos de Jesucristo, es el precepto máximo y propio de Cristo. Y la Navidad nos manifiesta “la gran caridad de Dios hacia nosotros, que ha mandado a su Unigénito al mundo para que nosotros vivamos por El”. (1 Juan 4, 6).

Ahora bien, mis amados, mantengámonos detrás de la caridad y estaremos detrás de Jesús; vivamos de sus Mandamientos, sigámoslo desde cerca en la práctica de sus Consejos evangélicos, y caminemos en el amor de Dios y del prójimo, encendidamente, imitando a Cristo, que ha sido el primero en amarnos y tanto nos amó que murió por darnos a nosotros la vida. ¡Caridad! ¡Caridad! ¡Caridad! Esto sólo debe interesarnos, oh hijos, pues sólo en la caridad llegaremos a la santidad, que es la voluntad del Señor: “haec est voluntas Dei, sanctificatio vestra”. ¡Sí, ¡Te amaremos, oh Señor, ¡Dios de amor, nuestra fortaleza y nuestro refugio, corazón de nuestro corazón, único latido de nuestra vida! Cuídanos, oh Señor, para que las muchas amarguras y desengaños, las muchas aguas no extingan en nosotros el fuego de tu caridad. Jesús, Tú eres nuestro Dios, nuestro Salvador, nuestra misericordia, Tú la Caridad.

“¿Quién nos separará, oh hijos míos, de la caridad de Cristo? ¿Tal vez la tribulación? ¿tal vez la angustia? ¿tal vez el hambre? ¿tal vez la persecución? ¿tal vez la espada?”. No, por la virtud de Cristo, que tanto nos ha amado, y sólo por su divina gracia, no: ni la muerte con sus angustias, ni la vida con sus encantos, ni altura de honores, ni profundidad de dolores, ni amarguras, ni tinieblas podrán nunca separarnos de la caridad de Cristo y de Su Iglesia, Madre dulcísima de nuestras almas, Maestra infalible de nuestra Fe.

¡Hijos y hermanos, es el Santo Niño que viene, es el Niño Jesús sobre la paja por nuestro amor! ¿Qué nos dice? ¡Caridad! ¡Caridad! ¡Caridad! Dilatemos nuestro corazón a los efectos más tiernos, y arrojémonos en adoración a los pies de Jesús; que se encienda de su amor nuestra vida, pues su amor es suave y divino, y es la vida; es vida y fruto de su caridad es la paz, mejor dichoes la belleza misma de la paz: in pulchritúdine pacis!

Señor, en esta Navidad tuya, nosotros queremos renovarnos en lo íntimo del espíritu. Los pastores depositaron a tus pies las ovejas; ¡nosotros deponemos todas nuestras miserias morales y todos nuestros harapos! Señor, ten piedad de nosotros y de esta tu Pequeña Obra, que nosotros, desgraciadamente, hemos estropeado tanto. Deseamos enmendarnos, deseamos hacernos buenos Religiosos, verdaderos Religiosos, santos Religiosos, como lo desea tu corazón. Deseamos hacernos humildes, simplemente como los pastores, dóciles a Ti y a tu Iglesia, como sus ovejitas, queremos amarte, amarte tanto, consumirnos de amor por Ti y por las almas, ¡oh Jesús! Iesu mi, da nobis Charitátem, cétera tolle! ¡Oh Jesús, ven! Renace místicamente en nosotros y en nuestra pequeña Congregación con tu santo amor, ¡deseamos vivir sólo de tu caridad y en tu caridad!

* * *

¡Caridad! ¡Caridad! ¡Caridad! Jesús, con tu divino amor, danos a nosotros un gran espíritu de caridad hacia las almas, especialmente hacia los hijos de los pobres y hacia los pobres infelices y abandonados. Tú lo sabes, Señor: nosotros somos tus pobres y nacidos para los pobres.

¿Después de Dios, de la Santa Virgen, la Iglesia, qué cosa, oh hijos míos debemos amar más que a los pobres? ¿No ha dicho San Lorenzo, el gran diácono de la Iglesia Romana, que los pobres son los tesoros de la Iglesia de Cristo?

Danos a nosotros, oh Señor, esa caridad dulce y suave, que es fuerza y eje de todas las virtudes, esa caridad que reconforta a los cansados, refuerza a los débiles y hace suave el yugo de la verdad. Haz que la Pequeña Obra de la Divina Providencia sea como un altar, sobre el cual arda, como un incendio, el fuego inextinguible de la caridad, y la llama se eleve hacia Ti, oh Señor, y nos ilumine y entibie a todos nosotros: que quite de nosotros toda tibieza, toda frialdad, que acreciente en nosotros la divina fuerza de la gracia, de vigor al  espíritu, reanime y prospere a todas las casas de la Congregación: que haga de nosotros un corazón sólo y un alma sola, de modo que toda la Pequeña Obra sea invadida por una gran suavidad, y pueda gozar de una concordia y paz siempre más grande. Omnia in Charitate fiant!

¡Caridad! ¡Caridad! ¡Caridad! Nada hay más caro a Jesucristo, nada hay más precioso que la fraterna caridad; por lo cual nosotros debemos, oh amados míos, utilizar todos los cuidados para conservarla y acrecentarla en nosotros y en la Congregación, de modo tal de ser, en Cristo, uno para todos y todos para uno, pues es sólo este espíritu de caridad el que edifica, cementa y unifica en Cristo. A tal punto que sería de abandonar toda cuestión, aunque hecha por amor a la verdad y por ardor de la gloria de Dios, si ella, aunque sea un poquito, hace agrio a nuestro corazón y debilita el espíritu de caridad.

La caridad, dice san Pablo, es paciente y benigna, es suave y dulce, fuerte y constante, es iluminada y prudente, es humilde, ferviente, incansable y se anega a sí misma. Se hace toda a todos: no busca aquello que es suyo, es serena, no es ambiciosa, no es envidiosa, goza del bien de los demás, ya sea de las personas amadas como de las personas adversas. Compadece los defectos de los demás y, apenas le es posible, con un manto de amor los cubre.

Interpreta las palabras y acciones en el modo más favorable: excluye cualquier egoísmo, repone su felicidad al hacer todo bien. La caridad de Cristo es universal y abraza al cielo y a la tierra, Ella es valiente hasta la audacia, mas delicadísima, es omnipotente y triunfadora de todas las cosas.

La caridad es simple y límpida, nunca se enturbia; no se envanece, no busca su ventaja, no se irrita nunca, está bajo los pies de todos y sube hasta el corazón y entra en el corazón de todos. La caridad no tiene el ojo negro, no tiene espíritu de discusión, no conoce ni el pero ni el si; no tiene espíritu de contradicción, de censura, de crítica, de murmuración; la caridad desconoce todo eso. La caridad tiene siempre el rostro sereno, como es sereno su espíritu; es tranquila y cuando habla, no le levanta nunca la voz.

La caridad no es nunca ociosa, sino pronta y muy operosa, y trabaja silenciosamente. Ella tiene prerrogativa única y toda suya: está siempre feliz contenta de todo, hasta de los daños, injurias y calumnias más humillantes; en el garrote nudoso, del cual habló San Francisco, en el desprecio y en los envilecimientos más indignos, la caridad encuentra su perfecta leticia.

La caridad no se espanta por las dificultades, pues confía en Dios: Dios es su porción y el cáliz de su herencia, de la confianza en el Señor, de la paciencia y del tiempo sabe esperar los momentos y las horas de Dios y el buen resultado de toda santa empresa.

La caridad prefiere la simplicidad de la paloma a la desconfianza de la serpiente y no quiere saber nada con algo que sea serpiente. La caridad está abierta a todo bien, venga de donde venga; ella sabe y desea en humildad aprender de todos, siempre confidente en e  Señor y en ese tanto o poco de bondad, que sabe encontrar siempre en el corazón también de quienes están lejos de ella. Su empeño no quema, no rompe, es discreto et secúndum sciéntiam, porque conoce la limitación y la debilidad humana y las sabe comprender; - sabe que es muy difícil encontrar personas sin defectos.

La caridad no hace nada de indecoroso: ni nunca se agita ni tiene en cuenta los errores que le hacen; vence al mal con el bien. No goza de la injusticia, mas es feliz cada vez que puede alegrarse de la verdad. Disculpa toda cosa, espera toda cosa, soporta todo. Reza, sufre, calla y adora: ¡nunca decae! La caridad no tiene nada de arbitrario, nada de duro; encuentra su felicidad al esparcir e irradiar a su alrededor la bondad, la dulzura, la gentileza, una cosa desea: inmolarse a sí misma para hacer la felicidad y la salvación de los demás, para gloria de Dios.

Toda ciencia humana es insulsa, si la caridad no le da el sabor con el amor de Dios y del prójimo, sin ella, scientia inflat. Primero la caridad y luego la ciencia, oh Hijos míos, ya que esta “destruétur”, más aquella “non iscade mai”, y está enteramente. Es la caridad, amados míos, y sólo la caridad la que salvará al mundo. ¡Beatos aquellos que tendrán la gracia de ser víctimas de la caridad! Hermanos e hijos míos, amemos a Dios hasta hacer de nosotros una hostia, un holocausto de caridad, y amémonos tanto en el Señor: nada le agrada más al Señor, que ha dicho: “Los he amado...: amaos” (Jn. XV, 9 - 10). El gran secreto de la santidad es amar mucho al Señor y a los hermanos en el Señor. Los Santos son el cáliz de amor de Dios y de los hermanos. Amar a Jesús, amarnos en Jesús: ¡trabajar para hacer amar a Jesús y a Su Santo Vicario, el Papa; ¡rezar, trabajar, padecer, callar, amar, vivir y morir de amor a Jesús, al Papa, a las almas!

* * *

Amados míos, la Pequeña Obra de la Divina Providencia debe ser como una Familia en Jesucristo. Estrechados por la caridad, unidos de corazón indivisible en este cuerpo moral que es nuestra Congregación, ¡oh! ¡cuántas ayudas mayores tendremos de la mano de Dios, y cómo nos sentiríamos contentos, felices y fuertes! La Congregación prosperará y será bendecida por el mérito de todos los que contribuirán a mantener la unión y la paz porque nuestra fuerza, oh amadísimos, está en la unión, cuyo vínculo es Cristo. ¡Oh! con que alegría y expansión del corazón entonces cantaremos el “Ecce quam bonum et quam incundum habitare fratres in unum!”.

La caridad está toda dirigida al bien de la Iglesia y de las almas, esta es la divisa de los discípulos de Cristo y de la Iglesia. San Pablo escribió: “La fe, la esperanza, la caridad: la más grande de las tres es la caridad”. Tratemos, entonces, con ardor de tener a la caridad, Este es el camino a seguir, hijos míos, que vale inmensamente más que cualquier otra cosa. El espíritu de la Pequeña Obra es el espíritu de caridad: que la más humilde caridad guíe nuestros pasos, oh hermanos míos: in ómnibus cháritas!

Aquí debo terminar, pues mi carta no les llegaría para Navidad, deberé ser breve. Yo le ruego humildemente al Niño Jesús que quiera infundir en mi y en todos ustedes la dulcísima caridad suya; y en la caridad de Cristo los abrazo, ¡oh mis amados Sacerdotes, in osculo sacto, y les doy el Feliz Navidad! Dios sabe cuánto los pienso y cuanto los amo: recuérdenme en el Altar, especialmente en la Santa Noche. Y a ustedes, mis Clérigos y mis buenos Ermitaños, alegría, esperanza y corona mía, ¡Feliz Navidad!

¡Feliz Navidad a las Hermanas de las varias Familias Religiosas! A todos y a cada uno me encomiendo yo y la Congregación, a cada uno y a todos, desde los más ancianos y desde el más pequeño, mando Augurios con la santa bendición de Navidad y todo voto de bien para el Año Nuevo.

Adiós, oh mis queridos hermanos e hijos, y ustedes, buenas Hermanas, rueguen por mi: recuerden al padre lejano. ¡Yo rogaré tanto por ustedes! Démonos una cita a los pies de Jesús: allá nos encontraremos unidos siempre en la íntima unión de la caridad: ¡y juntos alrededor de Jesús, quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum!

¡Que nuestra alegría y unión sean completas en el Corazón de Jesús en la tierra, en el Corazón de Jesús en el cielo! Nuestros Hermanos de aquí y las Hermanas se encomiendan vivamente a sus oraciones, los saludan y les manden los más santos Augurios. Ellos me tratan con mucha caridad, respeto sin fin e indulgencia: ¡ayúdenme a rogarle a Dios que los compense mucho! Que el Señor de la caridad y de la paz nos de El mismo, continuamente su caridad y su paz. ¡Que el Señor y la Santa Virgen estén con todos ustedes!

Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Los bendigo una vez más: ¡vivamente en Cristo humildes y fieles a los pies del Papa y de la S. Iglesia, y Feliz Navidad! Los bendigo en el Niño Jesús y en María Inmaculada. No nos cansemos de hacer el bien y consumirnos en la caridad del Señor: ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!

Vuestro afectuosísimo.

Sac. Luis Orione

de la Divina Providenci

jueves, 26 de noviembre de 2020

EL CARISMA DE LA CONGREGACIÓN

 

¿Cómo expresó Don Orione el carisma de la fundación? ¿Cómo fue acogido en las Constituciones posteriores? Desde los primeros bocetos hasta las Constituciones vigentes.

EXPRESADO EN TEXTOS CONSTITUCIONALES

Don Flavio Peloso [1]

PRIMERA REDACCIÓN DE LA " REGLA FUNDAMENTAL " (1897)

Este es el primer proyecto de reglas elaborado por Don Orione, sin fecha, definido como la " Regla fundamental " porque esta calificación la da el mismo Don Orione en el texto. Son dos minutos: Escritos 90, 404 y 110, 233 ; uno contiene dos artículos por regla general que, dadas las pocas correcciones, parecen estar expuestos en su forma definitiva; en el otro, sólo el segundo artículo y el título de un tercero: “La forma de vivir en el exterior”. Varias pistas llevan a concluir que la fecha de redacción es 1897 y, en todo caso, anterior al memorial de la Compañía del Papa .

I.El propósito de esta Compañía (Sociedad) es esperar no solo, por la gracia de Dios, con toda el alma y con todas las fuerzas, la propia santificación, sino, en la gran misericordia del Señor, ser empleados en la perfección y salud de las almas. todos ellos y, de todas las formas deseadas por la caridad, llevar a toda la sociedad a nuestro querido Señor Jesucristo: -  Instaurar omnia en Christo - especialmente haciendo a los jóvenes sinceramente cristianos y católicos, desde las escuelas a los campamentos, y cumpliendo la voluntad y los deseos. del Papa con toda obra de caridad espiritual y temporal.

II. Es el propósito explícito de la Compañía, y la esencia misma de nuestra vocación, ser Papa: y no tener nada nuestro: ni voluntad, ni persona, ni cosas, ni otra cosa: estamos unidos y consagrados a la voluntad de la Santa Sede: a ti. todo el sacrificio de nuestra sumisión en todo y siempre, y de nuestra mente y corazón, y de todas nuestras opiniones personales, y de nuestra vida y de todo lo que tenemos y podríamos tener: instrumentos dóciles y completamente ciegos y totalmente abandonados en el manos del Vicario de Jesucristo, verdaderos hijos del Papa, hicieron y unieron todo para santificarnos en sus santas manos, para vivir y morir por él, no movidos por afectos o ambiciones terrenales, ¡sino sólo y siempre para la gloria de Dios!

Según esta vida queremos vivir y morir, y por ella, a pesar de muchos pecados, esperamos firmemente en la misericordia del Señor para salvar nuestras almas.

Esta es la regla fundamental y nuestra profesión de fe y vida religiosa; se mantendrá sin cambios, ni ningún artículo o resolución lo modificará jamás [2] .

Todo, en base a lo anterior, la Santa Sede, - o quien sea por ti -, como creas, modifica y cambia y reprime, hoy o mañana o cuando creas: - nosotros con todo nuestro corazón y con todo lo que somos, lo que tenemos o podemos tener, estamos y siempre estaremos en Sus manos: ¡y bendecimos y bendeciremos siempre a nuestro querido Señor! ” [3].

LA MEMORIA DE LA COMPAÑÍA DEL PAPA (1899)

Don Orione, el 3 de junio de 1899, fue recibido por el Obispo de Ventimiglia, Mons. Ambrogio Daffra, la invitación a tomar la dirección de un internado San Romolo en San Remo con el inicio del nuevo año escolar. Fue una actividad fuera de la diócesis de una persona autorizada y querida. [4] Don Orione se apresuró a preparar una regla al menos para tener un núcleo inicial de la Obra reconocido por el Obispo de Tortona. Si esto hubiera sucedido, podría haberse atrevido a pedir permiso al Obispo de Tortona para que la Obra también pudiera operar fuera de la diócesis. El núcleo con el que podía contar, e inmediatamente “presentable”, era el de los pocos sacerdotes y clérigos que colaboraban con él. Pensó en llamarlo "Compañía del Papa". Podría ser el grupo central alrededor del cual conectar otros componentes, o familias religiosas, de las que ya existían los primeros brotes. [5]   Así, en apenas dos semanas, preparado apresuradamente un texto de la norma, con fecha 17-18 de junio de 1899, Don Orione presentó a Mons. Pide la aprobación del núcleo de la Compañía del Papa. [6] No se conservan otras actas de la misma. Es un documento hermoso y solitario, sin antecedentes ni otros rastros de procesamiento. Es más una declaración de misión que una regla; los verbos que se refieren al establecimiento de la Compañía y su actividad son todos en el futuro, porque la Compañía del Papa no existía. Aparece por primera vez el cuarto voto de fidelidad al Papa.

PRO MEMORIA DE LA COMPAÑÍA DEL PAPA

"I. a) El Papa es el principal objetivo de los enemigos, - y es el Vicario de Nuestro Señor Jesucristo, es el Padre de la fe y de nuestras almas y nuestro líder infalible. - En defensa del Papa, a la pronta y completa ejecución de sus deseos y anhelos, surgirá una nueva Congregación, si agrada al Señor, que tiene como título: La Compañía del Papa; para el propósito mediado a distancia : la santificación de los feligreses y de la sociedad; para el propósito inmediato inmediato : la ejecución completa del programa pontificio.

Este propósito propio está sancionado por un cuarto voto , poniendo así al Instituto ya cada Congregación en la pronta y absoluta obediencia del Pontífice, en todo orden de ideas y hechos, con toda actividad del intelecto, corazón y brazo; realizar dónde, cómo, cuándo y qué le gusta al Pontífice para la ejecución de su programa.

b) O, en otras palabras, la Congregación tiene para

 punto de partida: el programa pontificio general (para la humanidad, el Reino Social de Jesucristo) y el programa pontificio particular (para cada nación, el programa dado según las diversas necesidades de las distintas naciones).

Un programa que el Pontífice tiene el derecho y el oficio de dar y que, en lo que respecta al gobierno universal de la Iglesia, tiene en cuenta la infalibilidad del pontificado supremo, un programa que el Papa en realidad promulga de forma clara, precisa y gradual.

Vía intermedia: coloco en primer lugar la vía jerárquica de la Iglesia y luego la Compañía del Papa, que tiene la misión de: a) buscar, recoger, ordenar los documentos papales; b) estudiarlos; c) popularizarlos; d) ponerlos en práctica; e) hacer que las realicen los fieles de cualquier nación, - en la medida y en la forma deseada y deseada por el Papa.

Punto de llegada: ejecución del programa por parte de los fieles, guiados por sus propios Pastores; educado, solicitado, facilitado, entusiasmado por la Compañía del Papa.

II. La Compañía del Papa encontrará un lugar mucho mejor en la estructura de la Iglesia:

1. cuánto más apreciará claramente el Pontífice a cuyo servicio total se ofrece, puesto que debe nacer y vivir por la causa del Papa;

2. cuánto más estará protegido por los obispos cuya acción se segundo: instrumento de los deseos y anhelos del episcopado;

3. cuánto más agradarán las asociaciones preexistentes;

4. más será amado por los fieles.

Me parece que estos favores pueden surgir del objetivo claro y circunscrito de la Compañía, un fin que, bien definido, demostrará la ventaja de la nueva Congregación, el respeto por las preexistentes y la facilidad de los católicos bien intencionados para implementar el programa pontificio.

b) La Compañía del Papa vivirá una doble vida, contemplativa y operativa, considerando la una como sustrato necesario para la efectiva realización de la otra.

La vida contemplativa girará en torno a la práctica de los tres consejos evangélicos, además de la observancia de los mandamientos de Dios y los preceptos de la Iglesia: en torno a la unión con Dios, la perfección interior, los deberes de piedad y culto, de cada virtud, y sovrattutto a la oración, a la meditación, a la penitencia  de todas las formas y en particular a la ' abnegación de su propia voluntad'.

La vida operativa se ampliará en la ejecución del programa pontificio, IV Voto y el propósito específico y propio  de la Compañía.

Fortalecida por la gracia de Dios, probada en virtudes, libre de todo compromiso doméstico, político y social, lista en definitiva, en espíritu y en la carne para el beneficio de la vida contemplativa, la Compañía sólo pedirá a su Supremo Jefe, el Papa, una bendición y trabajo, que encargos y misiones.

El cuarto voto se resume en la más completa adhesión de mente, corazón y obras al Pontífice y, así como el religioso cumple con sus deberes para con Dios de una manera supremamente más regular y precisa que el laico en medio del mundo, así lo hace la Compañía. del Papa, como un solo hombre, con el voto IV se propone cumplir con más rigor y de una manera mucho más perfecta el deber, aunque común a todos los católicos, de unión, amor filial y defensa de la Sede Apostólica, es decir, a la voluntad del Papa, a la libertad del Romano Pontífice ya la puesta en práctica de sus designios en toda la humanidad, la Compañía se dedicará y votará por sí misma con toda su inteligencia, con todas sus fuerzas en el santo nombre del Señor.

III. La oportunidad, que me parece ver en el presente, de una Congregación dedicada a la completa ejecución del programa papal, se mantiene también mirando al futuro; - si el día es favorable o no para el triunfo del papado, o si los acontecimientos se precipitan o se desarrollan lentamente.

a) Si los mejores tiempos maduran lentamente, es decir, se producen por crisis y por evolución, la Compañía del Papa será siempre la más apta, o entre las más aptas, para preparar con serenidad a la nueva generación a ser más dócil que la cadencia al verbo pontificio. , y esto vendrá especialmente con el traslado de los jóvenes de las escuelas al campo.

b) Si los tiempos maduran bruscamente, por revoluciones o catástrofes sociales, la Compañía del Papa será un núcleo de personas preparadas para los nuevos tiempos.

c) Si el mañana es benigno para el reinado de Jesucristo y su Vicario, la Compañía del Papa será la silenciosa propagadora de la palabra papal pacífica y restauradora, y servirá para mantener el estado de paz y libertad de la Iglesia.

d) Si el futuro es sombrío y hay días de lucha más aguda entre los hijos de Dios y los hijos de los hombres, entre Cristo y Satanás, entre el papado y la masonería, los miembros de la Compañía del Papa siempre lo serán, con la misma firmeza. Espero y como rezo al Señor todos los días, siempre estarán a la vanguardia del ejército papal, los pioneros de las libertades papales y, por lo tanto, de la libertad cristiana y verdadera en medio de una sociedad convulsa y apóstata, listos para este propósito para sellar el ¡Amor por Nuestro amado Señor Jesús y Su Vicario en la tierra, el Papa!

¡Gracias a María SS y alabado sea Jesucristo!

17-18 de junio de 1899 ". [7]

LA REVISIÓN DE LOS DOS PRIMEROS ARTÍCULOS DEL MEMORIAL DE LA COMPAÑÍA DEL PAPA (1900)

Texto de los dos primeros artículos revisados ​​y fechados el 13 de noviembre de 1900. En una nota, señalamos los cambios en relación al primer borrador.

LA COMPAÑÍA DEL PAPA

1. El propósito de esta mínima Compañía del Papa es realizar la voluntad de Dios y buscar su mayor gloria mirando hacia adelante, con la gracia divina, a la propia salud y perfección y a la salud y santificación del prójimo, con cada estudio. hacer crecer en sí mismo y en los fieles el amor de Dios y del Papa, teniendo como programa inmediato la completa implementación del programa pontificio, en los países católicos, - y, en los países no católicos, ayudar, con toda obra de caridad cristiana, almas para convertirse a nuestra santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, consagrándose de manera especial para obtener la unión de las Iglesias separadas. [8] , ut fiat unum ovile et unus Pastor "!

2. Este fin, propio y primordial de nuestra vocación, coloca a la Compañía y a cada uno de sus miembros en la pronta y absoluta obediencia del Vicario de Nuestro Señor Jesucristo, que es el Obispo de Roma, Pastor y Maestro supremo, universal e infalible de 'una verdadera y santa Iglesia de Dios, - para llevar a cabo, en cualquier parte del mundo, en cualquier orden de ideas y hechos; con toda actividad y sacrificio de sustancia y fama , de intelecto, corazón y vida, - todo lo que el Obispo de Roma, Padre universal de la Santa Iglesia Católica y de las almas, quiera mandar o manifestar deseo al Superior General de la Compañía [9] , para la máxima expansión del reino de Dios y para el bien de las almas y de los pueblos. [10]

CARTA A DON CARLO STERPI (20 de noviembre de 1900)

Don Orione escribe a Don Sterpi, que estaba en San Remo, una larga carta de la que tenemos el acta de 4 páginas. [11] Trata de varios temas prácticos.

"Después de haber pedido muchas veces la ayuda de Dios, les digo que el día de la Inmaculada Concepción me parece oportuno que presentemos al Obispo de Tortona lo que les envié el día de San Estanislao, y les envío hoy, retocado, para concretar y declarar cada vez más el propósito por el que nos unimos.

Lo firmarán todos: es decir, por mí, por Albera, por ti, por Risi, por Piana, por Cesare, por Fra Vincenzo, por Goggi, por Volante, por Minardo, - por fra Gaetano, de Alvigini y, si es necesario, también del P. Paolo Cassola.

Yo también hubiera querido de Zanocchi, pero es mejor no apurarse demasiado, si no es totalmente nuestro.

Tengo la intención de escribir al Obispo de Noto para utilizar la S Vea y pida permiso para dar el nombre a esta menor de las Compañías de la Santa Iglesia

Mira a Don Luigi [Gamaleri] leí el propósito de la Compañía, explicándole que esta sería la Compañía esencial que deben tener en la mano todas las demás familias religiosas que integran la Obra de la Divina Providencia, para mantener unido un cuerpo formado por miembros. tan variado: ermitaños que trabajan, adoradores, damas, colegios, monjas, sacerdotes, etc., debe haberle causado una pequeña impresión, pero más favorable que no.

Pero callas ". [12]

SEGUNDA REDACCIÓN DE LA " REGLA FUNDAMENTAL "

(20 DE AGOSTO DE 1901)

Estamos en 1901 y Don Orione tenía la intención expresa de pedir la aprobación de la Congregación, como muestra la circular que el 3 de julio de ese año envió a los cohermanos de la Ópera para invitarlos a los Ejercicios Espirituales de San Remo, donde se reunirían para "prever de nuestra alma según nuestra vocación y rezar por la aprobación y el establecimiento de nuestra más pequeña Congregación ". [13] En el nuevo texto, a los dos artículos del primer borrador de la Regla fundamental , introdujo un preámbulo (refiriéndose al plan de salvación), como se requería si las reglas se presentaban en vista de la aprobación canónica. Don Orione consideró el preámbulo como el primer artículo, por lo que de dos que eran, se convirtieron en tres.

Estimado Don Sterpi,

Les envío los tres primeros puntos de las Constituciones: el primer punto se refiere al orden general de la Providencia o más bien al propósito general de la Redención de Nuestro Señor y la acción de la Iglesia en los siglos cristianos (es un preámbulo) [14].

2. Ahora bien, nuestra mínima Congregación que, por la suprema bondad del Señor, surgió bajo el nombre de la Obra de la Divina Providencia, tiene como finalidad principal: realizar, con la gracia divina, la voluntad de Dios, buscar su mayor gloria, atendiendo a la perfección cristiana de sus miembros y empleando con toda obra de misericordia, espiritual y temporal, para difundir e incrementar el amor de Dios en los corazones de los pobres, los pequeños y los afligidos por diversos males y dolores, especialmente si solo y abandonado.

Los hijos de la Obra proponen a Jesucristo como modelo y pretenden servirle verdaderamente en el prójimo, recordando que este Divino Salvador -que es la caridad misma, Deus caritas est- no ha recomendado nada con más fuerza que la práctica de las obras de Dios. misericordia ... (y los pasajes del Evangelio se informan al respecto),

Es también propio de nuestro Instituto ayudar en su pequeñez, la acción de la Divina Providencia en la conducción de las almas y las instituciones humanas para ocupar su lugar en la Santa Iglesia, levantarse y santificarse según la doctrina y la caridad de Jesucristo Crucificado, en el Plena subordinación y unión filial, de mente, corazón y obras, al Vicario en la tierra de nuestro Señor, que es el Papa, ayudando a implementar, en los países católicos, la completa ejecución de la voluntad del programa papal, y, en los países no católicos , predicando el santo Evangelio a todos los hombres, según el mandato de Jesucristo a los Apóstoles (...), él mismo (el Instituto) de manera muy particular consagrando con cada estudio y sacrificio de caridad para obtener la unión de las Iglesias separadas .

3. Este doble propósito, propio de nuestra vocación, coloca la Obra de la Divina Providencia y cada uno de sus miembros en la pronta y absoluta obediencia del Vicario de nuestro Señor Jesucristo, que es el Romano Pontífice - Supremo Pastor y Maestro universal e infalible. de la única verdadera, santa Iglesia católica y apostólica de Dios - para realizar, siempre con la gracia divina, su voluntad, bajo la dependencia y dirección de los superiores de la Obra en cualquier parte del mundo: en todo orden de ideas y hizo, con toda actividad y sacrificio de sustancias, del intelecto, del corazón y de la vida, todo lo que él, obispo y Papa de la santa Iglesia católica y de todas las almas, quiera mandar,o mostrará su deseo por la mayor gloria y expansión del Reino de Dios y por el bien de las almas y los pueblos "[15] .

EL ALTO CONSEJO DE LEO XIII (1902)

El texto de la Regla fundamental fue examinado por los cohermanos invitados al primer encuentro de los Hijos de la Divina Providencia, celebrado en San Remo en septiembre de 1901. A partir de aquí se inició la redacción formal de los textos constitucionales de la Obra de la Divina Providencia

Don Orione aún no había presentado a Mons. Bandi los tres nuevos artículos de la Regla fundamental cuando, unos meses más tarde, el 10 de enero de 1902 se le ofreció la posibilidad de una audiencia personal con el Papa León XIII. Para la ocasión, preparó la suya propia. resumen en el que no se menciona la acción por la unión de iglesias separadas, que en cambio fue muy querida por el Papa. Sobre este punto "ecuménico", Don Orione pretendía tener una opinión explícita del Papa antes de insertarla en el texto oficial de Constituciones.

Durante la célebre audiencia de León XIII, como relataba Don Orione: "Presenté la regla, la bendijo, la tocó, me puso la mano en la cabeza más de una vez, golpeándola para consolarme; me dijo muchas cosas, incluso para ponerme a trabajar para el 'Unión de las Iglesias Orientales:' Este - me dijo - es mi mayor consejo '". [16] El concilio fue una confirmación y no una innovación del propósito ecuménico. [17]

LOS PRINCIPIOS RESUMEN DE LA "OBRA DE LA DIVINA PROVIDENCIA"

(11 de febrero de 1903) [18]

Don Orione ya estaba listo para presentar las Constituciones y la Congregación al obispo Bandi para su aprobación. Mantuvo contactos con varias personas con vistas a la redacción del texto oficial. Cabe recordar que Don Orione pasó el año 1902, casi en su totalidad, en la colonia agrícola de Santa María en Roma. Estuvo en Montecassino [19] "para ver algunas constituciones de la vida de esos monjes" con la intención de "visitar"  otras "abadías y monasterios para obtener iluminación y consejos". [20] Examina las constituciones de otras órdenes y congregaciones como, por ejemplo, las de los Padres Carmelitas, [21] de los Bernabitas [22] , con especial interés en las de los Rosminianos. [23]

El 1 de mayo se dirigió al padre Giovanni Semeria pidiéndole que le ayudara a preparar una regla impregnada de "una gran caridad que no ve fronteras", un amor "especialmente por los pequeños y los pobres y por todos los afligidos por todos los males y dolores". ", en resumen: " algo que abarcaría el cielo y la tierra (...) ". [24] Para hacer explícito el propósito de la unión de las iglesias separadas, se dirigió, en cambio, a otro Padre: " Cuando fui al Santo Mi padre me dijo que trabajara para la unión de iglesias separadas. ¿Cómo puedes entrar ahí? Piénsalo un rato, querido Padre, y hazlo todo ". [25]

En la segunda parte de enero de 1903 se vivieron las jornadas dramáticas y conocidas por el destino de la Congregación, pues el obispo Bandi quiso "regularizarla", darle una dirección diferente y encomendarla a la responsabilidad de Don Paolo Albera. Después de la conversación "aclaratoria", en la misma mañana, envió la siguiente nota a Don Orione: " Queridísimo en el Señor, ¡que la caridad del Sacratísimo Corazón de Jesús esté siempre con nosotros! Bendigo tu Obra, para que prospere y se difunda para bien. de almas y para mayor gloria de Dios. Que la Virgen Inmaculada acoja a tu persona ya todos tus colaboradores bajo su patrocinio. Rezad y que recen por mí, oprimidos por el dolor y el peso de la Cruz ". [26]

De repente, después de la bendición liberadora del obispo, Don Orione pudo finalmente remitir la solicitud de aprobación de la Congregación.

El 11 de febrero de 1903 envió la pregunta al obispo. Don Orione explicó el plan del Instituto en siete puntos, definiéndolos como "los principios más altos de la Obra de la Divina Providencia". [27] Es un texto de gran valor histórico en cuanto a la clarificación del carisma, siendo el primer documento presentado formalmente de Don Orione a la Autoridad de la Iglesia para el reconocimiento canónico.

La obra de la Divina Providencia, en los siglos anteriores al nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, fue coordinada para disponer a la humanidad a recibir a Jesucristo Redentor; y, después de la venida de Nuestro Señor en el transcurso de los siglos en que la Santa Iglesia milita en la tierra, la obra de la Divina Providencia consiste en establecer omnia en Cristo: es decir, iluminar y santificar las almas en el conocimiento y la caridad de Dios, y Establecer sucesivamente todas las instituciones y todas las cosas, incluso las pertenecientes a la sociedad exterior de los hombres, en Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, haciéndoles entrar en el espíritu y la vida del catolicismo, para que ocupen su lugar en él, poner orden. perfecto en la sociedad humana y triunfando en la gloria divina, uniendo a toda la humanidad en un cuerpo, el S.Iglesia católica constituida por Nuestro Señor Jesucristo bajo el poder divino de los Obispos, en unión y dependencia con el divino y supremo poder apostólico del Beato Pedro, que es el Romano Pontífice, para que todas las criaturas e instituciones humanas puedan ser solo redil, bajo la dirección de un solo Pastor: "ut fiat unum ovile et unus Pastore".

Y porque Nuestro Señor Jesucristo designó propiamente en el bienaventurado apóstol Pedro que se convertiría en siervo de los siervos de Dios, y en él fundó su Iglesia, y en él confió la unidad del gobierno visible que acercaba más y más a los hombres a Dios, y por la asistencia del Espíritu Santo, entregó en él a sus sucesores hasta el fin de los siglos las palabras infalibles de la vida eterna, para lograr el propósito de la redención, que es renovar en Jesucristo a todos los hombres y a todos los hombres, y el reino social. de Jesucristo: "establecer omnia in Christo", nuestro más mínimo Instituto que, por la bondad del Señor, surgió bajo el nombre de Obra de la Divina Providencia, reconociendo en el Romano Pontífice la piedra angular de la obra de la Divina Providencia en el mundo universal, ya que en Venera al Sucesor del Beato Pedro,Vicario en la tierra de Nuestro Señor Jesucristo, esto tiene como principal propósito:

para "cumplir, con la gracia divina, la voluntad de Dios en la voluntad del beato Pedro el Romano Pontífice, y buscar la mayor gloria de Dios atendiendo a la perfección de sus miembros, y emplearse, con toda obra de misericordia, en difundir y crecer en el pueblo cristiano y especialmente en la evangelización de los pobres, los pequeños y los afligidos por todos los males y dolores, un amor muy dulce al Vicario en la tierra de Nuestro Señor Jesucristo, que es Romano Pontífice, Sucesor del Beato Apóstol Pedro, con la intención de contribuir fortalecer, dentro de la Santa Iglesia, la unidad de los hijos con el Padre y, externamente, restaurar la unidad rota con el Padre ”.

La parte más activa es:

para una acción interna en la Santa Iglesia: trabajar y eliminar la confusión de ideas y, con obras de misericordia, reavivar, estrechar y mantener la unidad de los fieles con el beato Pedro, penetrando primero. un amor vigoroso y activo por el Santo Padre:

a) la educación de los jóvenes desde la escuela al campo;

b) la evangelización de los humildes, según los principios sociales cristianos;

c) los afligidos por tantos males y dolores, y toda institución a favor del pueblo.

Sí, que Nuestro Señor Jesucristo entre por Su Santo Vicario en todos los corazones, y especialmente en los corazones de aquellos a quienes el Divino Maestro ha demostrado amar tanto a los pequeños de edad y condición, que sobre todo necesitan el consuelo de conocerlo y seguirlo; y, para estos, se entra en todas las manifestaciones de lo que es el cristiano como individuo y como piensa, quiere y trabaja el pueblo.

Por voluntad expresa del Santo Padre, es precisamente este Instituto el de ayudar, en su pequeñez, la obra de la Divina Providencia, trabajando y sacrificándose para quitar la confusión de los tabernáculos y devolver a las iglesias a la total dependencia y unidad con el Beato Pedro. separar; para que, por la unidad con el beato Pedro, que es el Romano Pontífice, y por el cumplimiento de su voluntad, es decir, de lo que va con el nombre del programa papal para todo y para los diversos Estados, la caridad más tierna llegue a todos y en todas partes. del Corazón SS. de Jesús, ya través de él los pueblos y naciones establecen un orden justo en la tierra, y viven y prosperan en Nuestro Señor Jesucristo Crucificado: "Instaurate omnia in Christo".

Este objetivo --unir con el Papa para establecer la omnia en Cristo--, que es nuestra propia acción, coloca la Obra de la Divina Providencia y a cada uno de sus miembros en la pronta y absoluta obediencia del Vicario de Nuestro Señor Jesucristo, Romano Pontífice - Padre, Pastor y Maestro supremo, universal e infalible de la única verdadera, santa, católica y apostólica Iglesia de Dios - para llevar a cabo, siempre con la gracia divina y según las órdenes y deseos que se dignará manifestar al Superior del Instituto, en cualquier parte del mundo, en todo orden de ideas y hechos, con toda actividad y sacrificio de sustancias, del intelecto, del corazón y de la vida, todo lo que él, Obispo y Papa de la Santa Iglesia Católica y de todas las almas, quiera mandar , o mostrará deseo, para la mayor gloria y expansión del Reino de Dios,y por el bien de las almas y de los pueblos.

Epper, en primer lugar, iluminada por un gran y filial amor al Vicario en la tierra de Nuestro Señor Jesucristo, la Obra de la Divina Providencia disfruta de un vínculo especial con la Sede del Beato Pedro, dispuesta a ir a donde el Santo Padre quisiera enviar a

Va también es glorioso poder prestar todas sus obras y servicios a los Obispos, a quienes el Espíritu Santo puso para gobernar la Iglesia de Dios.

Los Hermanos de esta Congregación se dividen en dos clases, la de los laicos y la de los sacerdotes.

Los hermanos laicos serán llamados con el simple título de hermanos; sacerdotes con el título de Coadjutores de la Obra de la Divina Providencia. Los miembros de la Obra, tras un adecuado período de noviciado - que, según las normas dadas por la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares, debe durar no menos de un año - serán admitidos a los votos temporales anuales de castidad, pobreza y obediencia por un período completo de tres años, después del cual pueden hacer sus votos perpetuos; y sólo después de que estos logren, sin objeción, la Orden del Subdiaconado. Entonces estos sacerdotes que, habiendo hecho sus votos perpetuos como el anterior, serán considerados dignos por el Superior, podrán formar parte de una sección especial con una obligación especial, sin embargo, sin voto, de servir al Romano Pontífice en todo y para la totalidad, y tuvo como servidores hasta el muerte e hijos del Papa.

Éstos deben haber hecho un continuo y total sacrificio de sí mismos a la voluntad de los Superiores: viven sólo para la Santa Iglesia, siempre dispuestos a morir por ella.

Estos son los principios supremos de la "Obra de la Divina Providencia" (…).

REGLA DE LA CONGREGACIÓN (1904)

"Obra de la Divina Providencia"

Texto escrito a mano

Don Orione consideró los 7 puntos de los Principios Supremos como "verdaderas Constituciones summatim" [28] . Sin embargo, hubo que elaborar un nuevo cuerpo de constituciones, porque Mons. Bandi había puesto en el decreto de aprobación que el texto de las Constituciones "terminado en todas sus partes" se sometía a aprobación [29] .

Para su recopilación, Don Orione se inspiró en la regla benedictina [30] y en las Constituciones de los Salesianos; [31] encontró una valiosa ayuda en Don Carlo Perosi y, al menos para la traducción del texto al latín, en Don Gaspare Goggi. [32] Fueron aprobados por Mons. Bandi en 1904 [33] y permanecieron en el estado de manuscrito. Llevan el título: "Reglamento [34] de la Congregación" Obra de la Divina Providencia ". El material se distribuye en 26 artículos; solo reportamos 7, tomados de una copia manuscrita del Siervo de Dios Don Gaspare Goggi.

1 - La Congregación la "Obra de la Divina Providencia" dedicada a Nuestro Redentor Jesucristo, a la Santísima Virgen María, a San José - Patrón de la Iglesia - al Beato Arcángel Miguel, a los Bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y a todos los Santos, está formada por fieles cristianos que, enardecidos de ardiente deseo por el seguimiento del mismo Divino Maestro y de Nuestro Señor Jesucristo, consolándose y ayudándose unos a otros esperan su propia santificación.

2 - Por lo cual los Diputados, haciendo vida común, bajo la obediencia del Superior legítimo, con los tres votos de pobreza, obediencia y castidad, que deben hacerse primero cada año durante tres años, luego a perpetuidad, atienden con esmero la propia santificación.

3 - El propósito de la Congregación es este: "Unir al pueblo cristiano con un vínculo muy dulce y estrecho de toda la mente y del corazón a la Sede Apostólica en la que, según las palabras del Crisólogo, el Beato Pedro vive, preside y da la verdad de fe a quienes la piden (Ep. Ad Euntes 2 °) por medio de obras de misericordia y principalmente informando el alma de los jóvenes al espíritu puro de la fe católica, evangelizando a los pobres y consolándolos con la caridad de Nuestra Señora Jesucristo. fatigado y agravado ".

Por tanto, nada es más importante para los Congregados que aumentar cada vez más en el espíritu de los fieles, especialmente de los pequeños y los pobres, el sentido de devoción y obediencia hacia el Santo Pontífice, cuanto más encarnizada es la guerra que se libra contra él. , y no buscan nada con mayor empeño, que volver cuando le plazca al Señor, a la unidad primitiva de la Iglesia los que, aun conociendo y confesando ser nuestro Señor Cristo, Hijo de Dios y Salvador de los hombres, también se alejan de su Esposa: la Santa Madre Iglesia.

4 - Los miembros de esta Congregación son laicos o sacerdotes: los laicos son llamados "Hermanos"; los Sacerdotes "Hijos de la Divina Providencia".

5 - Aquellos Sacerdotes que hayan emitido sus votos perpetuos, como el anterior, serán considerados dignos por el Superior, podrán formar parte de una sección especial, teniendo la obligación especial, sin voto, sin embargo, de servir en todos los aspectos al Santo Pontífice y haber tenido como servidores hasta la muerte e hijos del Papa, que deben haber hecho un continuo y total sacrificio de sí mismos a la voluntad de los Superiores: pueden vivir sólo para la Santa Iglesia, siempre dispuestos a morir por ella.

6 - Quien pida ser contado entre estos Congregados debe interrogarse cuidadosamente sobre los lazos por los que podría estar vinculado por razones de justicia o caridad, ya sea por pacto o por condiciones naturales de estado, para que otros tuvieran derecho a alguna parte de la libertad o de su trabajo, y debe prestarlo en beneficio de otros, en cuyo caso nadie tiene que ser admitido a la profesión de votos de la Congregación.

7 - No obstante, para que los que están sujetos a los impedimentos antes mencionados no se vean privados de la ventaja que les puede llegar en el Señor por ser miembros de la Congregación, y para que le sean de ayuda en el ejercicio de las obras de caridad, parece excelente establecer que Estos cristianos fieles, es decir, los que la desean y la piden, deben estar vinculados a la Congregación con el vínculo del espíritu y con la comunión de los bienes espirituales, y que aquellos entre ellos que anhelen con todo el corazón la perfección y estén dispuestos a hacer votos. si se les diera, se mantendrían como " hijos adoptivos" ; que todos los demás que tienen un buen nombre deberían llamarse Ascritti all'Istituto, o " Terciarios".

PRIMERAS CONSTITUCIONES IMPRESAS, DESDE 1912

Don Orione, que regresó del período de Messina e hizo sus votos perpetuos en manos de Pío X el 19 de abril de 1912, está a punto de revisar las Reglas, cambiando muy poco el texto de 1904, tanto que incluso las de 1912 se definen como " Constituciones primitivas ". A ello le dedica un meticuloso esfuerzo, especialmente para traducir fielmente las " correcciones " de Pío X y expresar de la manera más clara posible la devoción y el apego de la Congregación a la Iglesia ya la Sede de Pedro.

A principios de octubre, finalmente salieron de la imprenta San Giuseppe di Tortona los primeros ejemplares de las "Constituciones de los Hijos de la Divina Providencia . Presentamos sólo los artículos explicativos del carisma, expresados ​​en Bellas y Medios".

Fin de la Congregación

III - Se siente gravemente la necesidad de apoyar la religión católica; por qué el propósito mismo de esta pequeña Congregación es, no solo cuidar la santificación de sus miembros, sino consagrar todos sus afectos y fuerzas para unir al pueblo cristiano con un vínculo muy dulce y cercano de toda la mente y el corazón al Sede Apostólica, en la que, según palabras del Crisólogo, «el Beato Pedro vive, preside y da la verdad de la Fe a quienes la piden (Ep. Ad Eutic. 2 ^).

Medio

IV - Y esto por medio de aquellas obras de caridad espirituales y corporales que, según las necesidades de los países y tiempos, el Superior juzgue más adecuadas y eficaces para renovar al hombre y a la sociedad en Jesucristo nuestro Señor: y especialmente con Enseñanza de la doctrina católica: con la difusión y el apoyo de las Actas de la Santa Sede, y con aquellas instituciones que sirven para informar el alma de los jóvenes sobre el espíritu puro y la práctica de la Fe, y para acercar el corazón a la Iglesia y al Vicario de Jesucristo. de la Juventud.

Espíritu de amor y obediencia al Papa y a los obispos

V - Y puesto que Jesucristo Nuestro Señor " coepit facere et docere" (Act. Ap. 1-1), nada debe ser más querido para los Congregados que unirse más íntimamente a Dios con el más tierno amor a la Santa Madre Iglesia y a nuestro dulce Cristo en la tierra, el Papa, haciéndose día y noche casi holocaustos vivientes de amor a Dios y a su Vicario: dando a todos el ejemplo de la más cariñosamente filial y perfecta obediencia, interior y exterior, no sólo en lo que es se refiere a los mandatos, pero también a los deseos que el Santo Padre se dignó manifestar al Superior.

Entonces, aunque seamos pocos y pequeños y débiles también, por la gracia divina, recordemos siempre que es nuestra vocación que nadie nos supere jamás trabajando y buscando con cada mayor compromiso y sacrificio difundir y arraigar el amor y La obediencia al Romano Pontífice, más el odio, la rebelión y más feroz la guerra que se libra contra él. Así como siempre seremos gloriosos de poder prestar todas nuestras obras al servicio de los Obispos, quos Spiritus Sanctus posuit regere Ecclesiam Dei (Act. Ap. 20-28).

PROYECTO DE CONSTITUCIONES DE TARJETA. BOGGIANI (1929)

Tras la promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico, hubo que pensar en la actualización de las Constituciones de 1912. Don Orione se encomendó a la competencia del carnet dominicano. Tommaso Pio Boggiani. El 9 de octubre el Cardenal entrega el manuscrito de las nuevas Constituciones y redacta una carta de acompañamiento indicando los trámites a seguir para obtener de la Santa Sede el decreto de aprobación de la Congregación y de las Constituciones . Don Orione define ese manuscrito como nuestras "segundas Constituciones, retocadas y coordinadas a las nuevas disposiciones de la Santa Sede Apostólica por ese santo hombre que es el Cardenal Boggiani".

El Cardenal hizo un excelente trabajo, un cuerpo de Reglamento de 425 artículos, en el que no faltaba nada de lo que podía desear el Derecho Canónico de 1917, [35] pero muy deficiente en la parte concerniente al espíritu de la Congregación, presentado en dos magros artículos. [36] Estas Constituciones permanecieron siempre en forma de "borradores" de estudio y nunca se llevaron a cabo.

CAPÍTULO I DE LAS CONSTITUCIONES (22 de julio de 1936)

Don Orione está en Argentina; en Italia está la Visita Apostólica del Abad Emanuele Caronti que, entre las tareas, tiene la de llevar la Congregación y su Reglamento a la aprobación pontificia.

El 11 de julio de 1936, Don Orione envió a Don Sterpi dos copias del texto del Capítulo I de las Constituciones de los Hijos de la Divina Providencia , [37] redactado de su propia mano para establecer el espíritu y propósito de la Congregación. Revisó y retocó en detalle el texto que sabía que sería crucial. El 22 de julio envió el nuevo borrador a Don Sterpi diciendo: "si es necesario, que se diga en voz alta, así lo había escrito Don Orione, después de años de oración". [38] Envió varios ejemplares y, acompañando al último, escribió: “Os envío la última y definitiva redacción del capítulo 1 de las Constituciones: cualquier forma mía anterior queda abrogada.(...). Creo que éste, que os envío ahora, en Domino responde a lo que nuestra Congregación siempre ha sentido, ha querido y quiere ser y: habla de su verdadero propósito y de su verdadero espíritu papal ” [39].

Este texto, meticulosamente pensado y redactado, en un momento tan importante en el que el Fundador entregó a la autoridad de la Iglesia, para el reconocimiento competente, su inspiración ha de ser considerado el texto más autoritario, preciso y definitivo de la formulación del carisma. [40]

Cabeza 1 °

Del título y finalidad de la Congregación.

1 ° - El título de la Congregación es: "Pequeña Obra de la Divina Providencia", es decir: Congregación de los hijos de la Divina Providencia.

La Congregación está bajo la protección especial de María Santísima, Inmaculada y Misericordiosa Madre de Dios y nuestra, de San José y de los Beatos Apóstoles Pedro y Pablo.

 2 ° - El propósito principal y general de esta humilde Congregación es la santificación de sus miembros, mediante la observancia de los tres votos simples de pobreza, castidad y obediencia, y de estas Constituciones.

3 ° - El propósito particular y especial es difundir la doctrina y el amor de Jesucristo, el Papa y la Iglesia, especialmente entre el pueblo; atraer y unir a los hijos del pueblo y de las clases trabajadoras con un vínculo muy dulce y muy estrecho de toda la mente y el corazón a la sede apostólica, en la que, según las palabras del Crisólogo, "el beato Pedro vive, preside y da la verdad de la fe a los que piden "(Epist. a Eut. 2.).

Y esto con el apostolado de la caridad entre los pequeños y los pobres, a través de aquellas Instituciones y Obras de misericordia más adecuadas para la educación y formación cristiana de los hijos del pueblo y para llevar a las multitudes hacia Jesucristo y su Iglesia.

4 ° - Aquellos Hijos de la Divina Providencia que, habiendo hecho sus votos perpetuos, hayan cumplido al menos diez años de vida religiosa irreprochable, podrán ser admitidos a un cuarto voto, consagración al Papa, teniendo especial obligación de servir en todos los aspectos a la Romano Pontífice.

Deben vivir solo para la santa madre iglesia de Roma, prometida, per mysterum crucis, de entregarle todo su corazón, mente, sangre y vida, en un continuo y total sacrificio de sí mismos, ofreciendo oraciones y mortificaciones diarias, ut fiat unum ovile et unus Pastor.

Y encendidos por la caridad ardiente para defender y propagar la fe, gozarán si al Vicario de Jesucristo le place llamarlos a trabajar contra el peligro protestante, como para expandir el reino de Dios entre los infieles o para llamar a los hermanos separados a la unidad primitiva de la Iglesia.

Por tanto, queda bien decidido que esta Pequeña Obra, encomendada únicamente a la bondad infinita y al auxilio de la Divina Providencia, queriendo ajustarse lo más perfectamente posible al ejemplo dejado por el Hijo de Dios, sea para los pobres, en quienes nos ve y nos sirve. Señor Jesucristo, y quiere fundamentarse en la humildad.

Cabe agregar que a Don Orione se le pidió que estableciera con qué obras - considerando los medios - pretendía lograr el fin . Don Orione se mostró reacio porque creía que bastaba con decir "a través de aquellas Instituciones y Obras de Misericordia más adecuadas ". Sin embargo, por respeto, sacó del texto una lista larga y variada de obras y, al final, añadió de nuevo: "... y aquellas obras de fe y caridad que, según las necesidades de los países y épocas, a la Santa Sede le agradó indicarnos como más apto para renovar la Compañía en Jesucristo ". [41]

REEDICIÓN DE LAS PRIMERAS CONSTITUCIONES Y NUEVAS NORMAS PRÁCTICAS (1940)

Don Orione muere el 12 de marzo. Don Carlo Sterpi, su colaborador y primer sucesor, se encargó de inmediato de la reedición y puso en práctica las primeras Constituciones impresas de 1912, [42] junto con un folleto de Normas Prácticas de 254 artículos, actualizado con las decisiones tomadas por el 1er Capítulo General en 'Agosto de 1940.

NUEVAS CONSTITUCIONES (1944)

Don Sterpi, valiéndose también de la experiencia y autoridad del abad Caronti, visitador apostólico, prepara el nuevo texto de las Constituciones para ser presentado al juicio y aprobación de la Congregación de Religiosos. Don Sterpi, con un estudio amoroso e inteligente de los escritos y textos constitucionales anteriores del Fundador, recopila un cuerpo normativo de 384 artículos, recurriendo abundantemente a las palabras del propio Don Orione y siguiendo la legislación vigente de la Iglesia. Estas Constituciones son presentadas a la Sagrada Congregación de Religiosos el 18 de mayo de 1943. Con el Decretum laudis del 24 de enero de 1944, las Constituciones de los Hijos de la Divina Providencia son alabadas y recomendadas "amplissimis verbis" y aprobadas "ad experimentum" durante siete años.

3 - El propósito especial es difundir el conocimiento y el amor de Jesucristo, la Iglesia y el Papa, especialmente entre la gente; atraer y unir a los niños del pueblo y las clases trabajadoras a la Sede Apostólica con un vínculo muy dulce y estrecho de mente y corazón.

Y esto a través del apostolado de la caridad entre los pequeños y los pobres, con aquellas instituciones y obras de misericordia espiritual y corporal más adecuadas a la educación y formación cristiana de los jóvenes y del pueblo más necesitados, con la intención de cooperar modestamente al pie de la Sede Apostólica y Ordinarios Diocesanos, para renovar y unificar al hombre y la sociedad en Jesucristo nuestro Señor, llevando el corazón de los niños más abandonados, los pobres y las clases populares a la Iglesia y al Papa: "Ad omnia in Christo instauranda, ut fiat unum ovile et unus pastor ".

Por tanto, queda bien establecido que la Pequeña Obra, encomendada únicamente a la bondad infinita y al auxilio de la Divina Providencia, queriendo ajustarse, lo más perfectamente posible, al ejemplo dejado por el Hijo de Dios "es para los pobres", en quienes ve y sirve. nuestro Señor Jesucristo, y quiere fundarse en la humildad.

4. Para lograr este fin, los Hijos de la Divina Providencia atienden las siguientes obras: formación religiosa y eclesiástica; preservación de la difusión de la fe y retorno de los disidentes a la unidad de la Iglesia; casas de santificación para el clero; redención social; asistencia a los enfermos, huérfanos, ancianos, deficientes y el derroche de la sociedad; docencia agrícola, técnico-profesional, maestría; y todas las demás obras de caridad que serán, a tal efecto, más indicadas por los tiempos.

5. Fieles al programa que el venerable fundador solía expresar continuamente en el grito apasionado de las almas, las almas, los Hijos de la Divina Providencia recuerden siempre que la multiplicidad de obras a las que están destinados tiene un único fin, el de ganar almas para Jesucristo. entrenarlos en la virtud según el Santo Evangelio y hacerlos vivir la vida de la Iglesia en íntima unión con su Cabeza visible, el Romano Pontífice, y con los Ordinarios Diocesanos.

APROBACIÓN DEFINITIVA DE LA CONGREGACIÓN (20.11.1954)

A la vista de la aprobación, con el cuidado del superior general Don Carlo Pensa, se retocan las Constituciones de 1944: un artículo más para la escisión de otro anterior, pequeñas mejoras léxicas. Estas son las Constituciones que se presentan a la Santa Sede con la solicitud de aprobación pontificia definitiva de la Congregación.

El decreto final de aprobación pontificia lleva la fecha del 20 de noviembre de 1954. Ese 20 de noviembre fue el tercer sábado del mes del Año Mariano de 1954, día en el que se celebró la fiesta litúrgica de la " Nuestra Señora de la Divina Providencia ", fiesta de la Obra Pequeña de la Divina providencia. Desde entonces, se solicitó y consiguió que en la Congregación la fiesta de Nuestra Señora de la Divina Providencia, "Madre y Fundadora del Cielo", quedara fijada el 20 de noviembre, y no más el tercer sábado de noviembre, precisamente para recordar la aprobación pontificia definitiva de la Congregación. .

LAS CONSTITUCIONES TRAS EL II CONCILIO VATICANO (1982)

El Concilio Ecuménico Vaticano II invitó a todos los institutos religiosos a volver a las fuentes carismáticas y, por lo tanto, también pidió la revisión de las Constituciones. Esto se desarrolló en tres etapas, marcadas por los Capítulos Generales de 1969, 1975, 1981, que correspondían a tres diferentes ediciones revisadas de las Constituciones. Finalmente, el Decreto del 26 de abril de 1982, aprobó la edición de las Constituciones para ser considerada definitiva.

El núcleo carismático se expresa en el artículo 5:

5 - El propósito especial de la Congregación es difundir el conocimiento y el amor de Jesucristo, la Iglesia y el Papa, especialmente entre la gente; atraer y unir a los hijos del pueblo y de las clases trabajadoras con un vínculo muy dulce y muy estrecho de toda la mente y el corazón a la Sede Apostólica, en la que, según las palabras del Crisólogo, el Beato Pedro vive, preside y da la verdad de la fe a quien pregunta.

Y esto a través del apostolado de la caridad entre los pequeños y los pobres, con aquellas instituciones y obras de misericordia espiritual y corporal que mejor se adapten a la educación y formación cristiana de los jóvenes y del pueblo más necesitados, con la intención de cooperar modestamente al pie de la Sede Apostólica y de Obispos, para renovar y unificar al hombre y la sociedad en Jesucristo nuestro Señor, acercando a la Iglesia y al Papa el corazón de los niños más abandonados, los pobres y las clases populares. Ad omnia en Christo instauranda, ut fiat unum ovile et unus pastor.

Por tanto, queda bien decidido que la Pequeña Obra, encomendada sólo a la bondad infinita y al auxilio de la Divina Providencia, queriendo ajustarse, lo más perfectamente posible, al ejemplo dejado por el Hijo de Dios, es para los pobres, en quienes ve y sirve a nuestro Señor Jesucristo. y quiere fundamentarse en la humildad.

LAS CONSTITUCIONES DESPUÉS DEL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO (1988)

El 25 de enero de 1983 se publicó el nuevo Código de Derecho Canónico y fue necesario revisar las Constituciones para eventualmente adaptarlas a las nuevas disposiciones del Código. El IX Capítulo General (1987) examinó y aprobó los cambios. Los pocos cambios realizados se limitaron estrictamente a aspectos canónicos. El 12 de marzo de 1988 se publicaron las nuevas Constituciones y Normas, actualmente vigentes. [43]

[1] Texto presentado en el Instituto Teológico Don Orione, 23 de noviembre de 2020.

[2] En el segundo minuto encontramos la declaración explícita de que los artículos allí informados - llamados "capítulos" - son el primero de nuestras Constituciones: "Estos dos primeros capítulos son nuestra profesión de fe y vida religiosa (...). Todo lo que vendrá, las constituciones o normas posteriores a estos dos artículos, se entiende que dependen de estos dos primeros ”. En este minuto, Don Orione añade a los dos capítulos también “III. La forma de vivir en el exterior ” sin darle ningún desarrollo ; Escritos 110, 233.

[3] Escritos  90, 404 y hay un segundo minuto en 110, 233.

[4] Mons. Ambrogio Daffra, obispo de Ventimiglia, fue el primer director del clérigo Luigi Orione en el seminario de Tortona.

[5]   Dentro de ese año se estableció el grupo de los primeros Ermitaños de la Divina Providencia (julio de 1899) y el de las Damas de la Divina Providencia (septiembre de 1899).

[6] Cf. F. Peloso, ¿Qué relación hay entre la Compañía del Papa y la Obra de la Divina Providencia? En MdO, n. 110, 2003, págs. 40-45.

[7] Escritos, 52, 1.

[8]   En el primer borrador había "luchar con todo esfuerzo para unir a las iglesias separadas, protestantes e infieles con el Papa".

[9]   En el primer borrador se indicaba el objeto de la obediencia al Pontífice en "lo que al Papa le gustará mandar, o mostrará lo que quiere", mientras que la mediación también se incluye aquí " o manifestará deseo al Superior general de la Compañía".

[10]   Escritos, 52, 4.

[11] Escritos 10, 11-14.

[12] Escritos 10, 14.

[13] Escritos, 30, 16.

[14] Escritos 10, 3.

[15] A. Bianchi, The Holy Rules,  mecanografiado, ADO, p. 360s. El texto completo nos lo pasó Don Sterpi, quien transcribió los tres puntos en su cuaderno.

[16] Scritti 72, 187. Don Orione ya había hecho la intención de trabajar para " obtener la unión de las iglesias separadas" en los artículos de regla del 13 al 20 de noviembre de 1900 y de agosto a septiembre de 1901.

[17] Cf. F. Peloso, ¿Está el propósito ecuménico enunciado en las primeras Constituciones originales de Don Orione? En MdO, n. 110, 2003, págs. 54-59

[18] Escritos 45, 30 f. El texto publicado en Don Orione. The Letters, 1969, I, 11-22; Sobre los escalones , p.233-235.

[19]   Escritos 57, 107.

[20]   Escritos , 70, 172.

[21]   Escritos, 102, 172s.

[22]   Escritos, 102, 44.

[23] Ver la correspondencia con el padre Bernardino Balsari de 1902, reportada en FH Fornerod , La Iglesia es caridad. La experiencia eclesiológica de San Luis Orione , Agape, Roma, 2008, p. 407-408.

[24]   Escritos, 112 , 43.

[25]   Escritos, 97, 2.

[26] Llamadas , carpeta B. 5. III. Don Orione añadió en esa hoja: “ En un momento de gran dolor ”.

[27] Véase la mía Visión teológica y carismática de Don Orione en MoO, n. 150, 2016, p. 8-11.

[28]   Escritos 30, 60.

[29]   ADO, Cartas de Mons. Bandi .

[30]   "Nuestra Regla es la Regla de San Benito"; Reuniones 70.

[31]   "Por resolución tomada , se estableció, hasta que la Obra de la Divina Providencia tenga sus propias Reglas aprobadas , adoptar las Reglas y Constituciones de la Sociedad Salesiana"; Escritos 87, 39.

[32]   Cfr. DESPUÉS III, 436ss.

[33]   Reuniones 70. Se desconoce la fecha exacta.

[34]   En la versión latina, el título está en singular, "Regula". Entonces. 32 de las Normas, sin embargo, disponía que el término "Regla" estaba reservado para las Órdenes, mientras que las Congregaciones tenían que utilizar "Constituciones".

[35] También tuvieron en cuenta la nueva Normae secundum quas Sacra Congregatio de Religiosis in novis religiosis Congregationibus Approbandis proceda solet, emitida el 6 de marzo de 1921, para el reconocimiento de Congregaciones religiosas.

[36]   A lo largo del texto extenso sólo hay dos referencias a las relaciones con el Papa en el art. 3 y en el art. 80.

[37]   Scritti, 59, 20. El mismo día, temiendo que los dos primeros ejemplares "se perdieran o demoraran" en llegar, envió otros dos "por vía aérea", renovando la recomendación de contestar, si hubiera de necesidad: "Este (capítulo) es como lo escribió Don Orione, después de años de oración" ( Scritti, 59, 22).

[38] Así que escribió en una carta del mismo día enviando una segunda copia a Don Sterpi; Escritos 59, 21.

[39]   Escritos, 59, 25.

[40] Sobre las circunstancias de la redacción del Primer Jefe de las Constituciones de 1936, véase A. Lanza, El IV voto de "fidelidad al Papa" de los Hijos de la Divina Providencia , MoO, n. 60, pág. 42-47.

[41] Escritos 59.20-27. Don Orione enumera: "Oratorios festivos, escuelas extraescolares y nocturnas, mecenazgos pro juventute y pro obreros y agricultores, patronazgos obreros, casas de la Divina Providencia para discapacitados, orfanatos, casas de beneficencia para ancianos. Albergues para pobres, enfermos y discapacitados, especialmente para los desechos de la sociedad. Escuelas de religión para el pueblo, escuelas y colegios para niños pobres y clase trabajadora. El mecenazgo y la juventud trabaja para la preservación de la fe y la moral y para la formación católica Escuelas agrícolas y escuelas vocacionales y artes y oficios. Seminarios, para proporcionar vocaciones a los obispos y sus diócesis. Escuelas apostólicas. Institutos misioneros para proporcionar materias para misiones y para la propaganda católica, escuelas de formación. Prensa, escuelas de prensa, escuelas populares y externas "; Escritos 118, 215 y 52, 65.

[42] Las nuevas Constituciones aún no fueron elaboradas y aprobadas y el P. Sterpi no quiso que se creara un vacío en el espíritu y las reglas de la Congregación.

[43] En el Capítulo General de 2016, se realizaron cambios literarios mínimos en las Constituciones , mientras que las Normas se revisaron ampliamente

Messaggi don Orione

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