sábado, 23 de junio de 2018

DON ORIONE A LOS JOVENES

¿Qué les diría Don Orione a los jóvenes de hoy?

por padreteo en 2 agosto, 2014
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QUÉ LES DIRÍA DON ORIONE A LOS JÓVENES
Don Flavio Peloso, Tortona 16 de julio de 2014
“¡De Tortona al mundo, protagonistas de un sueño!”
Caminando hacia una pedagogía orionista del MGO.

Don-Orione4Este encuentro es un momento de gracia: para vosotros, para la Congregación y para muchos jóvenes que están en el camino del bien junto a vosotros y a Don Orione.
Vuestro encuentro se propone elaborar algunos elementos esenciales de la pedagogía orionista que den identidad, unidad y continuidad al camino del movimiento juvenil.
     DOS PREMISAS
   1. La esperanza es el motor de la pedagogía
Uno de los fenómenos más característicos y también preocupantes del mundo de hoy es la falta de esperanza y de proyección mirando al futuro. El desafío que se deriva de ello tiene que ver con la capacidad de vivir nuestra historia con esperanza. Yo diría que esta es la “madre de todos los desafíos”. Sin la esperanza la civilización se hace introspectiva y decae. Sin esperanza no es posible ninguna pedagogía.
Es un desafío que provoca y estimula a toda la Familia orionista, que es una Pequeña Obra de la Divina Providencia, una Familia que tiene en la confianza en la Divina Providencia su fuente vital y su actitud identificadora. Interpela de modo particular a los jóvenes orionistas que -también por el carisma propio de la edad juvenil- son, y son llamados a ser, el ala avanzada de la esperanza.
Sabemos que la esperanza florece y crece en el horizonte de una historia que mira al futuro. La post-modernidad es una estación poco favorable a la esperanza: el pensamiento débil se declara incapaz y poco interesado en saber quienes somos y dónde estamos; se repliega en el presentismo, en el “aquí y ahora” para el goce, el consumo; renuncia a colocar el hoy en una visión de futuro interesante, amable, estimulante.
   2. ¿Qué condiciones de pedagogía orionista?
En el panorama de vida de nuestra Familia orionista hay dos fundamentales y distintos tipos de jóvenes implicados en la pastoral juvenil: los que han sido encontrados en el ámbito parroquial y los que provienen de  los ámbitos de las actividades educativas o caritativas.
La relación con los chicos-jóvenes de parroquia es más institucional-pastoral: itinerario de iniciación cristiana, catecismo, sacramentos, grupos, etc.
la relación con los chicos de las actividades educativo-caritativas es más de tipo voluntario-carismático: relación con la comunidad, con las actividades, con Don Orione y sus ejemplos, con objetivos precisos.
Al organizar un Movimiento Juvenil Orionista conviene tener bien presente que el mismo no se funda sobre una unidad territorial homogenea y relacionada (parroquia, diócesis, un área geográfica limitada) sino que se trata de una unidad carismática que une a unos jóvenes en un vasto territorio, con distintos recorridos asociativos, con dificultades y posibilidades propias.
Con tantos jóvenes unidos a nuestras obras y comunidades no es posible actuar una pastoral juvenil orgánica, pero sí una “pastoral de ocasiones” siendo las experiencias de servicio a las que suelen estar ligadas, ocasiones de pastoral a valorar con propuestas adecuadas en el espíritu del “recoged las sobras” de Jesús o el “respigar” de Don Orione…
QUÉ DIRÍA DON ORIONE A LOS JÓVENES
Frente a diversos temas, problemas y situaciones, a menudo me viene la pregunta ya hecha: ¿Qué diría Don Orione? ¿Qué haría Don Orione? He anotado algunas palabras, algunos mensajes de Don Orione a los jóvenes de su tiempo y que ciertamente entraría en el diálogo con los jóvenes de hoy.
  1. VIVIR JESÚS (al joven Biagio Marabotto, joven de grandes deseos, un joven de Sanremo)
“Hemos de tener un corazón grande y el corazón a nosotros nos lo debe formar Jesús, Jesús, hijo mío, te recomiendo vivir y respirar a Jesús; sólo Jesús te puede formar un corazón bueno y grande. Vistamos a Jesús, dentro y fuera, respiremos Jesús, vivamos a Jesucristo”.
Es la primera cosa fundamental que Don Orione nos dirá hoy todavía. Una experiencia de Jesús viva, concreta, palpable, visible para todos.
Empezar por ahí: Conformaos a Jesús que está en lo íntimo de vuestro corazón. Tomad el rostro de Jesús.
  1. DATE A JESÚS Y NO TE ABURRIRÁS (a César Pisano, un joven que perdió la vista a los 12 años, en el tunel de la desolación, del sinsentido, de la rebelión)
“Por qué permanecer amargado y enrabietado por aquello que no tienes. Date a Jesús y verás que no te aburrirás nunca en la vida”.
El Señor nos arroja dentro de la vida, en lo vivo de los acontecimientos; con él hay siempre novedad, descubrimientos, nuevos desafíos.
La vida es vocación, es don, es empresa… si se cuenta con el Señor de la vida.
  1. DIOS TE AMA Y ESTÁ SIEMPRE CERCANO (a Ignacio Silone, joven salvado de los escombros del terremoto del Abruzzo, inquieto, rebelde y triste)
“En la vida tendrás momentos en los que te sentirás solo y abandonado por todos. Pues bien, recuérdate que Dios no está sólo en la iglesia y estará siempre cercano a ti”.
La soledad es una experiencia que nos toca a todos. Apaga la luz de la vida, nos hace entrar en la apatía y en el narcisismo loco y triste.
Don Orione, hijo de la Divina Providencia, nos invita a reconocer esta compañía tenaz y benéfica de Dios. Ricos de la compañía de Dios nos volvemos capaces de dar compañía. La presencia de Dios es el bien más precioso que podemos ofrecer en las relaciones con otros jóvenes.
  1. LA CARIDAD ABRE LOS OJOS A LA FE (a un grupo de jóvenes universitarios de Génova, Filiberto Guala, Ignacio Terzi)
“Mirad este Pequeño Cottolengo lo he hecho para estos pobrecitos, para darles un techo, un pan, una ayuda a sus condiciones de salud tan precarias. Pero más que nada lo he hecho y querido para aquellos señores de allá, para que vean la Providencia de Dios y entiendan la caridad”.
“La caridad abre los ojos de la fe y calienta los corazones de amor hacia Dios”
Un orionista conjuga siempre fe y caridad, Evangelio y testimonio de la caridad, “obras de culto y obras de caridad”.
“De palabras tenemos llenos los bolsillos. Obras de caridad necesitamos y todos os creerán”.
Quien quiera de corazón abrir a la fe y a la esperanza a otros jóvenes que dé signos de caridad.
La actividad de un grupo juvenil orionista enlaza siempre reflexiones con experiencias de servicio y de caridad hacia los más pobres y más abandonados.
  1. ESTAREMOS ALEGRES JUNTOS (A Mario Ivaldi, el primer muchacho expulsado del catecismo y encontrado por el clérigo Orione en la catedral de Tortona)
“Ven, te daré yo un poco de catecismo y estaremos alegres juntos. Y tráeme a otros barrabás como tú”.
Esta fue la aproximación de Orione joven con un adolescente.
Nos enseña a hacernos los prójimos a los jóvenes con alegría.
El gozo es el deseo más profundo del alma. Estar contentos es la señal de que estamos en un camino bello, verdadero, bueno, que estamos en el camino de Dios.
Un movimiento juvenil ha de llevar este signo inequívoco de la presencia de Dios, la alegría.
  1. ESTAR EN EL JUEGO DE DIOS (a Paolo Marengo, un joven de gran capacidad, vivaz, que quería hacer de todo, que no quería perder el tiempo en vanidades)
“Mira, no se hace nunca mucho, si no cuando se hace mucho la voluntad de Dios. Hijo de la Divina Providencia significa hijo de la obediencia. Estoy esperando a ver qué carta me juega el Señor”.
Cuando se hace la voluntad de Dios se construye sobre lo que es sólido y válido, sobre lo que tendrá futuro, y no sobre apariencias, sobre vanidades, o sobre arena.
Estar en el juego de Dios, abiertos a las dificultades y a las oportunidades que la vida presenta. Los hechos son las palabras de Dios. El diálogo con Dios ocurre en los hechos, en los hechos de la vida. Dios es Providencia, quiere sólo el bien de sus hijos.
“Estoy esperando a ver qué carta me juega el Señor, no se hace nunca mucho si no cuando se hace mucho la voluntad de Dios”.
  1. ESTÉN UNIDOS EN EL SEÑOR (a jóvenes clérigos cohermanos en Brasil)
“Hagan los locos cuanto quieran, basta que se quieran en el Señor. Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma… funes triplex. Qué bello es amar al Señor y trabajar unidos y concordes en las manos de Dios y de la Santa Iglesia”.
Nuestra fuerza está en la unidad en el Señor.
Nada hay más deseable que el encuentro y la amistad, pero no es fácil hacer experiencia de comunión y de amistad.
Que un grupo juvenil cristiano y orionista ofrezca esta preciosa experiencia.
  1. CAMINA CON LA IGLESIA Y CON EL PAPA (al joven Andrea Alice, que después entró en la congregación)
“Besa hasta las comas de lo que la Iglesia y el Papa han enseñado y recomendado. Quien ama al Papa ama a Jesús. Quien sigue al Papa, sigue a Jesús. Sólo la Iglesia es segura para leer las vías de la Divina Providencia”.
Es este un punto calificante y específico del carisma de Don Orione: “un amor grande, encendido y filial al Papa y a la Iglesia”.
Es una especial pasión y sentimiento hacia la Iglesia; es un amor filial que no sólo obedece sino que desea secundar también los deseos del Papa, de los obispos, de los pastores de la Iglesia.
Los jóvenes orionistas están llamados a ser un factor de cohesión y de comunión en la Iglesia. Esta devoción fuerte y entusiasta, esta acción de unidad con la Iglesia tiene una motivación de fe: “Quien sigue al Papa sigue a Jesús. Sólo la Iglesia es segura para leer las vías de la Divina Providencia”.
 QUE DIRÍA DON ORIONE
A LOS JÓVENES EDUCADORES DE OTROS JÓVENES
             1.  USTEDES TIENEN BUENOS ANTICUERPOS  PARA SALVAR A LOS JÓVENES
Hoy se habla mucho de niños, de muchachos y de jóvenes, pero sobre todo por intereses económicos, por motivos de mercado.
“¡Pobre juventud! Abandonada por quienes menos debiera; acechada en la inocencia; lanzada en el abismo del vicio, hoy corrompida y mañana instrumento de corrupción, a merced de una sociedad disoluta”.
Tienen pasión y buenos “anticuerpos” para interesarse por los jóvenes aquellos jóvenes que han pasado por el disgusto de una vida sin sentido y sin felicidad y que sienten no sólo la necesidad de reaccionar, sino de ayudar a otros a reaccionar para vivir una vida bella, como es la vida nueva en Jesús. Sólo este estado de ánimo nos da coraje, pasión, modos de hacer el bien y salvar a otros jóvenes. Esta pasión nos une en un movimiento de amor para la vida de los jóvenes, para “reconducir hacia Dios nuestra sociedad descompuesta. Ellos son la sociedad del porvenir: el sol o la tempestad del mañana. La educación cristiana de la juventud es una cuestión vital para nuestro País”.
2. TENGAN CONFIANZA EN LA DIVINA PROVIDENCIA
Pone en moviemiento quien tiene confianza y pasión por el futuro. Sin esperanza no se camina, no hay movimiento, no hay empeño, no hay pedagogía. Se trata de asumir con realismo los problemas y las dificultades, como Jesús ha asumido el mal, los problemas, la cruz, las cruces. Si vivimos en Jesús, los sufrimientos y las dificultades se volverán “pascuales”, es decir “dolores de parto” para generar la vida y no decadencia de muerte. Más que huir de la cruz, la afrontamos porque “somos Hijos de la Divina Providencia” y por tanto, como decía Don Orione, “creo firmemente que el último en vencer será Dios, y Dios vencerá con una infinita misericordia”.
3. “TENGAN EL CORAJE DEL BIEN”, “Sólo la caridad salvará el mundo”: “hacer el bien siempre, el bien a todos, el mal nunca a nadie”.
La esperanza no se puede conjugar sólo con el auxiliar “haber” y ni siquiera sólo con el verbo “ser“, sino con el verbo “hacer“, actuar.
Un joven pone en moviemiento a otros jóvenes si tiene la valentía del bien, si se le ve perseverar en el bien, no por algún tipo de esfuerzo moral, voluntarísitico, sino porque sabe que – lo ha experimentado – que el bien sirve siempre en las manos de Dios para llevar adelante su proyecto de Providencia -“Incluso un vaso de agua dado en mi nombre…”, incluso “dos simples panes y cinco peces” – porque “donde acaba la mano del hombre, comienza siempre la mano de Dios, la Providencia de Dios” (Scritti 81, 286).
San Pablo observó que “todo concurre al bien para aquellos que aman a Dios, los que han sido llamados conforme a su designio” (Rm 8,28). “Tengan el ánimo del bien” porque la Providencia de Dios todo lo valora y lo pone al servicio del “instaurare omnia in Christo”. El Señor sabe; el Señor ve y provee. “Reposemos el corazón abandonadamente en sus brazos, y trabajemos y recemos, y recemos y trabajemos, esperando este tiempo, porque el último en vencer es siempre Dios”.
            4. ¡FUERA DE LA SACRISTÍA!
El Papa Francisco habla de ir a las periferias de la vida, a las fronteras, a los borderlands. Un joven orionista no puede y no debe ser sólo el joven de las reuniones de grupo, de los cantos con guitarra, de los buenos momentos pasados juntos.
Debemos ser santos, pero ser santos tales que nuestra santidad no pertenezca sólo al culto de los fieles, ni sea sólo de Iglesia, sino que trascienda y lleve a la sociedad tal esplendor de luz, tanta vida de amor de Dios y de los hombres que lleguen a ser, más que los santos de la Iglesia, los santos del pueblo y de la salud social“. (In cammino, p.325)
A veces, hay una cierta frustración en los grupos de jóvenes que se ocupan de otros jóvenes dado que resultan poco interesantes, no enganchan a muchos jóvenes. Se corre el riesgo de conformarse con una vida de grupo autoreferencial, “estamos bien entre nosotros”, y renuncia a tratar de ir afuera, en las periferias de los jóvenes. Una postura similar es propiamente un anti-movimiento.
Don Orione nos indicaba una actitud práctica: “No perder de vista nunca la Iglesia, ni la sacristía, más aún el corazón debe estar allí, allí donde está la Hostia; pero, con las debidas cautelas; es necesario que nos batamos en un trabajo que no sea sólo el trabajo que se hace en la Iglesia” (Lettere II,77).
La vida de un movimiento juvenil – más aún si es orionista – debe ser, tanto en tiempo como en espacio, más fuera de la sede, más fuera de las reuniones, más en la periferia y en el encuentro borderland y borderline, donde hay una necesidad efectiva de ayuda para la vida.
Es válido también para los jóvenes y para el Movimiento Juvenil Orionista la oración de Don Orione: “Líbrame, oh Dios mío, de la funesta ilusión, del diabólico engaño que yo como cura deba ocuparme sólo de quienes vienen a la Iglesia… que yo joven deba ocuparme sólo de los jóvenes que frecuentan la iglesia y participan de las iniciativas del grupo. Ciertamente, mi encargo sería más fácil, más agradable, pero no estaría viviendo aquel espíritu de apostólica caridad hacia las ovejas descarriadas, que resplende en todo el Evangelio”.
El movimiento será posible cuando alcancemos el equilibrio hacia lo “Alto” y hacia los “Otros” que están lejanos, en las periferias de la vida “a la intemperie”, con “debilidades particulares”,  “necesitados del pan del cuerpo y del divino bálsamo del alma”.
5. CAMINEN UNIDOS
La confianza en la Divina Providencia, la esperanza va conjugada con el verbo “hacer” y va conjugada además en plural, NOSOTROS. Va conjugada con la Iglesia y con la sociedad en la que vivimos. Hoy el individualismo está amenazando la esperanza propia y la de los demás. Hoy abre el camino de la esperanza quien vive la comunión, las relaciones, la participación, la integración. También nuestro crecimiento en Dios es posible creciendo en la comunión con los hermanos, porque Dios es todo en todos.
Las disposiciones personales de unión a Jesús, de confianza en la Divina Providencia, de disponibilidad a los proyectos de Dios se verifican (se hacen en verdad reales, es decir toman consistencia) mediante actitudes comunitarias cada vez más amplias que abrazan a la familia, el propio ambiente de vida, la parroquia, la sociedad, la Iglesia. Todo aquello que se hace para “hacer familia”, para “hacer comunidad” (civil y eclesial), nos hace entrar en un movimiento vital y victorioso, cargado de esperanza. La esperanza, como la libertad, es participación.[1
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En estas palabras de Don Orione creo que podéis encontrar algunos trazos certeros de la identidad del joven orionista.
¡Buen encuentro!
Sería bueno que concretéis algunos vínculos que den continuidad a vuestra experiencia y unidad a vuestro movimiento, de modo que pueda unirse en la Iglesia con su propia espiritualidad juvenil orionista.
La iglesia reconoce los carismas como un reconstituyente eclesial, como un don que vuelve bella y fuerte a la Iglesia. Nosotros orionistas debemos llevar este carisma.
¡Ave María y adelante!