viernes, 25 de septiembre de 2020

PICCININI GAETANO, JUSTO DE LAS NACIONES

 


ISRAEL RECONOCE LA AYUDA DE LA IGLESIA A LOS JUDÍOS DE ROMA

 “Sería un error declarar que la Iglesia católica, el Vaticano y el propio Papa se opusieran a las acciones dirigidas a salvar a los judíos”: así lo declaró hoy el embajador de Israel ante la Santa Sede, Mordechay Lewy, con ocasión de la entrega de la medalla de “Justo entre las Naciones” a la memoria del sacerdote orionino Gaetano Piccinini, hoy en el Centro Don Orione de Roma.

Durante la segunda guerra mundial, y sobre todo durante la ocupación nazi de Roma, Piccinini, actuando con la ayuda de la red de casas de la Pequeña Obra de la Divina Providencia de san Orione, consiguió salvar a muchos judíos, entre ellos los componentes de la familia de Bruno Camerini, quien pidió oficialmente la condecoración.

“A partir de la redada en el gueto de Roma del 16 de octubre de 1943 – afirmó Lewy – y en los días siguientes, monasterios y orfanatos mantenidos por órdenes religiosas abrieron las puertas a los judíos y tenemos motivos para pensar que esto sucedió bajo la supervisión de los más altos exponentes del Vaticano, que estaban por tanto informados de estos gestos”.

No sólo no es cierto que la Iglesia católica y sus instituciones se opusieran a la salvación de los judíos, sino que “lo cierto es más bien lo contrario: prestaron ayuda siempre que pudieron”.

“El hecho de que el Vaticano – añadió el embajador – no hubiese podido evitar la partida del tren que llevó al campo de exterminio, durante los tres días transcurridos desde la redada del 16 de octubre hasta el 18, sólo puede haber aumentado la voluntad, por parte vaticana, de ofrecer sus propios locales como refugio para los judíos”.

Para Lewy, es cierto que “los judíos romanos tuvieron una reacción traumática”. Estos, de hecho, “veían en la persona del Papa una especie de protector y esperaban que les salvase y evitase lo peor”.

“Sabemos todos qué sucedió – afirmó Lewy – pero debemos reconocer que el que partió el 18 de octubre de 1943 fue el único convoy que los nazis consiguieron organizar desde Roma hacia Auschwitz”.

A la pregunta de si estas consideraciones arrojan una mirada distinta sobre las polémicas que por parte judía se refieren a la figura del papa Pío XII y a la iniciativa de su beatificación: “El judaísmo no es monolítico – afirmó Lewy – y hay opiniones distintas a nivel histórico”.

Sin entrar en la cuestión de la beatificación, que pertenece a la Iglesia católica: “Lo que nosotros sabemos no nos permite decir que fuese todo blanco o negro, pero se equivoca quien niega que el Vaticano, el Papa y las instituciones católicas hayan actuado para salvar a los judíos”.

Quizás puedan surgir nuevos elementos con la apertura de los archivos vaticanos, “pero no puede esperarse la verdad completa, porque en tiempos tan duros muchas cosas no podían siquiera ponerse por escrito”.

“Es mi opinión personal – concluyó el embajador – que la verdad de aquel tiempo trágico en su totalidad está oculta y así permanecerá”.


 

EL PADRE GAETANO PICCININI, SALVADOR DE JUDÍOS PERSEGUIDOS

Entrevista al padre Flavio Peloso, superior general de la Obra de Don Orione

 

En 1943, en plena II Guerra Mundial, cuando la furia diabólica de los nazis parecía imparable, hubo muchos héroes desconocidos que arriesgaron sus vidas para salvar a judíos perseguidos cuyo destino parecía marcado.

Entre estos héroes desconocidos estaba el padre Gaetano Piccinini, religioso de la Pequeña Obra de la Divina Providencia (Obra de Don Orione).

Hoy, jueves 23 de junio a las 11 de la mañana, en la Sala de Congresos del Centro de Don Orione de Roma, Mordechai Lewy, Embajador de Israel en la Santa Sede, entregó al padre Flavio Peloso, superior general de los Orioninos, la Medalla de los Justos entre las Naciones, en memoria del padre Gaetano Piccinini.

La Medalla de los Justos entre las Naciones es el más alto honor del Estado de Israel, atribuida a los que ayudaron en la salvación de los judíos durante la Shoah.

“Es una ocasión-explicó el padre Flavio Peloso- para recordar, a través del padre Gaetano, a todos los Orioninos que han contribuido en salvar las vidas de muchos judíos durante los años de la guerra”. Para recuperar la historia de tantos héroes que contribuyeron en la salvación de los judíos y para conocer mejor al padre Gaetano, al que se debe la fundación del Centro Don Orione en el barrio romano de Monte Mario,

 

ZENIT ha entrevistado al padre Don Flavio Peloso.



- ¿Quién era el padre Gaetano Piccinini?

Padre Flavio Peloso: El padre Gaetano Piccinini (Avezzano 1904 - Roma 1972) fue recogido por el padre Luigi Orione después del terremoto de Marsica de 1915. El Santo ejerció de padre con él y Piccinini se identificó afectiva y espiritualmente con él, convirtiéndose en religioso y sacerdote entre sus Hijos de la Divina Providencia. Licenciado en Letras, fue director y rector de diversos institutos Orioninos. Promovió muchas aperturas de nuevas casas y obras en la Italia meridional, en Inglaterra y en los Estados Unidos. Más tarde fue consejero general de la Congregación.

Se le recuerda como hombre de gran ingenio intelectual y de notables capacidades organizativas que supo ejercer magníficamente en tantas empresas de bien. Era una especie de “Bertolaso” de nuestra Congregación. Se lanzaba a todas las grandes emergencias. La que recordamos con esta medalla, la salvación de muchos judíos, fue sólo una de las emergencias a las que el padre Piccinini se dedicó con pasión.

Posteriormente trabajó por los huérfanos y los mutilados de postguerra, organizando una docena de grandes instituciones en Italia, entre las que está la de Monte Mario. Luego fue al rescate de la inundación de Polesine (1951), ayudó con tempestividad y sabiduría en el terremoto de Irpinía (1962), en el desastre del Vajont (1963), incluso en el terremoto del Valle de Belice (1968) En Sicilia, Gibellina.

Su vida y su actividad incansable se detuvieron el 29 de mayo de 1972, dejando una gran recuerdo por su integridad sacerdotal, por su apostolado clarividente y emprendedor, por su profunda vida interior, el culto de la mistad, la promoción del laicado.

 

- ¿Por qué se le ha concedido la Medalla de los Justos?

Padre Flavio Peloso: En el periodo de las leyes raciales, a partir de 1938, fue director del Instituto de Novi Ligure (AL) y rector del Instituto Pontificio Escolástico “San Felipe Neri”, en el barrio Appio en Roma. Durante la II Guerra Mundial trabajó, sobre todo en Roma y se prodigó en socorrer a muchas personas de raza judía, a menudo arriesgando su propia vida. Mantuvo después relaciones de amistad con las personas salvadas, como es el caso de Bruno Camerini, que figura como el que ha realizado la petición oficial de la medalla “Justo entre las Naciones”, porque fue salvado por él. Entre los rescatados hay algunos personajes famosos del mundo hebreo italiano. Por ejemplo, el famoso escultor Arrigo Minerbi, acogido, con nombre falso y con el papel de profesor, en el Instituto San Felipe Neri de Roma. Es obra suya la llamada “Madonnina”, de 9 metros de altura, que se yergue sobre el Monte Mario, bendiciendo a Roma. Con Arrigo Minerbi, en el San Felipe Neri, estaba también Ettore Carruccio, eminente matemático y físico. Pero toda vida es preciosa a los ojos de Dios y así era para el padre Piccinini que intentó salvar a todos los que pudo.

El padre Gaetano Piccinini ya recibió un primer reconocimiento del Presidente de la Comunidad Israelita de Roma en el que leemos: “1945-1955. Los judíos de Italia agradecidos al padre Gaetano Piccinini”. Después vino otro reconocimiento oficial en 1994 de Benè Berith con el Diploma de un Árbol plantado en Jerusalén. Ahora llega del Yad Vashem, Instituto para la Memoria de los Mártires y de los Héroes del Holocausto, el título y la Medalla de “Justo entre las Naciones”.

 

 

 

 

- ¿Los Orioninos han realizado muchas actividades en defensa de los judíos?

Padre Flavio Peloso: Don Gaetano Piccinini es el caso más relevante de la acción en favor de los judíos realizada por muchos hermanos y por varias casas de la Pequeña Obra de la Divina Providencia de San Luigi Orione. Este capítulo de historia, permanecido en la discreción, fue reconstruido por mi investigación “Orioninos en ayuda de los judíos durante los años de exterminio” (Mensaje de Don Orione, 2003, nº112, pp. 75-106) y en el libro de Mario Macciò, “Génova y ´ha Shoah´, Salvados por la Iglesia” (Il Cittadino, Génova, 2006).

También recientemente, se han publicado nuevas páginas de la solidaridad valiente y generosa que tienen como protagonistas a religiosos y casas de Don Orione de toda Italia. Invariablemente, siempre el coordinador era él, desde un extremo a otro de Italia, el padre Piccinini. Encontré conmovedor el hecho de que los hermanos, fieles a la consigna de absoluta reserva en estas operaciones, sólo después de 50 o 60 años después de los eventos han comenzado a revelarse cosas. La mayoría de las cosas quedará oculta.

 

- ¿Qué le empujó a arriesgar la vida para salvar a los hermanos de fe hebrea?

Padre Flavio Peloso: En la Secretaría de Estado, de la época, estaba monseñor Giovanbattista Montini, después Papa Pablo VI, que formó parte siempre del círculo de Amigos de Don Orione, al que conoció personalmente en los años ´30. Era monseñor Montini el que transmitía al padre Piccinini y a los Superiores de la Congregación, los deseos de Pío XII, y muy probablemente señalaba también a personas y a situaciones concretas de judíos por los que se pudiera “hacer algo”.

Nosotros los Orioninos profesamos un IV voto de especial fidelidad al Papa, y pretendemos, por el sensus Ecclesiae que nos inculcó Don Orione, realizar no sólo los mandatos sino los deseos del Papa y de los Pastores de la Iglesia. Además de la motivación humanitaria, fueron determinantes las indicaciones de Pío XII y las peticiones de colaboración de los obispos en las ciudades donde actuaban. Es decir, que además de un acto humanitario y de caridad evangélica, la ayuda a los judíos era una expresión de vida eclesial.

 

- ¿Qué significado tiene hoy una historia heroica como la del padre Gaetano?

Padre Flavio Peloso: Como superior general de la Familia Orionina, debo decir que este reconocimiento tributado al padre Gaetano Piccinini se agradece mucho porque honra a un hermano dignísimo, a la Congregación y a la Iglesia. Para nosotros los Orioninos, constituye un estímulo a cultivar, un estilo de caridad sin límites, que muestra la maternidad universal de la Iglesia. Como decía Don Orione, “la caridad no mira si el que la pide tenga un nombre, una religión, una patria, sino si tiene un dolor”. El padre Gaetano Piccinini actuaba exactamente así.

 

 

 

 

DISCURSO DEL EMBAJADOR DE ISRAEL ANTE LA SANTA SEDE

 

Discurso que el embajador de Israel en la Santa Sede, Mordechai Lewy, ha realizado al entregar la medalla de “Justo entre las Naciones”, a la memoria del padre Gaetano Piccinini. Roma, 23 de junio de 2011. Sala de Congresos del Centro Don Orione, Vía de la Camilluccia, 120.

Deseo saludar al respetable Superior General de la Obra Don Orione, el padre Flavio Peloso, el señor alcalde de Avezzano, el señor Antonio Floris, monseñor Andrea Gemma, obispo de Isernia y Venafro, a los familiares del justo Gaetano Piccinini, y de la familia Camerini, señoras y señores

Estoy contento de haber podido aceptar la invitación para participar en esta ceremonia en honor del padre Gaetano Piccinini, que ayudó a salvar a los miembros de la familia Camerini, haciendo lo posible para aliviar la dura prueba a la que fueron sometidos durante el periodo de la ocupación.

No me detengo en los detalles del asunto que ya mi colega Livia Link ha ilustrado y además hay testimonios directos presentes, que pueden contar mucho mejor que yo, esta historia.

Sin embargo, querría mencionar muy brevemente un tema ampliamente debatido: el comportamiento de la Iglesia durante el periodo de ocupación nazi en Roma, durante el que la vida de los judíos de la ciudad estuvo en serio peligro, y de tantos que, desgraciadamente, no volvieron de los campos de exterminio.

Sin el padre Gaetano Piccinini, y otros hombres y mujeres como él, el número de vidas humanas destrozadas hubiera sido más alto.

Al padre Piccinini le reconocemos no sólo haber dado asilo, sino el haberlo hecho por el respeto al origen e identidad de cada uno.

Después de una redada en el gueto de Roma, el 16 de octubre de 1943, y en los días sucesivos, monasterios y orfanatos dirigidos por órdenes religiosas, abrieron sus puertas a los judíos, y pensamos que esto sucedió bajo la supervisión de las instancias más altas del Vaticano, que estaban informadas de estas actuaciones.

Sería por tanto un error, declarar que la Iglesia Católica, el Vaticano y el Papa mismo se opusieron a las acciones dirigidas a salvar judíos.

En realidad, sucedió todo lo contrario: prestaron ayuda a todos los que pudieron.

El hecho de que el Vaticano no pudiese evitar que saliera el tren que fue al campo de exterminio, durante los tres días transcurridos después de la redada del 16 de octubre hasta el 18, sólo aumentó la voluntad, por parte del Vaticano, de ofrecer los propios locales como refugio para los judíos.

Los judíos romanos sufrieron una reacción traumática.

Ellos vieron en la persona del Papa a una especie de protector del que esperaban que les salvase y evitase lo peor. Bueno, todos sabemos lo que pasó, pero debemos reconocer que el que partió el 18 de octubre de 1943 fue el único convoy hacia Auschwitz que los nazis consiguieron organizar en Roma.

Esto es lo que deseaba compartir con ustedes. No les entretengo más y les agradezco su invitación.

 

Fuente: http://www.messaggidonorione.it/articolo.asp?ID=747

 

 

 

 

 

 

 

martes, 22 de septiembre de 2020

AMISTAD DE DON ORIONE CON EL PADRE PIO

 

reflexiones de amistad entre Don Orione y el Padre Pío de Pietrelcina.

De su amistad íntima conocer los reflejos proyectados sobre personas y acontecimientos.

[Antonio Boatto: Padre Pío y Don Orione se reflejan en la luz de Cristo.]

Conozco bastante bien, porque el amor de un hijo y el estudio continuo, San Luis Orione. Un hallazgo ha crecido cada vez más profunda de los acontecimientos y las múltiples relaciones de Don Orione con gente de todo tipo: ! Pero estos Santos conocía a todos Había una red de relaciones, la ayuda mutua, la estimación de estos personajes, incluso si, entonces, no todos, y que no siempre se conocen o reputación de santidad. Pero entre ellos fueron reconocidos. Por la experiencia particular de Dios, que estaban bien "sensores" ( detectores ) de la santidad de las personas con las que incluso en ocasiones entró en contacto.

           Los santos no viven siempre aislados. Buscados. Están ubicados. Ellos aman. Hay relaciones entre su discipulado, la paternidad espiritual, de amistad espiritual que superan las leyes normales y costumbres sociales.

           Incluso con carácter, vocación y carisma personal también diversa, con humildad reconocer sus límites y compartir y ayudar en el gran deseo de amar a Dios y servir a los demás. Se realiza así entre los verdaderos hombres de Dios, la forma más completa de intercambio de información, el intercambio de bienes espirituales, las experiencias del Espíritu, de pensamientos, de confianza mutua expresada en el habla, la escritura, la cooperación práctica.

           La red de amistades sagrados de Don Orione es muy amplia y muy diversa. Parte de sus primeros encuentros con Don Bosco y Don Rúa , a los que tienen Pío X , Luigi Guanella , Annibale Di Francia , Teresa Michel , Louise Tincani , el Card. Ildefonso Schuster , el Card. Pietro La Fontaine , Pío Lorgna , Giacinto Longhin , Francesco Lombardi , Gaetano Catanoso , Juan Calabria ... sólo por mencionar algunos de los más servidores conocidos de Dios, a los santos ya se había anunciado estas. En esta red también hubo Padre Pío de Pietrelcina .

           Es muy interesante descubrir la relación que se establece entre Don Orione y el Padre Pío , muy original. La estimación y la acción de Don Orione fueron cruciales para arrojar luz sobre el Padre Pío durante la década de la tormenta, 1923-1933. Los dos eran muy "cerca" de uno al otro, pero nunca conocido en persona, en el mismo lugar.

             De sus amigos saben sólo los reflejos proyectados sobre personas y acontecimientos. Destacaremos algunos.

             En vista de la beatificación de Don Orione, se pidió al superior provincial de los capuchinos, Padre Paolino de Casacalenda , escribió: " Sé con certeza que Don Orione nunca ha visto al Padre Pío (subrayado en el autógrafo, np) pero sabían muy bien en el espíritu ".

             Padre Agostino da San Marco in Lamis , guardián del convento de San Giovanni Rotondo, aseguró: " He cuestionado nuestro Padre Pio. Él respondió que las cartas escritas directamente por Don Orione P. Pio o este escrito D. Orion nunca hemos estado. Don Orione escribió al Padre Pío por alguna otra persona, que luego respondió en nombre del Padre Pío. La certeza de que las dos almas de Dios conocían íntimamente, también nunca han cumplido. Pero estas relaciones sólo se conocen al Señor ".

             Francesco Morcaldi , el alcalde de San Giovanni Rotondo y Emanuele Brunatto , carácter brillante e inquieto, fueron los dos firmes defensores de Padre Pio, junto con Don Orione cuando " la tormenta de la década, 1923-1933 ". Los dos fueron el principal canal de comunicación entre Don Orione y el Padre Pío, sí impregnada de la influencia de los dos santos, como escribió, y se repite muchas veces el Morcaldi: " He tenido la gracia de vivir cerca de dos grandes santos: Padre Pio y Don Orione ". Mientras Brunatto llamó a sí mismo " el publicano " entre dos santos.

             Condesa de Virginia Salviucci , un benefactor romano de la Pequeña Obra de Don Orione, hermana del cardenal Silj, también en eventos de Padre Pio, recuerde siempre en común tanto en Padre Pio Don Orione. Superar una terrible pleuresía que había reducido morir, escribe el venerable Don Carlo Sterpi, colaborador y sucesor de Don Orione: " A través de la intercesión de la Virgen Santa María, el querido Padre Don Orione, Padre Pio, el padre Cappello, y su s 'medios, el Señor me sanó milagrosamente y lo que tengo que decir a su mayor gloria y honor. " Es sin fecha su memoria.

" Un hombre que conozco había caído desde el tercer piso de un edificio, siendo un albañil. Él salió tan mal curtida que, si bien escapar de la muerte, que ya no podía volver a trabajar, no sólo, pero sufrió un dolor constante. Este trabajador se presenta en Don Orione, que tenía la fama de santo, y exige un milagro para poder volver a trabajar y apoyar a la familia. pantallas de Don Orione:

- Querido, yo no soy un santo para hacer milagros! . Escucha, sin embargo, en Puglia hay un fraile capuchino que hace maravillas ... Ir fácil en mi nombre

Después de una semana, el trabajador regresa con júbilo por Don Orione.

- Padre! Padre! . ... Y con alegría sacude su mano delante de sus ojos fui a Padre Pio y cuando hice la pregunta en su nombre, me dijo: "Bueno, si se trata de Don Orione que envió ...". Él ha bendecido a mi brazo con una marca de cruz y están ahora completamente curado ".

             En lugar de ello dice el Beato Padre Gaetano Catanoso , Reggio Calabria.

"En 1922, yo había estado en San Giovanni Rotondo, el Padre Pío, junto con Can. Don Giovanni Calabro, pastor de Conedera. Necesito un consejo. Padre Pio llevaba guantes que cubrían la palma de sus manos; No recuerdo cuando el Padre Pío estaba prohibido celebrar en público. Los comentarios fueron muchas y variadas, y luego tuve un pensamiento: que piensa D. Orion Padre Pio?

Después de algunos años he visto con Don Orione. Estábamos en San Prospero (Instituto de Don Orione en Reggio Calabria) en muchos, el después de la comida, en la dirección de la sala. Miré en la esquina de Don Orione que caminaba por el pasillo. Luego volvió a entrar en mi mente la idea de saber lo que pensaba D. Orion P. Pio, el pensamiento no se muestra a cualquiera. Mientras tanto Don Orione apresura, y cuando cierro, toma de su bolsillo un gran monje solideo, aplastarme en la cabeza, y dice en voz baja: "Es del padre Pío." Se pone de nuevo de forma inmediata en el bolsillo, y se acerca de nuevo como antes.

Se dieron cuenta de los demás? No sé, me quedé confundido, yo diría aturdido pero feliz ".

               Don Giuseppe Dutto, superior Orionita durante largos años en Argentina y Uruguay, escribió: "Un abogado de Montevideo, el" abogado Moretti , un convertido ahora muy ferviente, hablar con el Padre Pío en San Giovanni Rotondo, dijo que conocía a Don Orione (de hecho , había visto en Montevideo, y esto es hace muchos años) y luego el Padre Pío dijo a este abogado, refiriéndose a Don Orione: " ! ahora que es un santo .. yo no soy digno ni siquiera tocar el ' vestido del dobladillo! ".

                Maria Mancuso Giardinetti , esposa de un conocido abogado en Roma y penitente de Padre Pio, había pedido a Don Orione para actuar como "padrino" para su hijo Mario. Él le dio la noticia al padre Pío. " Estos estaban felices de que ella es el padrino de Mario, y dice así: La mejor opción que no podía hacer."

            Las expresiones de estima y el interés mutuo entre el Padre Pío y Don Orione empujan hasta el último de estos últimos, que murió en el día de Sanremo de vida de 12 de marzo de, 1940.

             Don Umberto Terenzi , sacerdote romano, apóstol del santuario del Amor Divino, fundador de los institutos religiosos escribió: "Lunes, 4 marzo de 1940, yo estaba en San Giovanni Rotondo, el Padre Pío de Pietrelcina, de los cuales más de una vez Don Orione había hablado como persona conoce bien, siempre me dice: "no he visto nunca y que nunca había conocido me ha ayudado en gran medida a cooperar para hacer que regrese por las autoridades eclesiásticas por encima del libre ejercicio del ministerio sacerdotal - confesiones, la predicación, la misa en público -, de los cuales fue privado. Incluso el Padre Pío, en mis visitas a lo hechos, me dijeron repetidas veces sobre Don Orione como una persona conocida. Lo que la naturaleza de su conocimiento, Dios sabe ".

Don Terenzi fue enviado a Sanremo por el propio Padre Pio que le dijo:" ¿Sabe usted que Don Orione está enfermo? '. Desde San Giovanni Rotondo realiza directamente en Sanremo y se quedó con Don Orione casi dos días se estaba recuperando y fue bastante bien. Se puso en marcha a las 8 de la mañana del 12 de marzo y las 22.30 horas de la tarde Don Orione murió de un ataque al corazón.

            Tullia Soster era Strigno (Trento) y se llama " hija espiritual del Padre Pío desde 1920 ". Estaba prohibido ir a San Giovanni Rotondo, y durante muchos años se le encomendó a Don Orione. Bueno, Don Orione escribió a 8 de marzo de 1940: " ¿Usted cree que yo debería o podría ir desde Rev.do Padre Pío en San Giovanni Rotondo?" . Y Don Orione, de Sanremo, respondió en la tarde del 11 de marzo, la víspera de su muerte: ": llevar a mis sentidos e invocar una oración por mi conversión sincera Vaya por delante de esa persona."

           Don Orione y el Padre Pío no perdieron oportunidad de pasar a través de amigos en común o se han beneficiado de sus saludos, autoestima, su comunión de oración.

            Don Giovanni Monteleone , recurrió a Don Orione para rectificar la situación. A finales de 1939, se fue a hacer una visita al Arzobispo de Bari, Mons. Marcello Mimmi, más tarde cardenal, y también al Padre Pío. Escribe Don Orione de San Giovanni Rotondo, 31 de Octubre: " He llegado a encontrar Padre Pío de Pietrelcina, y yo le expresó el estado actual de mis asuntos, así como la opinión de mi arzobispo. Él me aconsejó que lo hiciera, y me pide que le diga que "él siempre reza por su paternidad y se recomienda también porque siempre haces lo mismo por él ' ".

            . El Dott Cesare Ravasi podría confesar a Don Orione durante el retiro mínimo para los laicos, que lo había invitado en noviembre de 1939, en Villa Solari Fegino (Génova): " Fui a confesarse con él, y por la manera en que yo dijo que el amor de Dios es tan grande que nosotros, los hombres, por lo que podemos sentir vivo en nuestro espíritu, por comparación, que son sólo como " azucarada" . Fui entonces, alrededor de un año más tarde, por el Padre Pío de Pietrelcina, y confesando a él, para mi asombro, me oí decir - sobre la bondad infinita de Dios - el mismo concepto, expresado en las mismas palabras que había oído por Don Orione ".

            Hubo algunos que quería ... hacer comparaciones entre los dos santos. El ingeniero Paul Marengo de Génova, que se prestaba a Don Orione tantos servicios y atenciones muchas ramas alma era muy simple, sencillo, bondad encantada. Había sido puesto en manos de Don Orione; pero también fue al Padre Pío. Un Don Orione le dio más de una vez para tomar el pan de San Giovanni Rotondo como regalo a Padre Pio.

            Un día el ingeniero. Paul Marengo salió del primer impulso con Don Orione en este juicio de comparación: "Perdóname, si te digo y Padre Pio son dos Santos, con la diferencia de que ella es inteligente y santo Padre Pio un santo no es inteligente." Don Orione no se convirtió en rojo y no se desvió antes de que esta impertinencia franca. Él respondió el ingeniero. Marengo con prontitud y con ingenio, con una frase que, por otra parte, era costumbre : "Sepa que los santos locos en el paraíso no hay ninguno" . Así que una vez más defendió la simplicidad y la sabiduría del Padre Pío.     

            18 de marzo de 1940, seis días después de la muerte de Don Orione, el padre Pío escribió a la baronesa Antonina Lagorio estas palabras: " La salida de Don Orione ha llenado mi alma de tristeza. Es una gran pérdida para la Iglesia militante. Orar al Señor por nosotros, y con los votos affrettiamogli la visión de Dios . "

            Padre Pio, después de la muerte de Don Orione, extendió su benevolencia en Superior, Hermanos, Amigos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, toda una grata bienvenida y bendición, todas dotadas de edificación y comodidad.

             Don Luigi Orlandi , postulador Don Orione, era a menudo en San Giovanni Rotondo. " Tuvimos la gran fortuna de comunicarse personalmente con el Padre Pío. Podríamos sentarnos a la mesa con el Padre Pío, dormir junto a su celda, servir a misa y nos mantendrá a hablar con él durante algún tiempo. Cada vez que se les permitió entretener a nosotros con el Padre Pío, después de haber sido presentado como hijos espirituales de Don Orione, nos recibieron con muestras de gran alegría, porque los hijos de Don Orione ".

             Sin embargo Don Orlandi recordaban una escena:" Estamos especialmente impresionados de lo que el Padre Pío nos dijo mientras le acompañó desde el lugar donde se utiliza para hacer su misa de Acción de Gracias: vago, desde la ventana, la gente en la plaza esperando su bendición o su confesión, nos dijo: ves? Aquellas personas allí, si no estamos alerta nos lleva a la casa del diablo ... ".

             Un Don Pietro Stefani , de la comunidad de santuario Incoronata de Foggia, cerca de San Giovanni Rotondo, más que palabras permanecieron imprimió un gesto de Padre Pio. "Me hizo una larga fila para saludar a Padre Pio. Cuando le dije que yo era la Congregación de Don Orione, fue puesto en libertad en un triple exclamación: ¡Oh, Don Orione! Oh, Don Orione! Oh, Don Orione! Tenía el tono de alguien que recordaba a una persona de la que estaba muy agradecido y devoto " .

             Don Carlo Piense , segundo sucesor de Don Orione al frente de la congregación, recuerda: " Fuimos una vez, Don Callegari y yo, por el Padre Pío; era tanto para la primera vez, ninguno de nosotros lo conocía. Cuando entramos en la puerta del convento, que salió de la iglesia y nos encontramos. Tuvimos la sorpresa de ver que nos conocía ... Volviendo a Don Callegari y hablando a mí: "Y ellos, se verá, es un sacerdote que tiene demasiada prisa no hacer un santuario, quiero hacer de inmediato ... Te va a hacer, el santuario, pero con el tiempo ... que tomará su tiempo, hacer todo '. Y a los dos: "Usted es el Don Orione, eh? Ese sacerdote santo! Me encontré con él, me encontré con él! ' " .

             Don Giuseppe Zambarbieri , 3ª sucesor de Don Orione, fue varias veces por el Padre Pío y recuerda: " Siempre he mostrado tanta edificación y comodidad a la buena voluntad especial hacia nuestra familia religiosa ."

             Don Ignacio Terzi , cuarto superior general de la congregación de Don Orione, fue en San Giovanni Rotondo en 1936, cuando tenía 16 años. Recuerda la extrema pobreza del país y del convento. Recuerde que el Padre Pío se reunieron en el pequeño pasillo y siendo solo se aventuró a preguntar: " Padre, ella tiene visiones?". Y el Padre Pío, entre molesto y buen humor, tomó la barbilla y dijo: "Mi hijo, pero que está diciendo? ¿Qué estás diciendo? ".

            Don Terzi recuerda especialmente del padre Pío de masas. " Duró tal vez dos horas. Nadie dijo una palabra, todo el mundo estaba absorto en la contemplación del fraile que parecía más de esta tierra. Tensarse como éxtasis, vio todo como en otro mundo, se volvió hacia el Dominus vobiscum y sólo entonces - nos había advertido antes - se podía ver bien los estigmas " . Don Terzi volvió a San Giovanni Rotondo varias veces. "Muchos años después lo mucho que habían cambiado las cosas! Pero la masa era siempre que, como la vida, al igual intensidad, como una impresión. "

                 Termino esta colección de "reflexiones" de la amistad entre Don Orione y el Padre Pío con un icono.

             En 1999, cuando yo tenía cuidado con la editorial Jaca Book publicación del libro Don Orione y el Padre Pío de Pietrelcina en la década de la tormenta: 1923-1933 , quería hacer una pintura para poner en la portada para Antonio Boatto , artista y muy conocido ex alumno Don Orione. Conocer el tipo de amistad intercambia entre los dos, pintó un cuadro, lápices de colores, " donde los dos personajes se ven y se reconocen a sí mismos reflejados a través de la pasión común, que es la luz de Cristo ."

            Don Flavio Peloso

lunes, 14 de septiembre de 2020

FELIZ ANIVERSARIO SACERDOTAL DON FLAVIO PELOSO !!!




 Hoy recuerdo mi ordenación sacerdotal, el 15 de septiembre 1979, por parte del obispo de Vicenza Arnoldo Onisto.
en la iglesia donde me bauticé, también fui ordenado sacerdote. Soy sacerdote desde hace 41 años.

Ese día me sentí casado, casado, consagrado. Mi identidad estaba completa. Comenzó el tiempo de la fidelidad.

Este año quiero recordar la fecha con una foto de Juan Pablo II, un joven de 57 años, a quien conocí unos días antes de la ordenación y me bendijo el cáliz

"Sé siempre fiel a Cristo ya los hombres", me dijo.

Luego, se volvió hacia las personas que estaban cerca y dijo: "¡Aquí, pronto, tendremos un nuevo sacerdote!".

Hoy me vuelvo a poner de rodillas y me postro con el alma ante el Señor, como en el rito de la ordenación, digo con voz débil: Aquí estoy, Señor, todavía estoy aquí.

domingo, 13 de septiembre de 2020

AMOR/CARIDAD

AMOR

SE EXPRESAN A TRAVES DE MENSAJES DE  AMOR Y POEMAS DE AMOR.

SE LO SIMBOLIZA A TRAVÉS DE UN CORAZÓN.

El término amor puede tener otro significado x ej el esmero y agrado con el que se realiza una cosa. El amor es uno de los valores más importantes, es la fuerza que nos impulsa para hacer las cosas bien, con una clara diferencia entre el bien y el mal Nos lleva a la Paz, tranquilidad, alegría con nosotros mismos. E l más claro ejemplo de Amor Incondicional es el amor a Dios, ya que es una entrega total sin esperar nada a cambio.

El amor  a Dios es una actitud en la cual la mente, el corazón y el alma están alineados a fin de que se cumpla la Voluntad de Dios. Es decir que nuestro espíritu y acciones reflejan ese amor que sentimos por Dios, el prójimo y por nosotros. El amor a Dios implica una postura de reflexión y compromiso sincera que se puede demostrar a través de la oración, comunión y confesión de nuestros pecados. 1 Cor 13,4-5,

CARIDAD:

En griego: ágape,  amor fraternal, y en latín Cáritas o amor, la caridad tiene por frutos el gozo, la paz, la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna, es benevolencia, desinteresada, generosa, es amistad y comunión.

 Sentimiento  o actitud que impulsa a interesarse por las demás personas y a querer ayudarlas  especialmente a las más necesitadas. Virtud Teologal que consiste en amar a Dios  sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo

Amor no es igual a caridad, amor ya existía antes de Cristo, pero Cristo nos enseñó el ápice del amor, que es la caridad, es decir entregarse al otro

AMAR HASTA EL FINAL / FERNANDO FORNEROD FDP

 

Amar hasta el final: Juan, Luis y Jesús Eucaristía

Fernando Héctor Fornerod fdp

Pcia. Roque Sáenz Peña

Chaco

Bien sabemos que Luis Orione fue un verdadero escritor. La gran variedad de manuscritos, especialmente los que se refieren a sus primeros años como fundador, nos ayudan a marcar las etapas del desarrollo de la reflexión en algunos temas más importantes, como son el fin de la congregación, los medios de apostolado, los desafíos que le tocaba vivir, el horizonte de la Iglesia hacia la construcción de una verdadera sociedad humana, entre otros tantos argumentos.

Ahora bien, la actividad apostólica desarrollada por Luis Orione no solamente tuvo características originales por su popularidad y creatividad. Revela, también, el alma profunda de su estilo de vida cristiana. Su vida estuvo siempre atravesada por una espiritualidad definida como «espiritualidad de brazos arremangados». En efecto, en la aceptación de la voluntad de Dios y en la caridad, es como Don Orione y su familia contribuyen con su apostolado a «Instaurare Omnia in Cristo», especialmente entre los más pobres, que son el tesoro de la Iglesia. La noche del 22 de julio de 1936 escribía a Don Carlos Sterpi desde Buenos Aires:

[...] 3° El fin particular y especial consiste en propagar la doctrina y el amor a Jesucristo y a la Iglesia, especialmente en el pueblo; atraer y atar con un vínculo dulcísimo y estrechísimo de mente y corazón, a los hijos del pueblo y las clases trabajadoras, a la Sede Apostólica, en la cual, de acuerdo a las palabras de San Pedro Crisólogo, «el Beato Pedro vive, preside y otorga la verdad de la fe a quien se la pide» (Epist. ad Eut. n. 2) y eso con el apostolado de la caridad entre los pequeños y los pobres, mediante aquellas Instituciones y Obras de misericordia más aptas a la educación y formación cristiana de los hijos del pueblo, y a conducir las multitudes hacia Jesucristo y su Iglesia [...][1].

Todo esto nos permite formular una clave de lectura que nos ayude a dar con el espíritu de cuanto él escribió. Efectivamente,  la conciencia orionina plasmada en sus cartas, es fruto de la reflexión sobre la praxis pastoral acontecida. Por lo que los investigadores del carisma, tienen un enorme trabajo pendiente que ofrecernos: el de iluminar los escritos de nuestro Fundador con gestos particulares de su vida. Para que los hechos vividos por Orione, nos revelen el espíritu de sus dichos y escritos.

Quienes leyeron alguna de las biografías de nuestro Padre Fundador, conocen algunos acontecimientos de su vida, que dicen más que mil palabras. Algunos fueron programáticos; y ¡hasta tantas veces proféticos! Habría muchos temas sobre los que podríamos escribir. Elegimos uno: Don Orione y la Eucaristía.

Todos nosotros sabemos del amor que Don Orione manifestó por la presencia Eucarística. Son muchos los relatos que hablan del tiempo vivido delante del tabernáculo en actitud de adoración al Señor; de la frecuencia con la que lo recibía desde el tiempo del oratorio en Valdocco, hasta la piedad de la celebración de la Misa y de su deseo de la adoración en los «Pequeños Cottolengos»[2]. Pero de entre tantos gestos eucarísticos, entre muchos, hay uno que se destaca: aquél vivido por Don Orione precisamente en 1920, cuando celebró su veinticinco aniversario de ordenación sacerdotal. Este auxilio paternal nos habla del amor por Jesús sacramentado.

 

Estamos hablando del servicio que el mismo Don Orione cumpliera al seminarista Basilio Viano (1899-1920), mientras en el «Paterno» se estaba realizando la fiesta en honor del director de la Pequeña Obra. Don Orione decidió en esas circunstancias, celebrar sus bodas de plata sacerdotales asistiendo a uno de sus hijos moribundo: el relato es conmovedor, semejante al contexto joánico del lavatorio de los pies:

[...] Aquí no se han hecho festejos. No permití hacerlos por mis 25 de sacerdocio. Aquel día debía pasarlo en Bra, en recogimiento y en el Señor; pero, en la víspera me acorde de que mi querido amigo, el seminarista Viano empeoraba en su salud y tomé la determinación de quedarme en Tortona. Pasé la noche junto al lecho de Viano, y celebré por la mañana la Misa a los pies de la Virgen de la Divina Providencia; [...] Llegada la hora del almuerzo, te contaré como lo pasé. Viano continuaba empeorando, pero conservaba su lucidez. Desde algunos días atrás, aquel pobre hijo, a pesar de los medicamentos, no había mejorado. Hasta que, hacia el mediodía, padeció un relajamiento del cuerpo que lo superó, ya que ni él se percató, ¡pobrecito! Entonces el seminarista don Camillo Secco (ahora es subdiácono) que hace de enfermero y que quizás siga siéndolo, levantó al querido enfermo y cambiamos todo: al lecho y al enfermo. De esta forma, mientras los demás comían, yo, con agua tibia lo lavaba y limpiaba, haciendo con Viano, nuestro querido enfermo, aquellos oficios humildes, sí, pero santos: lo que hace una mamá con sus hijitos. Miré en ese momento al seminarista Camillo, y vi que lloraba. Estábamos recluidos en la enfermería para evitar que nadie entre, mientras golpeaban con insistencia para que fuera rápido a almorzar. Yo estaba seguro de que lo mejor era cumplir con amor y humildad ese trabajo santo, de Dios, y me decía a mi mismo: ¡es mucho mejor esto, que todo lo que he predicado en mi vida! [...] ¿Ves? ¡Con este amor nos amamos entre nosotros! [...][3]

El P. Luis Heriberto Rivas, nos ayuda a comprender el lugar que ocupa la Ultima Cena en el evangelio de Juan:

El Evangelio de Juan no tiene una narración de la “última cena” como la que se encuentra en los sinópticos. Mientras que para éstos se trata de la cena pascual en la que participan Jesús y los Doce, Juan se refiere a una comida que tiene lugar la noche anterior a la fiesta de la Pascua. [...] El relato del capítulo 13 no describe los incidentes propios de la cena de los sinópticos (entrega del pan y del vino ...), sino que centra su atención en el lavado de los pies, un hecho desconocido por los otros evangelios. [...] La narración del lavado de los pies está hecha prácticamente sin comentarios. [...] El relator puntualiza que Jesús “se levanta de la cena”. Este no se trata de un dato superfluo, porque está mostrando lo novedoso del gesto. La acción de Jesús tendrá otro sentido. La tarea de lavar los pies a los comensales, reservada a los sirvientes, a la luz de las tradiciones judías podía ser interpretada como un gesto de suntuosa hospitalidad cuando era asumida por los dueños de casa. [...] sin embargo, mediante el gesto de lavar los pies a sus discípulos, entre los cuales está el traidor y el que lo va a negar, Jesús está mostrando el “amor hasta el fin” por el cual entrega su vida para “lavar” totalmente “a los suyos”. El “amor hasta el fin” no se deja ver sólo en el acto de humildad, sino que abraza también el lavado que Él realiza en los discípulos para que estos puedan ser partícipes de su gloria. Solamente aceptando ese acto de amor se puede llegar “a tener parte con Él” participando de su vida eterna[4].

Aquel gesto hacia el clérigo Viano fue "mejor que todas las prédicas". No era la última cena en el Cenáculo; se trataba de un almuerzo para festejar las bodas de plata sacerdotales. Don Orione no bajó a almorzar, porque no había mejor forma de celebrar esa fecha que sirviendo a uno de sus hijos enfermo. Y este tipo de servicio, que hace presente a Jesús, no es un hecho aislado en la vida de Luis Orione. Recordemos cuando él, en la santa misa ofreció su vida a cambio de la salud de Don Bosco, moribundo; o cuando asistió a Mons. Claudio Andrè la noche previa a su propia ordenación[5]. La misa y el servicio de caridad en Luis Orione, no fueron sino dos momentos de una única celebración eucarística, presencia real de Jesús.

Así como Jesús entrega su vida hasta el fin, así también en los gestos de entrega de Luis Orione, podemos entrever a Jesús que nos lava los pies a nosotros. La caridad, el servicio hecho por amor; sin otra medida que sin medidas, hace presente a Jesús servidor, tan real como lo está en el Pan consagrado. Por lo que, el amor de Don Orione a Jesús Eucaristía, no puede separarse del servicio de caridad. Es más: es su mismo contenido.

[1] Orione, L., CC., FDP, sf., 1936, odac., calo., ADO, Scr., 59,21c. Cf. Idem, a C. Sterpi, 22.07.1936, noche, c., ADO, Scr., 59,27.

[2] Venturelli, G., «Don Orione, apostolo dell’Eucaristia e suscitatore di adoratori». Sobre la iniciativa de Don Orione en Turín de los ermitaños de la Adoración Cotidiana Universal Perpetua, ve. DOPO III, 42-61. Gemma, A., «Don Orione, anima eucaristica».

[3] Orione, L., a F. Casa, 01.06.1920, c., inc., ADO, Scr., 29,116-119; (L. I, 191-195: om.); el original de esta carta se encuentra en el Monasterio de S. Maria de São Paolo (Brasil); véase la reserva de esta escena íntima que Don Orione no hace referencia a ella en una carta circular comunicando la muerte de Basilio Viano cf. Idem, ccir., 19.04.1920, L. I, 161-174.

[4] Rivas, L., El evangelio de Juan. Introducción, teología, comentario, Buenos Aires, Ediciones San Benito, 2008, 366-370.

[5] Sobre el ofrecimiento de su propia vida: DOPO I, 301 ss.; del servicio a Mons. Claudio Andrè: DOPO II, 162 no. 5e.

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"Amar eternamente y dar la vida cantando al Amor"

-San Juan de la Cruz

Si hemos logrado un acercamiento a Dios mediante la oración intima, es decir con las palabras, sentimientos y oraciones que han ido brotando de nuestro corazón, hay que dejar al alma a solas con Dios, que ella entre en dialogo, que ella se encumbre a Dios, se abra y se refugie en el, y se quede en estado de confianza, de tal modo que pueda expresarle todo lo que sienta, confesarle todo lo que anhela. Si logramos esto, nuestra alma se ira educando en Dios.

-San Juan de la Cruz

QUIERO SER UN SERVIDOR DE CRISTO Y DE LOS POBRES

 Amar y da la vida cantado al amor

el fundador- Don Orione: a usted le gustó un lema que usó desde joven, desde la apertura del primer oratorio y de la primera casita en San Bernardino de Tortona en 1893: Almas, almas.

Sí -y sonríe al recordarlo- cuando siendo seminarista, me rodeaba de algunos muchachos y jugaba con ellos en el patio de la casa del obispado. Al terminar el juego, dábamos una contraseña que nadie comprendía, ni siquiera el párroco. La contraseña quedó como programa de nuestra Congregación. Era el lema: ¡Almas, almas! Habrán leído más de una vez este grito en el encabezamiento de las cartas, grito que es todo un programa: ¡Almas, almas! Luego vendría todo lo demás.

- Usted ya está incluido en el elenco de los grandes “apóstoles sociales” italianos. También en Argentina, después de su permanencia entre 1934 y 1937, dejó claros surcos de novedad cristiana entre el pueblo. Su grito “¡Almas, almas!” abarca el bien espiritual y material del hombre, es atención a cada persona y proyecto para la sociedad. Dio respuestas inteligentes y eficaces a grandes problemas sociales y a grandes cuestiones de marginación. ¿Cómo transmite esta conducta a sus seguidores, sacerdotes, religiosas y laicos?

Debemos ser santos, pero hacernos tales santos que nuestra santidad no se reduzca al cuidado de los fieles, ni se quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y arroje en la sociedad tal esplendor de luz, tanta vida de amor a Dios y a los hombres que sean más que santos de Iglesia, seamos santos del pueblo y de la salvación social. Debemos ser una profundísima vena de espiritualidad mística, que invada todos los estamentos sociales: espíritus contemplativos y activos, servidores de Cristo y de los pobres...

- ¿Es esto lo que explica el estilo “popular” que ha querido imprimir a su familia religiosa: pobreza y sencillez de vida, de ambientes, de medios, vida sacrificada y acotada en función de los demás, partícipe de la ley común del trabajo?

No sólo con la predicación se convierten las almas, sino también con el trabajo. Y si en muchas familias de San Bernardino de Tortona ha entrado el Evangelio... es porque han visto trabajar a los sacerdotes. El pueblo quiere ver realidades. Por lo tanto, no es solamente el sacerdote con la estola al cuello quien puede hacer el bien, sino también el sacerdote que trabaja.

Buscar y curar las heridas del pueblo, buscar las enfermedades, salir a su encuentro en lo moral y lo material. De esta manera nuestra acción será no sólo eficaz, sino profundamente cristiana y

salvadora. Cristo fue al pueblo. Ayudar al pueblo, mitigar sus dolores, devolverle la salud. Debe estar en nuestro corazón el pueblo. La Obra de la Divina Providencia es para el pueblo. Basta de palabras, están llenos los bolsillos de ellas. Lo milagroso será poder devolver las muchedumbres a la fe que tuvieron, reconducirlas al Padre, a la Iglesia: un trabajo popular.

- Tiempo atrás, con motivo de la presentación a la prensa de su libro “En el nombre de la Divina Providencia”, Franca Giansoldati, de la agencia Adkronos, tituló a su artículo “Don Orione: como Karl Marx y Anna Kulisciov”, refiriéndose a algunas páginas suyas “sociales” famosas: la proclama en defensa de las arroceras (“Trabajadores y trabajadoras, llegó la hora de su reivindicación”), el escrito sobre el feminismo (“Mujer, familia y sociedad”), y otros.

¿Ven estas canas? Durante muchos años he visto muchos cambios de cosas y de hombres, también dentro de la Iglesia, y he comprendido que la política no es el medio mejor para atraer las almas. Se ama a la Patria realizando obras de amor, de misericordia, abrazando a los pobres, acogiendo a los pobres, cuidando a los pobres, evangelizando a los pobres, a los pequeños.

Nosotros no hacemos política; nuestra política es la caridad grande y divina, que hace el bien a todos. No miramos otra cosa que almas para salvar. Si hay que tener alguna preferencia, será para quienes nos parezcan más necesitados de Dios, puesto que Jesús ha venido más para los pecadores que para los justos. ¡Almas y almas! Esta es nuestra vida; este es nuestro grito, nuestro programa, toda nuestra alma, todo nuestro corazón: ¡Almas y almas!

 

- ¿Por dónde se empieza a educar a los jóvenes en la caridad? ¿Cuál es la primera lección?

Hay que huir de una blasfemia y usar una jaculatoria. La blasfemia: “Yo no me meto, no me toca a mí”. La jaculatoria: “Voy yo”.

- Decir caridad quiere decir con frecuencia, limosna, asistencia de quienes tienden a dejar a los pobres siempre pobres, conservando las propias posiciones de privilegio económico, cultural, social. ¿Qué entiende usted por caridad?

El amor santo que toma el nombre de caridad, es el resultado de la comunión con Jesucristo. Es el fervor de la gracia que no puede detenerse y necesita expandirse. La caridad nos manda no quedarnos en una cómoda benevolencia, sino sentir y tener compasión eficaz de los dolores y las necesidades de los demás, a quienes no debemos contemplar a distancia, puesto que son una misma cosa con nosotros en Cristo. La caridad no excluye nada de la verdad y de la justicia; pero la verdad y la justicia actúan en la caridad.

- Usted ha enseñado de mil maneras, que “nuestra predicación es la caridad”: la caridad de las obras, y antes que nada, la caridad fraterna.

Una sociedad o comunidad hermosa y fuerte, donde reine una dulce concordia de corazones y paz, no puede no ser querida, deseable y edificante para todos. En un mundo en el que no hay más ley que la fuerza; en un mundo en el que resuenan a menudo voces de guerra entre ricos y pobres, entre padres e hijos, entre gobernantes y súbditos; entre las voces de una sociedad que vive y parece que quiere hundirse en el odio, opongamos el ejemplo de una caridad verdaderamente cristiana.

- A diferencia de otros fundadores, usted no ha escogido un tipo concreto de obras, ¿por qué?

Estamos en una época de transformaciones arrolladoras, de manera que no me parece oportuno enquistarnos en una obra, atarnos a una o dos actividades.

el fundador- ¿Por qué en la formación de sus sacerdotes y sus religiosas insiste tanto en el trabajo manual?

Volvemos a empezar como los apóstoles que trabajaban ganándose la vida, y tenían todo el mundo por evangelizar. Volvemos al trabajo, y precisamente al trabajo manual, que domina las pasiones del cuerpo y las malas tendencias del espíritu. Nosotros tenemos que trabajar... para no convertirnos en “sacerdotes señores”, para no falsear el espíritu del Evangelio. Qué gran eficacia, qué hermoso apostolado se realizaría entre los pobres, si todos vieran que el sacerdote predica y trabaja, trabaja y predica, ayuda a los pobres y se gana el pan. Que no se aprovecha de los beneficios parroquiales, de los derechos de estola, para vivir sobre los pobres. Debemos ser los peones de Dios. Quien no quiera ser y no es peón de la Providencia de Dios, es un desertor de nuestra bandera.

- Pobres de salud, pobres de instrucción, pobres de afectos, pobres de casa; entre las distintas instituciones en las que acoge a los pobres, parece que al Pequeño Cottolengo, usted da el valor de símbolo, de modelo, de estilo que valga para todas las otras instituciones.

El Pequeño Cottolengo es como un pequeño grano de mostaza, al que basta la bendición del Señor para un día llegar a ser un gran árbol sobre cuyas ramas se posen tranquilas las aves. Los pájaros aquí son los pobres más abandonados, nuestros hermanos y nuestros amos. Nuestro banco es la Divina Providencia, y nuestra bolsa está en los bolsillos y en el buen corazón de los amigos y bienhechores.

El Pequeño Cottolengo está construido sobre la fe y vive de los frutos de una caridad inextinguible. En el pequeño Cottolengo se vive alegremente: se reza, trabaja cada uno según sus fuerzas, se ama a Dios; se ama y se sirve a los pobres. En los abandonados se ve y se sirve a Cristo en santa alegría. ¿Hay alguien más feliz que nosotros? También nuestros queridos pobres viven contentos: ellos no son huéspedes, no son asilados, sino que son los dueños, y nosotros sus siervos; ¡así se sirve al Señor! ¡Qué hermosa es la vida en el Pequeño Cottolengo! Es una sinfonía de oración por los bienhechores, de trabajo, de alegría, de cantos y de caridad.

- Pero con la necesidad de sacerdotes y de religiosas que hoy tenemos en las Parroquias, en la catequesis, con la necesidad de evangelizadores... ¿no están desaprovechados en un Pequeño Cottolengo aunque sea una obra maravillosa y meritoria?

Corren tiempos en los que si se ve al sacerdote sólo con la estola, no todos le seguirán; pero si alrededor de la sotana ven a los viejos y los huérfanos, entonces sentirán el tironeo... la caridad arrastra... la caridad mueve y lleva a la fe y a la esperanza. Muchos no logran entender los actos de culto, y es necesario añadir las obras de amor. Salvador Sommariva me dijo una vez: No creía en Dios, pero ahora creo porque lo he visto a las puertas del Cottolengo.

- “Dar con el pan material, el dulce bálsamo de la fe”. Para usted, en el fondo del corazón está la salvación de las almas. ¿No puede parecer una manipulación de la caridad, un proselitismo?

Nunca forzar a nadie. Pero hablar con el amor de Dios en el corazón y en los labios, con expresiones que lleguen, que convenzan y conviertan; después Nuestro Señor pensará cómo transformarnos y transfigurarnos a nosotros y a nuestros queridos pobres en él. Él será la vida, el consuelo, nuestra felicidad y la de quienes él lleve con su mano.

- Don Orione, usted mira siempre para adelante, hacia horizontes cada vez más amplios. Verdaderamente en usted se ve, como decía San Bernardo que el amor está siempre en camino con nuevos deseos, con continuos proyectos...

Quisiera llegar a ser alimento espiritual para mis hermanos que tienen hambre y sed de verdad y de Dios; quisiera revestir de Dios a los desnudos, dar la luz de Dios a los ciegos y a los deseosos de mayor luz, abrir los corazones a las innumerables miserias humanas y hacerme siervo de los siervos ofreciendo mi vida a los más indigentes y abandonados; quisiera llegar a ser el insensato de Cristo y vivir y morir en la insensatez de la caridad por mis hermanos.

Amar eternamente y dar la vida cantando al Amor. Despojarme de todo. Sembrar la caridad a lo largo de todos los caminos; sembrar a Dios de todas las maneras, en todos los surcos; sumergirme sin cesar infinitamente y volar cada vez más alto, cantando a Jesús y a la Virgen sin detenerme jamás.

Llenar todos los surcos con la luz de Dios; ser un hombre bueno entre mis hermanos; inclinarme, extender siempre las manos y el corazón para recoger las debilidades y miserias y depositarlas sobre el altar, para que se transformen en fuerza y grandeza de Dios

el fundador Tal vez, sea ésta una de las notas que más deseábamos compartirles desde las páginas de Revista Don Orione. Nada menos que un reportaje al Fundador mismo de la Pequeña Obra.

Quisimos conocerlo, para entender mejor su obra y su pensamiento. Para eso hubo que llegarse hasta su di­rección de Tortona (Italia), en vía Emilia nº 63. Aunque, muy probablemente esta entrevista se podría haber rea­lizado en Buenos Aires, en Chaco, Montevideo, Itatí, San Pablo, Santiago de Chile, o en cualquiera de las casas donde aún viven y laten sus ideales.

Casi sin darnos cuenta, se fue abriendo un diálogo por demás interesante y reflexivo; los razonamientos fluye­ron con serenidad, apuntando siempre a lo más profun­do. Incluso frente a preguntas más incisivas y críticas, no se dejó sorprender, sino que, por el contrario, compartió varias de sus intuiciones y su concepción de la vida. Una vez más pudimos comprobar la vigencia y actualidad de su mensaje.

"Quiero ser un servidor de Cristo y de los pobres"

Publicado en edición Nº48 de Revista Don Orione / Octubre 2009

Don Orione, usted es un hombre de quien hablan todos, un sacerdote de gran corazón. Con usted empezó una maravillosa obra. Hogares, colegios, parroquias, seminarios, centros sociales, misiones, “Pequeños Cottolengos” se encuentran en toda Italia, en Brasil, Argentina, Uruguay, Polonia, España, Palestina... ¿cómo definiría su obra?

No lo sé: siento la tentación de definirla como un lío... vamos para adelante como el tren, confiando en Dios y en su Iglesia, seguros de servir a Cristo en los más necesitados. En cuanto a mí, me parece que el Señor me eligió porque no encontró a otro más miserable e incapaz que yo, para que se vea bien claro que él es el artífice de todo.

 

- La fe en la Divina Providencia está en crisis en la mentalidad moderna; “Dios no existe... y si existe, es como si no existiera”. Sin embargo, para usted, la providencia de Dios es el motivo inspirador de su vida y de su fundación.

Ciertamente, la Providencia Divina es la continua creación de las cosas. La Divina Providencia parece desconocida para el hombre, porque el hombre la ve, y muchas veces no la ama; la toca y muchas veces no cree en ella; ella lo viste mejor que a los lirios del campo, le da de comer, y él cree estar desnudo y en ayunas. Ella gobierna el mundo con su ley armónica y eterna, se esconde y no se deja ver por quien no tiene fe, aun cuando abunde en medios materiales y tenga una vasta inteligencia y mucha cultura.

- Pero hay una objeción contra la “Divina Providencia”: los escenarios de miseria y de muerte en el mundo de hoy, tan caótico e injusto; los numerosos triunfos del mal; las manifestaciones cada vez más deshumanizadas y desesperadas de una sociedad “sin Dios”.

Los pueblos están cansados, están desilusionados; sienten que toda la vida es vana, que toda la vida está vacía sin Dios. ¿Estamos en el alba de un renacer cristiano? ¡Seamos Hijos de la Divina Providencia! No seamos de aquellos catastróficos que creen que el mundo se acaba mañana.

La corrupción y el mal moral son grandes, es verdad, pero sostengo y creo firmemente que el último en vencer será Dios, y Dios vencerá en su infinita misericordia. En esta hora del mundo, hora muy dolorosa y muy triste, decidamos conservar inextinguible y cada vez más encendido el fuego sagrado del amor a Cristo y a los hombres. Sin este fuego sagrado, que es amor y luz, ¿qué quedaría de la humanidad? Con la inteligencia en tinieblas, el corazón frío, gélido más que el mármol de una tumba, la humanidad se debatirá convulsiva entre dolores de todo género sin ninguna clase de consuelo, sólo abandonada a las traiciones, a los vicios y depravaciones sin nombre... Con Cristo, todo se eleva, todo se ennoblece: familia, amor a la patria, ingenio, artes, ciencias, industrias, progreso, organización social.

fuente: revista Don Orione

 

 

ALMAS Y ALMAS !!! TEXTO COMPLETO.

 

I. Scritti di Don Orione, volumen 57, 103-104

¡Almas! ¡Almas! ([12])

No saber ver ni amar en el mundo más que las almas de nuestros hermanos.

Almas de pequeños,

Almas de pobres,

Almas de pecadores,

Almas de justos,

Almas de extraviados,

Almas de penitentes,

Almas de rebeldes a la voluntad de Dios,

Almas de rebeldes a la S. Iglesia de Cristo,

Almas de hijos degenerados,

Almas de sacerdotes malvados y pérfidos,

Almas sometidas al dolor,

Almas blancas como palomas,

Almas simples, puras, angélicas de vírgenes,

Almas caídas en las tinieblas de la sensualidad

Y en la baja bestialidad de la carne,

Almas orgullosas en el mal,

Almas ávidas de poder y de oro,

Almas llenas de sí, que sólo se ven ellas, almas descarriadas que buscan un camino,

Almas dolientes que buscan un refugio o una palabra piadosa,

Almas gritando en la desesperación de la condena

O almas embriagadas por las cicatrices de la verdad vivida:

Todas son amadas por Cristo,

Por todas Cristo murió,

A todas Cristo quiere salvar

Entre sus brazos y sobre su Corazón traspasado. ([13])

Nuestra vida y toda la Congregación deben ser un cántico y juntos un holocausto de fraternidad universal en Cristo.

Ver y sentir a Cristo en el hombre.

Debemos tener en nosotros la música profundísima y altísima de la caridad.

Para nosotros el punto central del universo es la Iglesia de Cristo, y la pieza central del drama cristiano, el alma.

Yo sólo siento una infinita y divina sinfonía de espíritus, palpitantes en torno a la Cruz. Y la Cruz destila para nosotros, gota a gota a través de los siglos, la sangre divina esparcida para cada alma humana.

Desde la Cruz Cristo grita: ¡Sitio! Terrible grito de un ardor que no es de la carne, sino un grito de sed de almas, y es por esta sed de nuestras almas por las que Cristo muere.

 

Yo sólo veo un cielo, un cielo verdaderamente divino, porque es el cielo de la Salvación y de la paz verdadera: Yo sólo veo un reino de Dios, el reino de la caridad y del perdón, donde toda la multitud de la gente es heredad de Cristo y del Reino de Cristo.

La perfecta alegría no puede estar más que en la perfecta entrega de sí a Dios y a los hombres, a todos los nombres, a los más míseros como a los más deformes física y moralmente, a los más alejados, a los más culpables, a los más adversos.

Ponme oh Señor, sobre la boca del infierno para que yo, por tu misericordia, lo cierre. Que mi secreto martirio para la salvación de las almas, de todas las almas, sea mi paraíso y mi suprema beatitud.

Amor de las almas, ¡Almas, almas! Escribiré mi vida con lágrimas y sangre.

(25/2 939) ([14])

Que la injusticia de los hombres no debilite nuestra plena confianza en la bondad de Dios.

Estoy alimentado y guiado por el soplo de una esperanza inmortal y renovadora.

La caridad nuestra es un dulcísimo y loco amor de Dios y de los hombres que no es terreno.

La caridad de Cristo es tan dulce y tan inefable que el corazón ni siquiera lo puede pensar ni decir, ni el ojo ver, ni la oreja oír.

Palabras siempre encendidas.

Sufrir, callar, rezar, amar, crucificarse y adorar.

Luz y paz en el corazón.

Subiré por mi Calvario como manso cordero.

Apostolado y martirio: martirio y apostolado.

Nuestras almas y nuestras palabras deben ser blancas, castas, casi infantiles, y deben llevar a todos un soplo de fe, de bondad, de un bienestar que eleve al cielo.

Tengamos firme la mirada y el corazón en la divina bondad.

¡Edificar a Cristo, siempre edificar! «Petra autem est Christus».

II. Scritti di Don Orione, volumen 57, 104 b-d

Abramos a mucha gente un mundo nuevo y divino, pleguémonos con caritativa dulzura a la comprensión de los pequeños, de los pobres, de los humildes.

Nuestra Italia que ha tenido a los más grandes poetas de Dios y un arte católico altísimo desde Dante a Michelangelo y de Michelangelo a Manzoni.

Son laicos en la poesía italiana los más grandes glorificadores de la Iglesia, desde el Autor del Canto de Hermano Sol al Autor de los Himnos sagrados.

Queramos estar ardientes de fe y de caridad.

Queramos ser santos vivos para los demás y muertos para nosotros.

Cada palabra debe ser un soplo de cielo abierto: todos deben sentir la llama que arde en nuestro corazón y la luz del incendio interior y encontrar a Dios y a Cristo.

Nuestra devoción no debe dejar a nadie frío y aburrido porque debe estar ser de verdad viva y llena de Cristo.

Seguir los pasos de Jesús hasta el Calvario, y después subir con él a la Cruz o a los pies de la Cruz morir de amor con Él y por Él.

Tener sed de martirio.

Servir en los hombres al Hijo del Hombre.

Para conquistar a Dios y aferrar a los otros, es necesario primero, vivir una vida intensa de Dios en nosotros mismos, tener dentro de nosotros una fe dominante, un ideal grande que sea llama que arda en nosotros y resplandezca; renunciar a nosotros mismos para los otros; quemar nuestra vida en un ideal y en un amor sagrado más fuerte.

Nadie que obedezca a dos patrones – a los sentidos y al espíritu – podrá jamás encontrar el secreto de conquistar las almas.

Debemos pronunciar palabras y crear obras que sobrevivan a nosotros.

Mortificarnos en silencio y en secreto.

Sigue tu propia vocación y mantén la fe en tus votos.

Honrémonos de poder hacer los servicios domésticos más humildes.

Debemos ser santos, pero ser santos de tal modo que nuestra santidad no pertenezca sólo al culto de los fieles, ni esté sólo en la Iglesia, sino que trascienda y vierta en la sociedad tanto esplendor de luz, tanta vida de amor de Dios y a los hombres que seamos más que los santos de la Iglesia los santos del pueblo y de la salud social.

Debemos ser una profundísima vena de espiritualidad mística que invada todos los estratos sociales, espíritus contemplativos y activos, «siervos de Cristo y de los pobres».

No se den a la vanidad de las cartas, no se dejen inflar por las cosas del mundo. Comunicarse con los hermanos sólo para edificarlos, comunicarse con los demás sólo para difundir la bondad del Señor.

2) servir a Cristo en los pobres  1) amar en todo a Cristo 3) renovar a Cristo en nosotros y todo restaurarlo en Cristo 4) salvar siempre, salvar a todos, salvar a costa de cualquier sacrificio, con pasión redentora y con holocausto redentor. Almas grandes y corazones grandes y magnánimos.

Fuertes y libres conciencias cristianas que sientan su misión de verdad, de fe, de altas esperanzas, de amor santo de Dios y de los hombres, y que a la luz de una fe grande, verdaderamente grande, propiamente “de aquella” en la Divina Providencia, caminen sin mancha y sin ningún miedo, per ignem et aquam e incluso entre el fango de tanta hipocresía y de tanta perversidad y disolución.

Llevemos con nosotros y bien dentro de nosotros el divino tesoro de esa Caridad que es Dios, y teniendo que caminar entre la gente, sirvamos de corazón a ese celeste silencio que ningún rumor del mundo puede romper y que es la celda inviolada del humilde conocimiento de nosotros mismos, donde el alma habla con los ángeles y con Cristo Señor.

El tiempo pasado ya no lo tenemos: el tiempo que ha de venir no estamos seguros de tenerlo: por tanto sólo este tiempo presente es lo que tenemos y nada más.

En nuestro entorno no faltarán los escándalos y los falsos pudores de los escribas y fariseos, ni las insinuaciones malévolas, ni las calumnias y persecuciones. Pero, oh hijos míos, no tengamos siquiera el tiempo de “volver la cabeza para mirar al arado”, es tanta la misión de caridad que nos empuja y que nos reclama, es tanto el amor del prójimo que nos arde, es tan ardiente el fuego de Cristo que nos consume.

Nosotros somos los embriagados de la caridad y los locos de la Cruz de Cristo Crucificado.

Amaestrar sobre todo con una vida humilde, santa, llena de Él, a los pequeños y a los pobres y seguir el camino de Dios.

Vivir en una esfera luminosa, embriagados de luz y del amor divino de Cristo y de los pobres y del rocío celestial, como la alondra que se eleva, cantando al sol.

Que nuestra mesa sea como un antiguo ágape cristiano.

¡Almas, almas! Tener un gran corazón y la divina locura de las almas.

[1] Nacido en Sasso di Catalda (Potenza) el 15 de septiembre de 1898 y muerto en Roma el 19 de marzo de 1962, Don Giuseppe De Luca fue “un cura romano”, como le gustaba definirse, pero también un fino intelectual relacionado con muchos intelectuales de su tiempo. Fue archivero de la Congregación para las Iglesias Orientales y activo en el movimiento de Acción Católica. Fue un prolífico autor y escritor en prosa; en 1941 fundó la casa editorial “Edizioni di Storia e Letteratura”. Protagonista de los sucesos civiles y eclesiásticos de su tiempo, relacionado con personal amistad con el Papa Juan XXIII que dejó el Vaticano para visitarlo en su lecho de muerte.

[2] Este amigo es Don Pietro Stefani que, desde 1943 a 1946, estuvo en el Instituto de la Vía de Sette Sale, a 30 metros de la casa donde vivía Don Giuseppe De Luca, con quien mantenía una amistad con encuentros muy frecuentes, también porque sustituía a Don De Luca en las celebraciones de las Misas en el Hospicio de las “Hermanas de los Pobres”. Él mismo, recordando la amistad con Don De Luca, escribe: “Le regalé un folio de carta con las palabras autógrafas de Don Orione: ¡Almas, almas! No hizo ningún comentario. Me abrazó conmovido”; ADO L IV, 35.3. Evidentemente, el autógrafo original quedó o retornó al Archivo Don Orione.

[3] El texto de Giuseppe De Luca fue publicado con el título Una página reveladora en “Nuova Antologia” del 1° de marzo de 1943, p. 13-15; el mismo comentario está publicado en el título Una página reveladora de Don Orione en el Boletín “La Piccola Opera della Divina Provvidenza” de mayo de 1943; fue posteriormente recogido en la antología Scritti a petición, Morcelliana, Brescia, p. 253-257; entró también en el volumen Don Giuseppe De Luca. Elogio de Don Orione con otros escritos y comentarios sobre él. Introducción de Giovanni Marchi con Presentación y Apéndices de Loris Capovilla, Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1999, p.93-97.

[4] Giuseppe Zambarbieri nació en Pecorara (Piacenza) el 26 de noviembre de 1914 y murió en Roma el 15 de enero de 1988. Conoció y siguió a Don Orione siendo aún estudiante; estuvo muy cercano a él con tareas de secretario desde 1938 hasta su muerte. Se ordenó primero sacerdote en 1941, y después religioso, en 1943. Fue director en Novi Ligure y después del Pequeño Cottolengo de Milán. En 1958 fue elegido vicario general de la Congregación y, sucesivamente, Superior General desde 1963 a 1975. Tuvo dos hermanos sacerdotes: Ángel después Obispo de Guastalla (+ 1970), y Alberto orionista (+ 1985). Véase la biografía de Ignazio Terzi, Don Giuseppe Zambarbieri. Una integración carismática de Don Orione, Barbati Orione, Seregno, 1993.

[5] Presentación del fascículo “Servir en el hombre al Hijo del Hombre”, fechado el 13 de abril de 1972, por la editora de la Escuela Tipográfica San José de Tortona, de 16 páginas.

[6] La compilación de los volúmenes de los Escritos de Don Orione, hasta el Volumen 64, se remonta a finales de los años 50. Evidentemente estos otros folios de los “Appunti de 1939”, dados a conocer por Don Zambarbieri en 1972, fueron añadidos posteriormente y, para dar continuidad a aquellos denominados “¡Almas, almas!”, se les puso seguidamente las páginas 104 b

[7] Es de notar que en el fascículo impreso el texto aparece nítido y pulido, mientras la fotocopia presente en el Archivo es más bien áspera y se trasparentan las sombras del texto escrito por la otra cara del folio.

[8] Filiberto Guala nació en Montanaro (Turín), el 18 de diciembre de 1907 y murió en la Trapa de las Frattocchie (Roma), el 24 de diciembre de 2000. Fue un personaje muy conocido en Italia. Llevó una vida de activista católico, de manager de alto nivel en la administración pública italiana: fue presidente de INA-Casa, primer administrador delegado de la moderna RAI; organizó y organizó muchas iniciativas para la reconstrucción de Italia después de la II Guerra Mundial. En 1960, dejó todo y se hizo monje trapense. Conoció y frecuentó a Don Orione en los años 1938-1940 recibiendo de él una huella retenida como profunda e indeleble. Puede verse su perfil biográfico en AA. VV., Filiberto Guala l’imprenditore di Dio. Testimonios y documentos, Piemme, Casale Monferrato, 2001.

[9] Texto publicado en la p.11 de Sete di anime. Un texto de Don Orione comentado por Fray Filiberto Guala, “Messaggi di Don Orione” n.10, 1972, p. 11.

[10] Pío Dante Mogni nació en Sarezzano (Alessandria) el 18 de abril de 1907; creció en la escuela de Don Orione, fue religioso ejemplar y docto. Entró posteriormente en la Orden de los Trapenses; murió el 4 de febrero de 1975 en el monasterio de las Tre Fontane de Roma.

 

[11] Servir en los hombres al Hijo del Hombre. La comprensión de los pequeños, de los pobres, de los humildes, “Messaggi di Don Orione” n.21, 1974.

[12] Está escrito sobre el margen izquierdo del folio, casi como para dar un título a lo escrito.

[13] Los titulares son de redacción y no del texto autógrafo.

[14] Esta fecha está escrita así por Don Orione mismo.