martes, 8 de enero de 2019

UNA UNICA GRAN FAMILIA


Papa Francisco en su carta Apostólica a todos los Consagrados (21/11/2014) en el Año de la Vida Consagrada, puso el acento en las familias carismáticas para exhortar a los consagrados, consagradas y laicos animados por un mismo carisma, a tener un fuerte compromiso compartido en el corazón del mundo. También nosotros como Familia Carismática Orionita deseamos caminar por esta senda.
Citamos las palabras del Papa:
Para los fundadores y fundadoras, absolutamente, la regla fue el Evangelio, cualquier otra norma quería ser únicamente una expresión del Evangelio y un instrumento para vivirlo en plenitud. Su ideal era Cristo, unirse a Él totalmente, hasta poder decir con Pablo: «Para mí la vida es Cristo»  (Fil 1,21) (I,1). (…)
En este Año de la Vida Consagrada es oportuno que cada familia carismática recuerde sus inicios y su desarrollo histórico para dar gracias a Dios que ha dado a la Iglesia tantos dones, que la embellecen y la preparan para toda obra buena (cf. Lumen gentium, 12). Para mantener viva la identidad y fortalecer la unidad de la familia y el sentido de pertenencia de sus miembros, es indispensable poner atención en la propia historia.
Con esta carta me dirijo, además de a las personas consagradas, a los laicos que comparten con ellas ideales, espíritu y misión. Algunos Institutos religiosos tienen una larga tradición en este sentido, otros tienen una experiencia más reciente. En efecto, alrededor de cada familia religiosa, y también de las Sociedades de vida apostólica y de los mismos Institutos seculares, existe una familia más grande : la familia carismática, que comprende varios Institutos que se reconocen en el mismo carisma, y sobre todo cristianos laicos que se sienten llamados, precisamente en su condición laical, a participar en el mismo espíritu carismático.
También los animo a ustedes, fieles laicos, a vivir este Año de la Vida Consagrada como una gracia que los puede hacer más conscientes del don recibido. Celébrenlo con toda la familia para crecer y responder a los llamados del Espíritu en la sociedad actual. En algunas ocasiones, cuando los consagrados de diversos Institutos se reúnan entre ellos este Año, procuren estar presentes también ustedes, como expresión del único don de Dios, con el fin de conocer las experiencias de otras familias carismáticas, de los otros grupos laicos y enriquézcanse y ayúdense recíprocamente”. (Papa Francisco, Carta Apostólica a todos los Consagrados, 21.11.2014, III,1).

OBJETIVO: en el día común a toda la familia orionita, encontrarse y festejar juntos al Fundador, reforzando los vínculos entre los diversos componentes o « ramas de la misma planta » y testimoniar en su ámbito la belleza del carisma al servicio de la Iglesia y del mundo.


Por qué celebrar juntos ?
1.      Nuestra realidad: Vivimos en un mundo globalizado que tiende a la comunión, pero la comunión está condizionada con frecuencia por los intereses y las necesidades centradas en el « ego ». Se corre, hay tanto para hacer, que no hay tiempo para el otro... Relaciones virtuales y superficiales prevalecen sobre aquellas reales más profundas. Esto, lamentablemente, también se nota en nuestras comunidades y grupos.
2.      Nuesto ideal : La Iglesia es el pueblo de Dios que camina junto hacia la comunión universal. Toda la humanidad está llamada a ser familia en la civilización del amor... Don Orione pensaba en la Pequeña Obra = en la familia Orionita como “una corriente de agua viva y benéfica  que se derrama en múltiples canales para irrigar y fecundar de Cristo a los estratos más pobres y olvidadados ”, o como “planta única, pero con diversas ramas que viven todas de la ùnica y misma savia, todas miran al cielo, florecientes de amor a Dios y a los hombres”.
3.       Nuestro desafío, lo necesario. Es necesario conocerse recíprocamente, encontrarse, como discípulos misioneros (FDP, PSMC, ISO, MLO) animados por el mismo carisma, que toman iniciativas, que se involucran, que se acompañan, que trabajan, dan frutos y festejan juntos (cf. Evangelii gaudium, n.24). Se propone, entonces, a cada realidad en    contrar una modalidad propia para esta fiesta como familia orionita, tratando de integrar a todos los grupos existentes.
Invitamos a las comunidades a preparar un momento de oración.
Se pueden utilizar los textos que siguen u otros similares.

Ef 4, 1-6
“Yo, «el prisionero de Cristo», les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido. Sean humildes y amables, sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor. Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu: un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo, lo penetra todo y está en todo.

Evangelii gaudium: Carismas al servicio de la comunión evangelizadora
130. El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia evangelizadora con distintos carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia[LG 12]. No son un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie; más bien son regalos del Espíritu integrados en el cuerpo eclesial, atraídos hacia el centro que es Cristo, desde donde se encauzan en un impulso evangelizador. Un signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma. En la medida en que un carisma dirija mejor su mirada al corazón del Evangelio, más eclesial será su ejercicio. En la comunión, aunque cueste, es donde un carisma se vuelve auténtico y misteriosamente fecundo. Si vive este desafío, la Iglesia puede ser un modelo para la paz en el mundo.

131. Las diferencias entre las personas y comunidades a veces son incómodas, pero el Espíritu Santo, que suscita esa diversidad, puede sacar de todo algo bueno y convertirlo en un dinamismo evangelizador que actúa por atracción. La diversidad tiene que ser siempre reconciliada con la ayuda del Espíritu Santo; sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. En cambio, cuando somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros particularismos, en nuestros exclusivismos, provocamos la división y, por otra parte, cuando somos nosotros quienes queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la homologación. Esto no ayuda a la misión de la Iglesia.

Después de la lectura de los textos es conveniente tener un momento de intercambio de las experiencias del ser familia, del ser « orionitas », del trabajo juntos, y se pueden poner en evidencia las alegrìas, las dificultades, las posibililidades, peligros, esperanzas, miedos. 

Algunas preguntas que pueden favorecer dicho intercambio:
1.      Conocemos a todos los componentes de la Familia Orionita ? Qué sabemos de cada una de las ramas de esta « planta única » ?
2.      Cuál es la relación entre los diversos grupos que componen la Familia Orionita: sacerdotes, religiosos/religiosas, consagradas y laicos ?
3.      Qué podemos hacer para mejorar nuestro conocimiento y colaboración para que el carisma testimoniado en común potencie el servicio de la comunión evangelizadora ?

- El guìa del encuentro motiva a los participantes para que intercambien experiencias y los invita a formular « acciones concretas y realizales»

Ponemos en manos de Marìa «  nuestro ser famiglia ».
- Oración conclusiva: « Marìa, Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y que ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya (EG 288).

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