domingo, 13 de septiembre de 2020

AÑMAS Y ALMAS, LA HISTORIA DE ESTOS DOS TEXTOS QUE PERMANECIERON SEPARADOS SIENDO UNO

 

ALMAS Y ALMAS ¡!!

En los apuntes de la primavera de 1939, Don Orione se muestra él mismo, su fe, y su visión de la vida, su carisma y su proyecto. Aquellos apuntes estuvieron separados. Ahora podemos leerlos juntos y de modo consecutivo.

“¡ALMAS, ALMAS!”: Historia de un texto significativo de Don Orione.

Probablemente sea el texto más citado de Don Orione. La larga letanía de Almas, que “Cristo a todas quiere salvar” y por las que Don Orione pide “ponme, Señor en la boca del infierno, para que yo, por tu misericordia, lo cierre”, impresionó a muchos. Son páginas de alta mística y de un lirismo vibrante. Aquí están las líneas esenciales de un programa apostólico que tiene la sencillez y la practicidad evangélicas. Son las palabras con que Don Orione, al cerrarse ya su vida terrena, se muestra a sí mismo, su carisma, su antropología religiosa.

El texto de Don Orione conocido con el título de “¡Almas, almas!” está comúnmente combinado con otro texto, también muy conocido, definido como “Appunti de 1939”. Los dos textos fueron archivados uno detrás de otro entre los Scritti di Don Orione, en el volumen 57: en las páginas 103 – 104 el primero y en las páginas 104 b-d el segundo. En el Archivo Don Orione se ha conservado el autógrafo del texto mismo ¡Almas, almas! en cuatro páginas de 28 x 17 cm, mientras que sólo tenemos la fotocopia de los Appunti de 1939, que ocupan seis páginas. Estos dos textos están considerados como dos partes unidas entre ellas por el género literario “notas autobiográficas” y por la referencia fechada de la primavera de 1939.

¿Cuál es la historia de estas bellas páginas, justamente famosas, de Don Orione?

El primero en ocuparse de estas páginas fue Don Giuseppe De Luca ([1]) que pudo tenerlas entre las manos, dadas por “un amigo que prefiere permanecer desconocido”. ([2]) Se trata, escribe De Luca, de “una hoja ‘in ottavo’, escrito por las cuatro caras, a página llena, tumultuosamente, con uso de sumarios, descuidos evidentes, algunas tachaduras y añadidos en las interlíneas. Cuál era la pretensión de Don Orione, yo no lo sé, ni lo sabe el amigo o al menos no me lo ha dicho. Un borrador de un discurso no parece; y esa fecha entre paréntesis hace pensar en una anotación íntima. Que sea un escrito para otros, no parece claro tampoco: tantas confidencias de sí mismo no las habría hecho. Creemos que estas cuatro páginas sean el residuo sobre papel de una hora de oración; el intento de salvar, con tinta y sombra, un recuerdo de afectos, un pasaje de luz, una señal de momentos llenos que explotan en el silencio y dejados caer quietamente, como cae una tarde entre los árboles en el campo”. De Luca presentó de este modo el texto orionista en su artículo. Una página reveladora publicada en la importante revista “Nuova Antologia” del 1° de marzo de 1943. ([3])

Don De Luca, por tanto, pudo ver y leer sólo el texto “¡Almas, almas!”, el que en la recogida de los escritos de Don Orione corresponde al volumen 57, 103 – 104.

¿Por qué se pensó que los Appunti de 1939 eran una segunda parte?

Probablemente porque en la página 3 de ¡Almas, almas!, aparece la fecha “25.2.1939” después de la frase “Escribiré mi vida con lágrimas y con sangre”. El texto que sigue a esa fecha seguramente fue escrito en un tiempo sucesivo, y por tanto en la primavera de 1939; resulta muy parecido autógrafo de los Appunti de 1939, que Don De Luca no conocía y del que habla sin embargo Don Giuseppe Zambarbieri.

Don Giuseppe Zambarbieri, ([4]) que fue secretario personal de Don Orione y después superior general desde 1963 a 1975, escribe: “Estas páginas de Don Orione donde el Siervo de Dios había dejado algunos pensamientos tal vez después de horas de oración, habían quedado por largo tiempo, desde la primavera del 39, en su mesa de trabajo en la Casa Madre de Tortona. Recogidas por quien tenía el encargo de reordenar las cartas del venerable fundador [es decir, él mismo] fueron después dadas al arcipreste de Borzonasca, Don Ángel Zambarbieri, que las custodió celosamente, inspirado por esas enseñanzas en su servicio parroquial y episcopal. Vienen ahora a ser reproducidos por primera vez, los originales autógrafos, (con el texto frontal para facilitar la lectura) y presentados en el centenario de su nacimiento, como un «mensaje» de Don Orione a los sacerdotes de hoy y de siempre”. ([5])

Resulta evidente que Don Giuseppe Zambarbieri dio al hermano Don Angelo sólo la segunda parte de los folios sin la primera de ¡Almas, almas!, o porque no creyó oportuno dársela, siendo esta parte muy preciosa, o más probablemente, porque no la tenía y estaba en manos de algún otro. Por esta razón pudo ser dejado para que lo viera el “escrito sobre las cuatro caras” a Don De Luca, en 1943, por “un amigo que quiere permanecer en el anonimato”.

Esas páginas siguieron separadas. Se las encontró juntas en el Archivo Don Orione, cuando Don Giuseppe Zambarbieri, habiendo muerto Ángel, su hermano obispo, el 15 de agosto de 1970, quiso recuperar aquel precioso folio o al menos lo hizo fotografiar para ponerlo a disposición de todos. Una ocasión para conocerlo dignamente se presentó en 1972, año centenario del nacimiento de Don Orione. Aquel año, Don Zambarbieri difundió un fascículo editado de 16 páginas, con el título “Servir en los hombres al Hijo del Hombre” publicando los autógrafos de las páginas llamadas Appunti del 1939, con la colocación en el archivo 57, 104 b-d. ([6]) En el fascículo aparece el texto del autógrafo en una página y en la página de al lado la transcripción dactilográfica. ([7])

Surge la pregunta lógica de por qué no publicó también las páginas del ¡Almas, Almas! (57, 103-104). ¿No las tenía?, ¿No las encontró?

Don Giuseppe Zambarbieri estaba encantado con los Appunti de 1939 de Don Orione que definió como “de rara belleza”. En aquel mismo año 1972, además de publicar aquellos autógrafos, pidió a Fray Filiberto Guala ([8]) un comentario a los famosos Appunti de 1939 para un cuaderno de los Messaggi de Don Orione, el n.10, escribiéndole: “El texto fue recogido por mí en la primavera de 1939. Don Orione había sacado fuera tal vez los frutos de una meditación, y las hojas habían quedado sobre su escritorio por tiempo. Visto que no le servían y que no los usaba, se los había dado como recuerdo a mi hermano Don Ángel, sabiendo que le hubiese gustado tenerlos y que los custodiaría celosamente”. ([9])

Más tarde, en 1974, Don Giuseppe Zambarbieri pidió también a fray Pío Dante Mogni ([10]) el comentario a una sola de las páginas de los Appunti del 1939, la primera, que dice “Abramos a mucha gente… hasta todo viva y llena de Cristo. Don Mogni hizo de ella una exégesis de gran agudeza y comprensión espiritual. ([11])

De la pequeña investigación sobre la historia de este texto que aquí publicamos, parece oportuno concluir que estamos frente a dos unidades de texto claramente distintas, también físicamente, y unidas por el contenido y la colocación en el Archivo. La primera ¡Almas, almas!, volumen 57, 103-104, “de cuatro páginas”, en 1943 fue vista y descrita por Don Giuseppe De Luca y fue conservada y catalogada en el Archivo. La segunda unidad de texto – Appunti del 1939, volumen 57, 104 b-c – fue recogida de la mesa de Don Orione y dada el original a por Don Giuseppe Zambarbieri a Don Ángel, su hermano obispo; fue publicada y comentada por Don Mogni en 1972; de ella se conserva hasta ahora sólo la fotocopia.

Parece cierto que De Luca no tuvo a la vista la segunda parte y Don Zambarbieri no tenía la primera parte, porque ambos sin duda hubiesen publicado el texto completo.

Frente a un texto tan bello e importante, surge espontánea la consideración de que mientras la devoción indiscreta privatizó los dos textos durante un cierto tiempo, fue después la responsabilidad hacia Don Orione la que nos los hizo accesible a todos.

Y ahora leamos el texto completo.

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